La nueva Asamblea venezolana toma hoy posesión en un clima de tensión
Los actos hostiles del chavismo marcan la instalación, prevista hoy, del nuevo Parlamento
En medio de fuertes medidas de seguridad, este martes en la mañana se ponían a punto los preparativos en Caracas para instalar una Asamblea Nacional inédita en muchos aspectos: el principal, que se trata de la primera desde el año 2000 con mayoría opositora.
El centro histórico de la capital venezolana amaneció tomado por fuerzas militares y piquetes antidisturbios de la policía. Hasta tres anillos de seguridad controlaban el acceso al Palacio Federal Legislativo, la decimonónica sede de la Asamblea Nacional. Seis estaciones del metro de Caracas permanecían cerradas, mientras se reportaban retenes del tránsito en las autopistas que conducen a Caracas desde el oeste y el este del país.
Las previsiones de los cuerpos de seguridad lucían acordes con la expectativa de desórdenes que hasta la víspera prevalecían con respecto a la jornada. Tanto oficialismo como oposición habían convocado a sus militantes a apersonarse en las calles del centro de Caracas para apoyar a sus respectivas bancadas. Los llamados simultáneos prometían crear el caldo de cultivo para una batalla campal.
No obstante, horas antes el presidente Nicolás Maduro pidió a sus seguidores que se permitiera instalar “tranquila y en paz” a la Asamblea Nacional, y a las Fuerzas Armadas garantizar el orden durante el acto de constitución del parlamento. El pedido explícito de Maduro en la víspera del compromiso, transmitido por cadenas nacional de radio y televisión, desactivó el potencial conflicto.
El mandatario anunció que con las autoridades militares se había acordado confinar la movilización de los simpatizantes del chavismo en un sector al oeste del palacio presidencial de Miraflores, mientras se reservó a la oposición un área al este de la Asamblea Nacional. “Si se quieren movilizar lo pueden hacer en paz”, dijo a los manifestantes de oposición, a quienes, por vía de los hechos, desde febrero de 2014 se había prohibido marchar por el municipio Libertador del área metropolitana, correspondiente al centro-oeste de la capital. “Si quieren salir lo pueden hacer en un perímetro estudiado, con suficiente espacio para que el paso a la Asamblea no quede obstruido, siempre que sea en paz”.
Se desconoce qué tipo de presiones o de reflexión condujo a Maduro a deponer por un momento el acoso al que somete a la Asamblea Nacional –la “asamblea burguesa”, como la llama- desde que el 6 de diciembre los resultados de las elecciones parlamentarias dejaron saber que la nueva legislatura contaría con una mayoría absoluta de dos tercios de las curules, 112 de un total de 167, en manos de la oposición. El chavismo ha promovido entre tanto la apertura de un Parlamento Comunal paralelo y la consignación ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de varios recursos para impugnar los resultados de los comicios. El tribunal, dominado por el oficialismo, los aceptó y emitió una medida cautelar para suspender en uno de los casos, el de la circunscripción del estado de Amazonas, la investidura de sus cuatro diputados electos –tres de oposición y uno del Gobierno-.
Resultó significativo, en todo caso, que la tregua decretada por Maduro ocurriera apenas horas después de que en su cuenta de Twitter el ministro de la Defensa, el general del Ejército Vladimir Padrino López, se pronunciara exigiendo a la clase política excluir “a la Fuerza Armada de esta diatriba”, a la vez que proclamó que los militares no buscan “subvertir el orden constitucional ni (…) desconocer la institucional democrática”.
El lunes uno de los grupos de choque del chavismo, el Colectivo La Piedrita del barrio 23 de enero (oeste de Caracas), había convocado a sus integrantes a “rodear la Asamblea Nacional” para protegerla de la embestida de la oposición. El mismo día, el secretario general del opositor partido Acción Democrática (AD) y previsto presidente de la nueva Asamblea, Henry Ramos Allup, fue insultado y zarandeado a las afueras del parlamento, al que finalmente no pudo entrar, por una turba pro oficialista.
A pesar de estos presagios violentos, el martes cerca de las once de la mañana locales predominaba una Ramos Allup había llegado al hemiciclo. Apenas un centenar de activistas respondían hasta el momento al llamado de los grupos de base en el barrio 23 de enero.
Se prevé que Ramos Allup ganará con los votos de la oposición la presidencia de la Asamblea Nacional, cuya directiva debe elegirse hoy mismo. En cambio persistía la incógnita acerca de si la oposición insistirá en desacatar, como ha anunciado, la suspensión del Tribunal Supremo de sus diputados en Amazonas. Según rumores que se dejaron oir el lunes en medios políticos, la oposición se propondría asumir el parlamento con 109 representantes para, en una sesión posterior, juramentar a los tres diputados en cuestión.
El Tribunal Supremo estudia todavía el fondo del asunto. De fallar a favor de las impugnaciones introducidas por el chavismo, podría ordenar la repetición de las votaciones en los circuitos electorales objetados, donde la oposición cosechó nueve diputaciones el 6 de diciembre contra una sola del oficialismo.
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