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Miembros de las dos facciones libias pactan formar un Gobierno

El acuerdo lo refrendan decenas de diputados pero no lo apoyan los líderes de las partes

Francisco Peregil
Miembros de las delegaciones de los Parlamentos de Trípoli y Tobruk celebran la firma del acuerdo sobre el Gobierno de unidad, este jueves en Sjirat.
Miembros de las delegaciones de los Parlamentos de Trípoli y Tobruk celebran la firma del acuerdo sobre el Gobierno de unidad, este jueves en Sjirat.FADEL SENNA (AFP)

La ONU ha logrado por fin que varias decenas de diputados libios firmen un pacto para la formación de un Gobierno de unidad que debería comenzar a funcionar en un mes. El nuevo enviado especial de la ONU para Libia, el alemán Martin Kobler, quien heredó este mes el trabajo efectuado durante un año por el español Bernardino León, ha conseguido este viernes en el municipio marroquí de Sjirat la anhelada firma. Ha sido tremendamente difícil conseguir ese acuerdo y va a ser aún más difícil mantenerlo.

De entrada, los diputados libios firmantes no cuentan con el respaldo oficial de sus respectivos órganos parlamentarios, el Congreso General Nacional (de Trípoli) y la Cámara de Representantes (de Tobruk). Su apoyo lo ejercen a título individual. Por tanto, las piedras que ya se encontró Bernardino León cuando anunció hace dos meses esta misma composición de Gobierno, siguen estando ahí. Ni Aqila Salah, presidente del Congreso de los Diputados en Tobruk, ni Nouri Abu Sahmein, presidente de la Cámara rebelde en Trípoli, respaldan —de momento— al Gobierno de unidad.

El nuevo Gobierno, eso sí, cuenta con un respaldo de la comunidad internacional unánime. Tanto los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU como los países vecinos y los países más implicados en el conflicto, se han mostrado a favor del nuevo Gobierno. El propio ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, ha saludado el acuerdo de unidad como primer paso de un proceso que debe poner fin a la expansión en dicho país del autodenominado Estado Islámico, “antes de que sea demasiado tarde”, controlar la inmigración ilegal y reanudar la actividad económica, paralizada por la guerra civil, informa Miguel González. A su llegada a la ciudad marroquí de Sjirat, donde se ha reunido con el futuro primer ministro libio, Faed Serraj, Margallo ha explicado que España, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, trabaja ya en una resolución que reconozca al nuevo Gobierno como único representante legítimo de Libia.

El apoyo internacional no puede ser mayor. Y tal vez eso se traduzca muy pronto en la ayuda económica y militar. Pero falta por ver si el nuevo Gobierno contará con las condiciones mínimas de seguridad para desempeñar su labor en Trípoli.

Los más críticos con el acuerdo señalan que a partir de ahora habrá tres Gobiernos en Libia: el de Trípoli, que nunca fue reconocido por la comunidad internacional, el de Tobruk que ya no será oficialmente reconocido, y el que ha nacido este jueves en la localidad marroquí de Sjirat, a media hora en coche desde Rabat. Los más optimistas, como el propio Martin Kobler, aseguran que el camino era el único posible. “No pueden olvidar que éste es el comienzo de un viaje difícil”, recalcó Kobler tras la firma del acuerdo.

Como muestra de las dificultades que quedan por delante, sirvan los enfrentamientos registrados en Trípoli este miércoles entre varias milicias, unas a favor y otras en contra del acuerdo. Este miércoles, Martin Kobler advertía: “Solo tenemos un 75% de gente que está feliz con el acuerdo. Pero es un buen comienzo”.

El nuevo Gobierno dispone de un año para impulsar la redacción de una nueva constitución y someterla a referéndum. Mientras tanto, deberá poner en marcha el desarme de las milicias, algo imposible desde hace cuatro años, cuando fue derrocado Muamar el Gadafi. Y toda esa labor recaerá principalmente sobre las espaldas del nuevo presidente provisional, Fawzi Serraj, un diputado proveniente de Trípoli y perteneciente al Parlamento de Tobruk.

Fawzi Serraj fue a quien Bernardino León consideró la persona idónea para encabezar el primer Gobierno de transición. Ni el propio Serraj se esperaba tamaña responsabilidad. La primera noche en que León le comunicó el nombramiento Fawzi Serraj confesó sus temores. No es un hombre especialmente carismático ni de carácter fuerte. Pero León consideró que es una persona capaz de forjar los consensos necesarios que necesita el país en estos momentos.

Destacados expertos en Libia, como los miembros del centro de análisis International Crisis Group, se mostraban partidarios de que la ONU fuera más prudente en su afán por instaurar un Gobierno de unidad e intentara atraer el mayor apoyo posible. Pero varios expertos de la ONU consultados por este diario indicaron que el tiempo se echaba encima en Libia; que ninguno de los dos Gobiernos —ni el de Trípoli ni el de Tobruk— tenían ya legitimidad para seguir ejerciendo sus funciones, que el Estado Islámico cada vez iba ganando más terreno en el país, y que la situación humanitaria era tan grave que había que forjar una salida.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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