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Una republicana conciliadora para dar la réplica a Obama

La gobernadora Nikki Haley es mujer, joven e hija de inmigrantes

Silvia Ayuso
La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dio la réplica republicana
La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dio la réplica republicana

La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, se convirtió este martes en la quinta mujer en la historia de Estados Unidos que da la tradicional réplica al discurso sobre el Estado de la Unión del presidente, tras ser elegida por su Partido Republicano para responder a la última alocución anual del demócrata Barack Obama. Su selección, que de por sí significa un gran honor destinado solo a figuras que el partido de turno considera estrellas emergentes, ha disparado los rumores de su posible elección como vicepresidenta en la carrera republicana hacia la Casa Blanca. Sobre todo porque Haley, pese a sus sólidos principios conservadores, está considerada una figura conciliadora, algo raro en un partido que en la larga campaña ha endurecido su retórica, alienando a sectores clave del electorado como las minorías o las mujeres.

En su discurso, Haley acusó a Obama de no haber estado “a la altura” de sus grandes promesas y cuestionó desde los avances económicos de su administración —“muchos estadounidenses siguen sintiendo el ahogo de una economía demasiado débil para aumentar los niveles de ingresos”— a sus logros en política exterior. La republicana atacó sobre todo a Obama en uno de los temas que más preocupan a los estadounidenses tras la matanza de San Bernardino hace un mes y los avances del Estado Islámico (ISIS). “Estamos ante la amenaza terrorista más peligrosa que nuestra nación ha visto desde el 11-S y este presidente parece incapaz, o no dispuesto, a afrontarla”, acusó Haley, quien celebró el “pronto” fin del mandato del demócrata y, con ello, “la oportunidad de tomar otra dirección”.

Pero más que el contenido, lo importante para Haley era no cometer errores en un discurso considerado clave para su carrera política en el partido conservador que, a juicio del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, es “brillante”.

“Si quieres escuchar a un líder incluyente que es visionario, que tiene un plan para el futuro y que ha logrado unir a la gente, esa es Nikki Haley”, aseguró Ryan, responsable de su elección, a la cadena CNN.

Ryan sabe bien lo que significa la oportunidad de dar la réplica al presidente, sobre todo en el último discurso del mandatario, al que le queda ya solo un año de mandato. Él mismo fue el encargado de dar la respuesta republicana al discurso de Obama en 2011. Un año más tarde, era elegido por el candidato presidencial republicano Mitt Romney como su compañero de fórmula para la vicepresidencia. El senador Marco Rubio fue el seleccionado para la réplica del discurso de Obama en 2013. Ahora compite por la candidatura presidencial republicana y podría ser uno de los que elijan a Haley para la vicepresidencia de lograr ser el nominado.

Claro que también se habla de la “maldición” de la réplica al discurso principal del año de un presidente. Que se lo digan a otro pionero republicano, el gobernador por Luisiana y también de origen indio Bobby Jindal, elegido para esta tarea en 2009, en el primer discurso de Obama. Hasta entonces, Jindal era considerado la estrella naciente de los republicanos, pero el pobre discurso que dio hundió su carrera en el partido. El pasado noviembre, abandonó la carrera presidencial republicana.

Para la presidenta del Comité Nacional Demócrata, Debbie Wasserman Schulz, está muy claro por qué el Partido Republicano escogió a la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, para dar la réplica al último discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Barack Obama. “Ha sido elegida porque el Partido Republicano tiene un problema de diversidad”, sostuvo la máxima responsable del partido del mandatario.

Ciertamente, como mujer relativamente joven —43 años— e hija de inmigrantes indios, la gobernadora republicana de Carolina del Sur encarna las características de aquellos sectores de votantes que se le siguen escapando a un partido conservador cuyo elector promedio es “demasiado blanco, demasiado viejo y mayoritariamente masculino”, según han reconocido desde las propias filas de la formación.

De hecho, la “orgullosa hija de inmigrantes indios”, como se definió durante la réplica, se desmarcó claramente de la línea antiinmigrante y xenófoba adoptada por muchos de los aspirantes a la candidatura presidencial republicana. “En tiempos de amenazas y ansiedad, puede ser tentador escuchar los cantos de sirena de las voces más enfadadas. Debemos resistir esa tentación. Nadie que esté dispuesto a trabajar duro, cumplir nuestras leyes y amar nuestras tradiciones debería sentirse jamás no bienvenido en este país”, sostuvo, aunque subrayó que tampoco se puede permitir una entrada ilegal y descontrolada de inmigrantes. En líneas generales, dijo, el Partido Republicano tiene que admitir que tiene parte de culpa en la "quiebra" de confianza en el gobierno y que debe "empezar a trabajar para arreglarlo".

Pero Nimrata “Nikki” Randhawa Haley, que así es su nombre completo, representa otra cosa más importante aún para un partido cuyos candidatos a la Casa Blanca han adoptado algunas posturas tan extremas que podrían alienarlos de los votantes más moderados, así como de las minorías negra e hispana.

Porque aunque nadie duda de sus credenciales conservadoras —ha respaldado leyes que restringen el aborto— está considerada una figura conciliadora al menos desde que, el verano pasado, diera un respaldo clave para desterrar la controvertida bandera confederada, símbolo del racismo persistente aún sobre todo en el sur del país.

Fue tras la matanza racista de nueve negros en una iglesia de Charleston a manos de un joven supremacista blanco. “Es el momento de sacar la bandera de los terrenos del Capitolio”. Con estas palabras, Haley se ganó ovaciones de la población negra —otro de los votos que eluden a los republicanos— y de numerosos políticos demócratas que venían presionando, hasta entonces sin éxito, para eliminar un símbolo racista. Este martes, volvió a apelar a la unidad del país ante amenazas que afectan a todos y pidió el respeto a las opiniones divergentes, incluso en cuestiones como el matrimonio gay. En un tono acordemente conciliador, llamó a todas las partes, también -o especialmente- a los republicanos, a "bajar el volumen para que se pueda escuchar a todos".

Un cubanoamericano da la réplica republicana en español

La apuesta del Partido Republicano por intentar dar un toque de diversidad y moderación se completa con la elección del congresista Mario Díaz-Balart para dar la réplica en español al discurso de Obama. El congresista por Florida, cubanoamericano, es un firme detractor de políticas de Obama, desde la reforma de salud a sus iniciativas exteriores, sobre todo el proceso de normalización de relaciones con Cuba. Pero —y ahí se desvincula de buena parte de su partido y, sobre todo, de los candidatos presidenciales— Díaz-Balart ha seguido defendiendo la necesidad de una reforma migratoria pese al no rotundo de su formación, que corre el riesgo así de alejar aún más al voto hispano, clave para llegar a la Casa Blanca.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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