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El Bronco: “Se le acabó la fiesta a los bandidos”

Jaime Rodríguez, el primer gobernante independiente de México, jura el cargo de gobernador ante el Congreso de Nuevo León

Luis Pablo Beauregard
Jaime Rodríguez, El Bronco, frente al Palacio de Gobierno.
Jaime Rodríguez, El Bronco, frente al Palacio de Gobierno.

Sentada frente al Congreso de Nuevo León, María de Lourdes Rodríguez ondea una bandera blanca con un caballo, el símbolo de Jaime Rodríguez Calderón, el primer gobernante independiente de México. A sus 66 años, la señora originaria de Monterrey, la capital del Estado, ha instalado una silla plegable frente a la Cámara de Diputados local para atestiguar un momento que considera histórico. “El Bronco no es un héroe, pero creo que quiere defender este pedazo de tierra. Tengo la esperanza de que así será”, dijo.

Con el primer minuto del domingo, El Bronco, se ha convertido en el primer político que llega al poder sin el respaldo de un partido. Un hombre de campo de 58 años que nació en la pobreza y conoció la luz eléctrica a los 15 años ha tomado las riendas del Estado industrial de México. En su primer discurso frente al Congreso local hizo un diagnóstico de cómo recibió la entidad. “Encontramos la casa sucia, las columnas derruidas, fugas por todas partes, el techo por todas partes y, para acabarla de fregar, hipotecada”.

El Bronco ha culpado del deterioro del Estado a la “corrupción sin llenadera” y al “delirio de muchos que se creyeron reyes y no gobernantes”. Sus palabras eran púas dirigidas al gobernador saliente, Rodrigo Medina, del PRI, que escuchaba el discurso a su lado con cara de póker. Medina culmina su mandato con una aprobación del 33%, lastrado por escándalos de enriquecimiento ilícito y abuso de poder. El descontento generalizado aupó a El Bronco en la campaña que finalizó en las elecciones del 7 de junio, donde triunfó con más de un millón de votos y con una ventaja de más de 500.000 sufragios sobre el segundo lugar, la candidata del PRI.

Desde entonces, los habitantes de Nuevo León y El Bronco viven un idilio que ha durado cuatro meses. El encuestador Salvador Borrego afirma que el nuevo gobernador llega al poder con un robusto respaldo del 54%. “Es una barbaridad. La gente tiene una expectativa muy elevada. Eso algo que no hemos vivido en mucho tiempo, quizá nunca”.

Esa luna de miel ha hecho que la gente pase por alto situaciones que serían imperdonables para los políticos tradicionales. Rodríguez confesó la madrugada de este domingo que aún no tiene listo un programa de gobierno. Dijo que se tomará tres meses para hacer una evaluación a fondo de la situación y otros tres para elaborar un proyecto a la medida para el Estado de 4.6 millones de habitantes, 140.000 de ellos en pobreza extrema.

Una de sus primeras medidas, sin embargo, fue ordenar una auditoría “exhaustiva” en todos los niveles de la administración pública. “Se le acabó la fiesta a los bandidos”, dijo el gobernador, que prometió una revisión de todos los papeles “sin ganas de venganza, pero con sed de justicia”.

El discurso en el Congreso fue desairado por los políticos tradicionales, un grupo que ha visto sus intereses tocados por la gesta de El Bronco. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación (Interior) estuvo en el evento en representación del presidente Enrique Peña Nieto. Pero ninguno de los gobernadores vecinos acudió a la toma de posesión, un gesto frecuente en el protocolo político.

Jaime Rodríguez ofreció una conferencia de prensa en Palacio de Gobierno acompañado por su esposa, Adalina Dávalos. Estuvo escoltado por los que serán sus dos hombres más cercanos. A su izquierda estaba Manuel González, el secretario de Gobierno. Durante la transición, González se reunió en varias ocasiones con los diputados. Su papel será fundamental para que el proyecto independiente no naufrague ante la cerrazón de los partidos. También estuvo Cuauhtémoc Antúnez, un militar retirado que será el encargado de la seguridad pública. A un costado, sin robar protagonismo, la escena era observada por Fernando Elizondo, un destacado empresario y exmilitante del PAN que fue gobernador interino en 2003. El apoyo de Elizondo, uno de los políticos mejor valorados en Nuevo León, fue fundamental para el triunfo de El Bronco.

En la conferencia de prensa no faltaron los golpes de efecto. Sobre el escenario se colocó la silla de madera y piel, extraída del despacho del gobernador. “Peligro…no sentarse. Esta silla enferma de poder y egolatría”, decía un papel pegado al respaldo. “Esta se va a ir al museo”, dijo Rodríguez. Esta madrugada El Bronco comienza a gobernar y a limpiar la casa.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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