Las cinco claves para seguir las primarias de New Hampshire
Sanders parte como el favorito de los demócratas y Trump intenta conseguir su primera victoria
1. El poder de los independientes
New Hampshire celebra este martes las primeras elecciones primarias propiamente dichas en Estados Unidos: los caucus o asambleas electivas de la semana pasada en Iowa son un proceso distinto.
Las primarias sirven para determinar quiénes serán los candidatos republicanos y demócratas en las elecciones presidenciales de noviembre. Entre hoy y junio votará el resto de estados.
Una peculiaridad de New Hampshire es el peso de los independientes, los votantes que no están adscritos a ningún partido y que, al contrario que en otros estados, pueden votar a candidatos de uno u otro. Son un 40% del total.
Los candidatos republicanos son 9, tras los tres abandonos posteriores a Iowa. Se repartirán 23 delegados en proporción a los votos que obtengan, pero siempre que llegue a al menos un 10% del total. Los demócratas harán lo mismo con 24 delegados. Como solo hay dos aspirantes, el porcentaje mínimo, que en su caso el del 15%, no es un problema para ninguno.
Las urnas, según dicta la ley, deben abrir al menos entre las 11.00 y las 19.00. Pero cada ciudad fija su propio horario y la mayoría permite votar entre las 8.00 y las 19.00. Otras lo alargan desde las 6.00 y hasta las 8.00. Además, hay tres pequeña aldeas (Hart’s Location, Dixville Notch y Millsfield) que podían votar desde la medianoche pasada y cerrar las urnas cuando todo el pueblo hubiese votado.
2. Sanders, favorito
La pugna de los demócratas se libra entre el senador Bernie Sanders, que poco más o menos juega en casa, pues es senador del estado vecino de Vermont, y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, que intentará evitar una derrota demasiado abultada. La media de los sondeos otorga a Sanders un 53,9% de los votos, frente al 40,7% para Clinton.
En los caucus de Iowa la ex secretaria de Estado partía primera en las encuestas y el resultado fue prácticamente empate: 49,8% frente al 49,6%.. El descontento social por la crisis y la desigual recuperación se ha traducido en un apoyo inusitado a un socialista en un país en el que este término se asocia al comunismo.
Aun así, cuando las primarias viajen a otros estados del sur y con mayor diversidad cultural que New Hampshire, estado donde del 90% de la población es blanca, Clinton debería de recuperar terreno. Sigue siendo la clara favorita.
3. Del Marco-mentum al Marco-bot
No hay campaña electoral estadounidense sin relato. El relato es fluctuante y varía día a día. Hace una semana el relato —el consenso mediático-político sobre la evolución de la campaña— hablaba de marco-mentum, contracción de Marco Rubio, el senador republicano por Florida que quedó tercero en Iowa y superó las expectativa, y momentum, palabra clave en la jerga política. Momentum significa impulso. Rubio salió de Iowa con impulso, casi como un nuevo favorito. De ahí el marco-mentum.
Pero el sábado, en el último debate republicano, Rubio tropezó. El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, le acusaba de recurrir automáticamente frases hechas, latiguillos dialécticos, y Rubio replicaba usando estas frases hechas. Proyectó la imagen de un candidato prefabricado, sin capacidad de improvisación, desconcertado cuando le sacaban del guión. Un robot. El Marco-bot.
El relato ha dado un giro. Hace una semana, Rubio era el hombre del momento; tras el debate el péndulo se ha desplazado al extremo contrario, el momentum ha frenado en seco y el candidato vive horas bajas. Esto dice el relato, que no siempre coincide con la realidad.
4. Pelea por el segundo lugar
Los sondeos son unánimes: el magnate Donald Trump ganará las primarias de New Hampshire. Toda la intriga está en quién quedará segundo. Cuatro candidatos se disputan la plata. Si alguno queda segundo con ventaja clara respecto al tercero, lo reivindicará como una victoria. El momentum será suyo.
En New Hampshire han salido a escena los tres gobernadores que aspiran a la Casa Blanca: John Kasich (Ohio), Chris Christie (Nueva Jersey) y Jeb Bush, exgobernador de Florida. Los tres obtuvieron resultados mediocres en Iowa. Ahora se disputan con el senador Marco Rubio el segundo lugar. Los tres —Christie, con un ataque frontal en el debate del sábado; los demás con más discreción— se han esforzado por desactivar el marco-mentum.
Se postulan como hombres experimentados en la gestión gubernamental, en contraste con la aparente liviandad de un senador: un gobernador gobierna; un senador hace discursos, El mensaje más o menos sutil: Estados Unidos ya eligió a un senador en 2008 (Barack Obama) y el resultado, según la visión republicana, está a la vista.
5. Trump, traca final tras días en tono menor
El magnate Donald Trump ha mantenido un tono bajo en New Hampshire. Quizá porque salió tocado de Iowa, donde quedó segundo y perdió el aura —promovida por él mismo— de eterno ganador. Por primera vez en seis meses, la campaña no giraba en torno a él. Los focos estaban en otro lugar.
El lunes por la noche, en el mitin final de su campaña, regresó el viejo Trump. Provocador, showman, grosero, ofensivo, digresivo, paródico.
Repitió su promesa de construir un muro en la frontera con México. “El Muro impedirá que la heroína y las drogas lleguen a New Hampshire", dijo.
Después de varios circunloquios —Trump improvisa, salta de un tema a otro, se interrumpe a sí mismo, regresa al tema original— dijo: "Los muros funcionan: pregunten a Israel. No hablo de muros pequeños, sino de muros serios. De muros Trump".
El público, miles de personas en un pabellón deportivo de Manchester, la mayor ciudad de New Hampshire, respondieron gritando: ”USA, USA”.
"¿Quién demonios pagará el Muro?", preguntó Trump. "México", respondió el público. “¿Quién?" “México”. Por el tono —no por el contenido— parecía más un espectáculo cómico que un acto electoral.
El momento culminante de la noche llegó cuando Trump hablaba de su rival Ted Cruz y una mujer del público gritó: ‘¡Pussy!’ Miedica.
“Ha dicho algo terrible”, dijo Trump con tono de fingida indignación tras escuchar el insulto, de connotaciones vulgares. “No te permito decir esto", continuó. “Ha dicho que es un ‘pussy’. Es terrible”.
Trump ya tenía el titular y los focos.
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