Clinton abraza el legado de Obama para alejar a su rival Sanders
La demócrata aparca las críticas al presidente y se presenta como la candidata continuista
Con la campaña más reñida que nunca, Hillary Clinton recurre a Barack Obama. Las rencillas y discrepancias con su antiguo rival electoral y jefe parecen olvidadas. Clinton se postuló la noche del domingo como la mejor opción para preservar el legado de Obama en un intento de alejarse del senador Bernie Sanders, que se le va acercando en las encuestas. A menos de dos semanas para el inicio del proceso de caucus y primarias para determinar el candidato demócrata a la presidencia, Clinton se presenta como la aspirante continuista.
El cuarto debate televisivo de los candidatos demócratas, celebrado en Charleston (Carolina del Sur), propició un choque vibrante entre Clinton y su rival Sanders, hasta ahora inédito en la campaña. La exsecretaria de Estado y el senador por Vermont mantuvieron vigorosos intercambios de opiniones en un abanico de asuntos, como la atención sanitaria, el control de las armas de fuego o la regulación del sistema financiero.
Los observaba en un segundo plano el tercer aspirante, Martin O’Malley, que tiene un apoyo testimonial en las encuestas.
En la mayoría de asuntos, Clinton apeló a Obama para defenderse. La candidata prometió ampliar los hitos del presidente cuando este abandone la Casa Blanca en enero de 2017. Descartó virajes sonados y enfatizó su experiencia en las últimas dos décadas como primera dama, senadora y jefa de la diplomacia estadounidense. Era su estrategia para dibujar a Sanders como un político demasiado idealista e imprevisible, y alertar de los riesgos de su llamada “revolución política”.
La candidata corteja al votante negro
Hillary Clinton intentó posicionarse como la candidata más cercana a la comunidad afroamericana mediante críticas a la disparidad racial. Clinton goza de más apoyo que Bernie Sanders entre los votantes negros.
La campaña es consciente de que ese apoyo puede ser clave en Carolina del Sur, el cuarto Estado en celebrar primarias, a final de febrero, y que en 2008 encumbró la candidatura de Barack Obama. En caso de perder las dos primeras primarias, en Iowa y New Hampshire, Clinton necesitaría un buen resultado en Carolina del Sur. Allí se celebró el debate televisivo del domingo.
Sanders se declara socialista, un término que puede tener connotaciones negativas en este país, y aspira a movilizar al flanco más izquierdista del partido con su retórica encendida contra el sistema financiero, la influencia del dinero en política y el establishment que simboliza Clinton.
En los últimos meses, Clinton se ha distanciado de Obama en el tratado comercial con los países del Pacífico, las deportaciones de inmigrantes o sus estrategias en Siria e Irán. Nada de eso sucedió en el debate de Charleston. Todo fueron elogios. Incluso cuando se le preguntó dos veces sobre Siria pese a que, como secretaria de Estado, defendía un enfoque más combativo contra Bachar el Asad.
La popularidad de Obama
Obama es el político demócrata más popular. El presidente no ha dicho cuál es su candidato favorito. Clinton hizo el domingo esfuerzos para granjearse su apoyo. Es una estrategia que contrasta con la de Al Gore en las elecciones del 2000 cuando el entonces vicepresidente evitó asociarse con el legado del presidente Bill Clinton, marido de Hillary.
La sanidad fue un ejemplo de la estrategia de Hillary Clinton. Sostuvo que la propuesta de Sanders de impulsar una atención sanitaria universal ponía en riesgo la reforma sanitaria de Obama: “Es uno de los grandes logros del presidente Obama, del Partido Demócrata, y de nuestro país”.
También recurrió al presidente para repeler el reproche de Sanders por haber recibido dinero de grandes bancos. “No solo me afecta a mí. Lo puedo aceptar, pero ha criticado al presidente Obama por recibir donaciones de Wall Street, y ha sacado a nuestro país de la Gran Recesión”, dijo y recordó que Sanders llamó débil al mandatario. El senador respondió declarándose amigo de Obama y destacando que lo apoyó en la campaña de 2008 frente a, precisamente, Clinton.
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