Lukashenko libera a seis opositores bielorrusos como gesto hacia la UE
Entre los liberados figura un antiguo candidato a la presidencia del país
Alexandr Lukashenko, el líder de Bielorrusia considerado "el último dictador de Europa", ha liberado este fin de semana a seis disidentes, entre los que destaca el excandidato a presidente del país, Nikolái Statkévich. El hecho se produce en el marco de una distensión con Occidente motivada por la posición de no apoyo que adoptó Lukashenko ante la actuación de Rusia en la crisis de Ucrania y por haber hecho de Minsk el escenario de las negociaciones de paz entre las partes en conflicto.
Lukashenko, que aspira a seguir en el poder después de las próximas elecciones, previstas para el 11 de octubre de este año, indultó a Nikolái Dedka, Ígor Olinévich, Artiom Prokopenko, Yuri Rubtsov, Nikolái Statkévich y Yevgueni Vaskóvich, todos considerados presos políticos por el Centro de Derechos Humanos Vesná (Primavera) de Bielorrusia. El excandidato presidencial Statkévich, condenado a seis años y medio de prisión por organizar desórdenes en diciembre de 2010, y Rubtsov, a un año y medio por insultos al juez, también son reconocidos como tales por por Amnistía Internacional.
Los seis disidentes figuraban entre los más de 600 opositores que habían sido detenidos aquel año después de las violentas manifestaciones de protesta por el resultado de las elecciones presidenciales en las que fue reelegido Lukashenko. Este consideró que esas protestas constitutían un intento de golpe de Estado y prometió castigar a los culpables a pesar de las presiones ejercidas por Occidente. La Unión Europea, que mantiene algunas sanciones contra Bielorrusia por las violaciones de este país a los derechos humanos y sus prácticas antidemocráticas, había demandado al régimen la puesta en libertad de esos presos.
La liberación de los opositores se produce después de que a fines de julio Bruselas excluyera a 24 ciudadanos de Bielorrusia de la lista de sancionados. Entonces, Minsk calificó la decisión europea de «paso en la dirección correcta», al tiempo que pedía el levantamiento de todas las medidas de castigo como condición para normalizar completamente las relaciones. Sin embargo la UE prolongó el resto de las sanciones hasta fines de octubre, es decir, hasta después de las próximas elecciones presidenciales.
Statkévich se mostró asombrado de que lo pusieran en libertad antes de los comicios de octubre. «No me lo esperaba», declaró, al tiempo que subrayaba que él no había pedido el indulto ni perdón. «¡Viva Bielorrusia!», gritó el político opositor al salir de la cárcel y saludar a la gente que le mostraba su apoyo. Statkévich aseguró que no piensa abandonar el país, que después de encontrarse con su familia se reunirá con los dirigentes de la oposición y que seguirá luchando «por hacer de Bielorrusia un país normal y libre». En cuanto a las próximas elecciones, dijo que no las boicoteará, aunque no especificó por quién votaría y se limitó a exclamar: «¡Seguro que no por Lukashenko!»
Lukashenko, que gobierna Bielorrusia hace ya más de 20 años, desde 1994, se presenta a la reelección en octubre y nadie duda de que ganará. La oposición va a las elecciones dividida entre los que defienden el boicot y los que son partidarios de participar y utilizarlas como tribuna política.
Pero de los 14 precandidatos solo cinco lograron reunir el número legal de firmas que exige la ley (100.000). Se trata, además de Lukashenko, de Serguéi Gaidukévich (partido Liberal Democrático), de Tatiana Korotkévich, la primera mujer que competirá por la jefatura del Estado en Bielorrusia, del economista Víctor Tereschenko, y el jefe cosaco Nikolái Ulajóvich.
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