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Máscaras tradicionales ticas asustan al Halloween

Una centenaria tradición de Costa Rica pretende arrebatar a la celebración estadounidense el protagonismo el 31 de octubre

La mascarada típica de Costa Rica.
La mascarada típica de Costa Rica.Ministerio de Cultura y Juventud

Una centenaria tradición popular costarricense pretende arrebatar en este país la fecha del 31 de octubre a la celebración extranjera de Halloween. Se le puede ver en las calles de los pueblos acompañada de música de cimarrona, pero cada vez más en las fiestas de familia o amigos. Son las mascaradas criollas que mezclan la herencia colonial española de gigantes y cabezudos, pero con la vena de las poblaciones originarias que dan a la máscara un alto valor ritual.

No es que en Costa Rica no haya decoración de calabazas iluminadas, esqueletos o fiesta de disfraces horripilantes para cada 31 de octubre. Lo hay, pero esa influencia llegada de Estados Unidos enfrenta una competencia directa impulsada desde las autoridades culturales de este pequeño país centroamericano de poco folclor auténtico. Acá el 31 de octubre es, por decreto ejecutivo de 1997, el "Día de la mascarada tradicional costarricense", con manifestaciones en varios pueblos del Valle Central del país y sobre todo en Barva de Heredia, el cantón-casa de las máscaras populares, ubicado a 30 minutos de la capital.

Acá han comenzado los festejos nacionales este viernes desde primera hora de la mañana, con desfiles callejeros para niños. En medio van los protagonistas: las máscaras de gigantes, el diablo, el policía, la calavera y otros personajes tomados de la realidad y de la ficción universal o costumbrista. Igual va un 'Pinocho' que una 'Segua', la mujer bella de que se duce hombres y después se convierte en calavera de caballo. Persiguen a los niños, asustan a los desprevenidos, fustigan a quienes los fustigan y animan a los espectadores con las figuras inspiradas en la herencia criolla y el mestizaje amerindio, explica la antropóloga Guiselle Chang en su libro "Máscaras, mascaradas y mascareros". También hay creaciones que representan animales, influenciadas en la máscara ancestral de comunidades indígenas de Curré y Boruca, al sur del país, donde el Halloween ni se conoce.

Además hay elementos religiosos consentidos por los sacerdotes de cada pueblo. No es raro ver la máscara del "cura", como uno de los personajes infaltables en la dinámica comunal. Son las mismas parroquias las que organizan fiestas patronales llamadas "turnos" con el infaltable desfile de 'los payasos", más aún en la fecha del 31 de octubre, como una alternativa a la celebración de Halloween. "Vayamos a las mascaradas. Pagano sí es, como tantas cosas, pero no es malo ni jamás perverso como la fiesta que nos trajeron de Estados Unidos contraria a nuestras costumbres. Está muy lejos de la celebraciones en algunos casos satánicas y ocultistas", explicaba el sacerdote este domingo en la misa en horario infantil en un pueblo al este de San José.

En este caso los religiosos coinciden con la costumbre popular, el impulso de los gestores culturales y el trabajo de los artesanos que fabrican las máscaras. Ellos están organizados en asociaciones de mascareros y comparten su técnica de confección con arcilla, cartón, alambres, tela y cada vez más se utiliza la fibra de vidrio, aunque cada uno desarrolla su estilo. Algunos se atreven a emular personajes famosos de la realidad costarricense con algo de sorna, al estilo de los 'ninots' de las Fallas en Valencia, pero vitalizados por un joven que porta la máscara y baila en mitad de la calle. Tampoco faltan las obras que homenajean a personajes admirados por el pueblo. No es raro ver ahora máscaras de Keylor Navas, portero del Real Madrid, o de otros futbolistas que brillaron en el Mundial de Brasil 2014.

Mascarada costarricense en Puntarenas.
Mascarada costarricense en Puntarenas.Ministerio de Cultura y Juventud.
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Es parte del sincretismo y el repunte de la tradición, explica el antropólogo Fernando González, director del Centro Cultural José Figueres Ferrer, de San Ramón. "La fiesta de las máscaras no tiene relación con el Halloween, salvo si nos vamos a la Europa antigua, pero en Costa Rica sí lo tiene, en este afán por contrarrestarlo. Vamos teniendo éxito, hay más mascaradas ahora que hace veinte años y en la fiestas privadas han ido sustituyendo poco a poco al mariachi mexicano. Es parte de darle vida a una tradición propia con gente joven y mujeres".

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