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Brasil también se moviliza contra Uber

Río de Janeiro ha sido la última ciudad en prohibir que los conductores de la aplicación trabajen en sus calles

María Martín
Una manifestación de taxistas contra Uber.
Una manifestación de taxistas contra Uber.Paulo Pinto/ Fotos Públicas

Brasil tampoco ha reaccionado bien a la llegada de Uber, la aplicación que conecta pasajeros y conductores particulares a través del teléfono. Los taxistas han protagonizado sonadas manifestaciones en São Paulo y Río de Janeiro, han obligado a los alcaldes a intervenir y, sin pretenderlo, han abierto un debate sobre la calidad del servicio de transporte individual de pasajeros.

Río de Janeiro ha sido la última ciudad en prohibir que los conductores de Uber trabajen en sus calles. El alcalde, Eduardo Paes, aprobó este miércoles una ley que garantiza exclusividad a los taxistas en el transporte de pasajeros y multa con hasta 2.000 reales (500 dólares) a los conductores sin autorización. El alcalde además ha aprovechado el veto de la norma para aumentar aún más el número de licencias de taxis en la ciudad. Río, escenario enormes atascos diarios, tendrá un taxímetro funcionando por cada 193 cariocas, mientras que en Nueva York hay un taxi para cerca de 630 habitantes.

Paes también pretende que el Ayuntamiento cree su propia aplicación, obligatoria para todos los taxistas de la ciudad. Los pasajeros podrán pagar las carreras con tarjeta, los conductores no podrán rechazar servicios —algo habitual entre los taxistas cariocas— y podrá fiscalizarse mejor un servicio que el propio alcalde considera “malo”.

Antes de Paes, el alcalde de São Paulo, Fernando Haddad, amado y odiado por su política de promoción de carriles-bici, también prohibió el uso de la aplicación, pero abrió una puerta a su regulación.

El alcalde de Río, Eduardo Paes pide que el Ayuntamiento cree su propia aplicación, obligatoria para todos los taxistas de la ciudad

La semana pasada el alcalde se dio diez días para preparar una serie de normas que eviten el conflicto de interés entre los cerca de 30.000 taxistas tradicionales y los conductores de Uber."Tenemos que buscar un camino que no aleje la tecnología moderna de la ciudad, pero que, por otro lado, no se olvide que sin vigilancia del Estado, sin cuidado y sin fiscalización, en vez de modernizar podemos estar infringiendo las normas”, dijo Haddad en París, durante la celebración del día sin coche.

En la capital de Minas Gerais, Belo Horizonte, los taxistas circularon hace una semana con lazos negros en sus retrovisores en señal de protesta por la entrada de Uber en sus calles. La prohibición de la aplicación aún no ha sido votada Cámara Municipal.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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