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Las dudas que dejó Abdeslam, el único terrorista prófugo de París

Los testimonios recogidos tras la matanza del 13-N trazaban un perfil del atacante plagado de incógnitas

Guillermo Altares
Salah Abdeslam, atrás, el 14 de noviembre en una gasolinera francesa.
Salah Abdeslam, atrás, el 14 de noviembre en una gasolinera francesa.Reuters

Este texto fue publicado el 23 de noviembre, 10 días después de la matanza de París. Este viernes, Abdeslam ha sido detenido en Bruselas.

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El único de los autores de los atentados del 13 de noviembre contra París que ha logrado escapar, Salah Abdeslam, cruzó la frontera hacia Bélgica en la misma mañana posterior a la matanza. Las certezas sobre este joven de 26 años se acaban ahí: no está claro cuál su papel en la locura asesina del comando yihadista, aunque tanto su hermano como varias personas cercanas están convencidas de que, en el último momento, no se atrevió a hacer estallar el cinturón de explosivos que llevaba pegado a su cuerpo.

El hermano mayor de Salah, Mohamed Abdeslam, fue detenido por la policía en cuanto fueron identificados sus dos hermanos como miembros del comando, aunque fue posteriormente liberado sin cargos. "Salah es muy inteligente y en el último momento decidió dar marcha atrás", señaló el domingo a la cadena belga RTBF en una entrevista en la que le pidió a Salah que se entregase a la policía. "Vio algo que no se correspondía con lo que esperaba. Quiero recordar que, por ahora, no sabemos si ha matado al alguien, si estaba en el lugar de los hechos", agregó.

Las palabras de Mohamed Abdeslam cuadran con los datos que maneja la policía sobre el papel de Salah en la masacre. Las primeras informaciones le situaban en el grupo que ametralló cinco bares junto a su hermano Brahim, que se mató con explosivos ante un restaurante en el bulevar Voltaire, y un desconocido, que resultó ser el cabecilla, Abdelhamid Abaaoud, cuyas huellas se encontraron en un Kalashnikov. Sin embargo, tanto la localización de su teléfono móvil como un coche Clio abandonado que conducía trazan ahora un recorrido diferente: dejó a los terroristas suicidas del Estadio de Francia –este domingo la policía difundió una fotografía del tercero de ellos para tratar de identificarle, y la BBC informó de que se trataría de M. al Mahmod, que entró por la isla griega de Leros el 3 de octubre, como otro de los terroristas muerto– y luego dejó el coche en el distrito XVIII de París.

En la reivindicación de los atentados por parte del ISIS, se hablaba de un cuarto atentado precisamente en ese distrito, que nunca tuvo lugar lo que cuadraría con la tesis de que Salah dio marcha atrás. De los al menos nueve autores de los ataques que costaron la vida a 130 personas y causaron 350 heridos, seis murieron como terroristas suicidas y otro falleció por disparos de la policía. El presunto organizador, Abaaoud, murió en el asalto contra una vivienda en Saint-Denis junto a otras dos personas, su prima Hasna Aitboulahcen, y otro hombre. La policía cree que se trata de otro miembro del comando todavía no identificado.

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El décimo, Salah Abdeslam, logró escapar tras pedir ayuda a dos amigos, Mohammed Amri y Hamza Attou, que le vinieron a buscar a París desde Bruselas. Ambos están detenidos. Fueron controlados por la policía a las 09.20 del sábado cerca de la frontera belga, pero como no estaba fichado en Francia –sí en Bélgica, aunque por un delito común, un asalto– pudo seguir adelante. Allí se pierde su pista. Según el abogado de Attou, citado por la prensa belga, encontraron a Salah con un cinturón de explosivos "extremadamente nervioso".

Los hermanos Abdeslam provenían del mismo barrio de Bruselas, Molenbeek, y conocían desde la infancia al cabecilla Abaaoud. Desde este distrito, que ahora está en el centro de la investigación, salieron los autores de la matanza. Salah alquiló los coches del comando y las habitaciones de hotel que utilizaron en París. ¿Era solo un logista de los asesinos o tenía que haber abierto un cuarto frente de terror? Una de las muchas preguntas sin respuesta que deja este joven, fugado desde hace diez días. "Está claro que Salah no se hizo estallar durante los atentados en París", declaró a la cadena BFM Nathalie Galant, la abogada de su hermano. "Si debía participar, quiere decir que dio marcha atrás y que ahora es un objetivo del ISIS, pero también de la policía porque actualmente se le presenta como el enemigo público número 1. La mejor solución para él es entregarse".

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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