Obama evoca a Kennedy para defender el pacto con Irán
El presidente advierte al Congreso de la decisión sobre el acuerdo nuclear es la más importante en política exterior desde la guerra de Irak
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió este miércoles en la American University en Washington el pacto nuclear con Irán al que un Congreso todavía reticente debe dar su visto bueno. El mandatario está convencido de que este acuerdo es la única alternativa a una nueva guerra en Oriente Próximo. Obama eligió para su estratégico discurso el mismo escenario que John F. Kennedy en 1963, cuando hizo un apasionado llamamiento a una “paz genuina” frente a la amenaza nuclear. Esa intervención es considerada un punto de inflexión en la Guerra Fría. "El pacto con Irán se basa en la misma tradición de una diplomacia con principios sólidos" iniciada por Kennedy, sostuvo este miércoles el presidente.
Cuando Kennedy se subió al podio de la American University, en junio de 1963, no había pasado ni un año de la Crisis de los Misiles que tuvo al mundo al borde de una guerra atómica total. Dos meses más tarde Kennedy firmaba, el 5 de agosto, el primer tratado de prohibición limitada de pruebas nucleares con la Unión Soviética. Medio siglo después, el también demócrata Obama hizo un uso intencionado del mismo escenario y de la misma simbólica fecha para defender el acuerdo alcanzado en julio con Teherán para frenar el programa nuclear iraní.
Para Obama, este acuerdo es una de las acciones más decisivas en política exterior estadounidense de las últimas décadas. El mandatario tiene ahora que convencer al Congreso para que dé su visto bueno a un pacto en el que dice que EE UU se juega no solo buena parte de su credibilidad, sino también posiblemente el futuro de la región.
Según destacó, se trata del "debate más relevante en política exterior desde la decisión de ir a la guerra en Irak", una votación de la que, recordó, muchos legisladores se arrepienten ahora. "Más de una década después, todavía vivimos con las consecuencias de invadir Irak", una decisión de la que a la larga "el único beneficiario, irónicamente, fue Irán", agregó el presidente estadounidense en su discurso.
Durante más de 50 minutos, Obama hizo de nuevo un repaso a los beneficios de un acuerdo que “corta todas las vías” a que Irán pueda obtener un arma nuclear. Y recordó una vez más que la “única opción” que dejaría el rechazo al pacto ya sancionado por la comunidad internacional -con la excepción de Israel- es “otra guerra en Oriente Próximo”. Con la “ironía” agregada de que “una acción militar sería mucho menos efectiva que el acuerdo para impedir que Irán obtenga un arma nuclear”.
“Kennedy advirtió a los estadounidenses en contra de ver el conflicto como algo inevitable, los acuerdos como algo imposible o la comunicación como nada más que el intercambio de amenazas. Es hora de aplicar esa sabiduría”, concluyó.
Una figura reverenciada
No es la primera vez que Obama recurre a Kennedy, una figura reverenciada entre los demócratas, para defender la diplomacia con Irán. Ya evocó al icónico presidente cuando, el 14 de julio pasado, saludaba el pacto con Teherán alcanzado poco antes en Viena junto con los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Reino Unido, China, Francia y Rusia, además de EEUU) y Alemania.
Inspiración en las palabras de Kennedy
La sombra de la amenaza nuclear aún planeaba sobre Washington y el resto del mundo cuando el 10 de junio de 1963 John F. Kennedy se dirigió a los estudiantes recién graduados de la American University.
“Quiero hablar del tema más importante del mundo, la paz mundial”, dijo Kennedy. “¿De qué tipo de paz hablo? ¿Qué tipo de paz buscamos? No una pax americana impuesta en el mundo con armas de guerra estadounidenses (…). Hablo de una paz genuina, del tipo de paz que hace que merezca la pena vivir en la Tierra”.
La comparación de Obama con Kennedy “es algo que saludamos cuando se trata de defender la eficiencia de una diplomacia de principios, inteligente pero dura incluso con nuestros adversarios para promover los intereses de seguridad nacional de EE UU”, ha declarado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El Congreso tiene 60 días, hasta mediados de septiembre, para revisar un acuerdo que muchos, especialmente los republicanos, ven con grandes suspicacias. Y Obama no solo tiene que salvar esas reticencias, a la par tiene que combatir la intensa propaganda de su principal aliado en la región, Israel, cuyo primer ministro, Benjamin Netanyahu, también ha usado el término “error histórico” para calificar el pacto que con tanto ahínco defiende la Casa Blanca.
La Casa Blanca ha desplegado toda una campaña para convencer al Congreso que ha implicado a los principales miembros del gabinete de Obama, quien también ha recibido en su Despacho Oval a legisladores clave. El secretario de Estado, John Kerry, ha acudido en las pasadas semanas en numerosas ocasiones al Capitolio para defender, tanto frente a las cámaras como a puertas cerradas, el pacto que ayudó personalmente a cerrar. También se han desplazado hasta el Capitolio el vicepresidente, Joe Biden, y los secretarios de Defensa, Ash Carter; del Tesoro, Jacob Lew, y de Energía, Ernest Moniz. Tanto Kerry como Carter también han viajado a Oriente Próximo a convencer a sus aliados en la región de la importancia del acuerdo.
Obama tiene una estrategia doble en el Congreso. Si no consigue que este apruebe a la primera el pacto con Irán, sus esfuerzos se concentrarán en asegurarse los suficientes votos para impedir que los legisladores reviertan el veto que ha prometido ejercerá para garantizar que el acuerdo nuclear con el que tanto se juega no fracasa en el Capitolio.
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