El Papa condena la “explotación laboral” en la capital textil de Italia
Bergoglio visita Prato, donde murieron siete trabajadores chinos mientras dormían en sus puestos de trabajo: "Cada ser humano merece respeto y un trabajo digno"
Durante su visita a la ciudad toscana de Prato, capital de la industria textil en Italia y símbolo de la globalización, el papa Francisco se ha referido a la muerte, en diciembre de 2013, de siete trabajadores chinos durante el incendio de la nave industrial en la que vivían y trabajaban. “Es una tragedia de la explotación y de las condiciones de vida inhumanas”, ha dicho Jorge Mario Bergoglio, “la vida de cada comunidad exige que se combatan hasta el final el cáncer de la corrupción y el veneno de la ilegalidad”.
Delante de miles de personas reunidas frente a la Catedral, el Papa ha alabado el esfuerzo de la comunidad de Prato por acoger a las decenas de miles de trabajadores extranjeros, principalmente de origen chino, que durante los últimos años se han establecido en la ciudad. “Cada ser humano”, ha advertido Bergoglio, “merece respeto, acogida y un trabajo digno. Mi recuerdo para los cinco hombres y dos mujeres de ciudadanía china que murieron a causa de un incendio en la zona industrial de Prato. Vivían y dormían en la misma nave en la que trabajaban, hacinados en un pequeño dormitorio construido con cartones. ¡Esto no es trabajo digno!”.
Desde que fue elegido en marzo de 2013, los viajes del papa Francisco por Italia han tenido como objetivo las periferias. Las comunidades que, por unas causas u otras, sufren las consecuencias de la desigualdad, la crisis o la corrupción. En la isla de Lampedusa clamó contra la globalización de la indiferencia; en Cerdeña, contra la crisis provocada por el sistema económico mundial; durante su viaje a Calabria, condenó el poder de la mafia –agrandado por la ausencia del Estado—y excomulgó a la ‘Ndrangheta tras el asesinato, en enero de 2014, de un niño de tres años durante un ajuste de cuentas. Durante la jornada de hoy, Bergoglio ya tenía previsto asistir en Florencia al 5º Congreso Nacional de la Iglesia italiana, pero decidió visitar antes la vecina ciudad de Prato para lanzar un mensaje: “Sí a la acogida, no a la ilegalidad”.
