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Turquía ayuda a los refugiados sin abrir la verja

Ankara monta campamentos del lado sirio y solo permite entrar a los heridos

Refugiados sirios se dirigen en Kilis (Turquía) a su campamento.Foto: atlas | Vídeo: CHRIS MCGRATH (GETTY) / ATLAS
Andrés Mourenza

El paso fronterizo de Bab al Salam-Öncüpinar funcionaba este domingo en un solo sentido: de Turquía a Siria. Camiones de organizaciones humanitarias, del Gobierno turco y de ACNUR cruzaban hacia Siria desde Kilis. Mientras, el carril de salida permanecía cerrado, pese a que al otro lado continúan aglomerándose miles y miles de personas que huyen del ataque sobre la ciudad de Alepo lanzado conjuntamente por el régimen de Bachar el Asad, sus milicias aliadas y la aviación rusa.

Desde Turquía es posible advertir cómo las lonas blancas de las tiendas de campaña van extendiéndose al otro lado de la frontera. “Hay como cinco kilómetros a lo largo de los que están esparcidos los refugiados”, relató un periodista local, recién salido de territorio sirio. “Vemos un gran incremento del número de bajas civiles porque la intensidad de los bombardeos es muy superior a lo que habíamos visto hasta ahora”, aseguró Christine Nyirjesy, portavoz de la ONG Mercy Corps, activa en la provincia de Alepo. “Estimamos que entre 70.000 y 80.000 personas están dirigiéndose hacia Turquía, y el número podría convertirse rápidamente en cientos de miles”.

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El Gobierno turco lleva tiendas de campaña, mantas y alimentos al otro lado de la frontera. Pero no es suficiente. “Estamos alojando hasta ocho familias por tienda. Agradecemos los esfuerzos de Turquía, pero el número de personas es muy alto y no basta con esto”, explicó Nazim al Hafiz, a quien este domingo se permitió pasar a territorio turco como portavoz de los desplazados para mantener una reunión con las autoridades turcas. “Si Dios quiere, Turquía abrirá pronto la puerta”, añadía a modo de anhelo.

Pero Turquía, que ya acoge a más de 2,5 millones de refugiados sirios, pretende por el momento que los desplazados de Alepo permanezcan en Siria. “Turquía ha alcanzado el límite de su capacidad de absorber refugiados”, dijo el viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, en una entrevista a la cadena CNN Türk, aunque concedió que si la situación empeora, su Gobierno no tendrá otra opción que aceptarlos: “Esta gente no tiene otro lugar adonde ir. O mueren bajo las bombas… o les abrimos la puerta”.

De momento, el Gobierno turco sólo permite cruzar a “casos excepcionales”, es decir, aquellos que requieren de una atención médica urgente, fundamentalmente heridos, enfermos graves y mujeres de parto. En la tarde del domingo, las ambulancias procedentes del paso fronterizo llegaban al hospital de Kilis a razón de tres o cuatro cada hora. Las autoridades provinciales sólo reconocen haber ingresado a 15 heridos en el fin de semana, pero un empleado del área de cirugía aseguró a EL PAÍS que los médicos están tratando a decenas y que incluso se han derivado casos a otros hospitales. “Estamos trabajando a pleno rendimiento”, explicó otro enfermero.

Fuertes bombardeos

Walid, un anciano de unos 70 años, huyó a principios de semana de la localidad siria de Tal Rifat debido a los intensos bombardeos. Según diversas fuentes consultadas en la frontera, la aviación rusa está utilizando bombas de racimo —muy dañinas para la población civil y prohibidas por las convenciones internacionales— e incluso armas termobáricas (bombas de vacío), según denunció a este medio un activista de Alepo. A Walid le han permitido cruzar a Turquía para acompañar a un pariente al hospital de Kilis herido en el ojo a causa de la metralla expelida por la detonación de una de estas bombas.

Sin embargo, la mayor parte de personas atendidas en Kilis son combatientes ligados al Frente Levantino, una coalición de grupos rebeldes —muchos de ellos islamistas— que luchan contra el régimen en Alepo. Es el caso de Muhammed Hüseyin, comandante vinculado a dicho frente. A su lado, su compañero Yelal Nasan se lamentaba: “El Asad, con la ayuda de Rusia e Irán, y el Estado Islámico nos atacan. Y a nosotros, ningún país extranjero nos ayuda a luchar contra El Asad”.

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