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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los mercados contentos

El comportamiento de las Bolsas puede sugerir que el peor de los escenarios, el abandono de la eurozona, no era tan catastrófico como se había estimado

Emilio Ontiveros

Los mercados financieros no son eficientes: no siempre reflejan en sus precios toda la información relevante, ni las reacciones de sus operadores son estrictamente racionales. No es la primera vez que se advierte, pero conviene tenerlo muy presente, especialmente en momentos de tensiones políticas y financieras como las asociadas a una posible salida de Grecia del euro.

Lo cierto, en todo caso, es que despidieron la semana como si en las siguientes fueran a desaparecer los principales elementos que han inquietado a Europa y al mundo en las dos últimas. Las acciones subieron y también los precios de los bonos públicos de las economías periféricas, con las caídas en sus tipos de interés más pronunciadas de los dos últimos meses. El tipo de cambio del euro, por su parte, registró una apreciación significativa, la máxima en dos años frente al yen.

Todo eso ocurrió sin certeza sobre el desenlace de la negociación con Grecia.

Los mercados financieros no son eficientes, conviene tenerlo presente

La explicación más intuitiva nos remite a la actitud del gobierno griego de mantener el contenido fundamental del programa rechazado el viernes 25 de junio y la acogida favorable de las autoridades europeas a la aceptación de esa condicionalidad, a cambio de un nuevo rescate por 53.500 millones de euros en los próximos tres años. A pesar de que cuando cerraron los mercados el viernes no se sabía si tendría un apoyo político suficiente en Grecia.

Y esa reacción favorable solo puede ser debida a dos razones. La improbable: disponían de más información que la mayoría, incluidos los negociadores, acerca del buen desenlace de las negociaciones. La más verosímil: el peor de los escenarios, el abandono de la eurozona, no era tan catastrófico como se había estimado.

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Esa es la otra alternativa explicativa. La que ayudaría a entender por qué incluso en los momentos de mayor probabilidad de Grexit, durante las dos semanas anteriores, los mercados no tuvieron un comportamiento precisamente cercano al pánico. Bien porque han funcionado los cortafuegos europeos, especialmente la actitud mantenida por el BCE cuidando los bonos de las economías periféricas. O, simplemente, el desenlace Grexit ha dejado de ser valorado como traumático, incluso podría ser saludado como favorable para el funcionamiento de la unión monetaria.

Me fío poco de estas últimas presunciones y prefiero asumir la primera explicación basada en información disponible, aunque sea parcial. Las actitudes han cambiado. Las autoridades griegas han acudido a esta última oportunidad negociadora con un mayor respaldo político que les permite, incluso, cesiones en sus aspiraciones iniciales. Y las europeas están en condiciones de concretar, no necesariamente ahora, una mayor suavización en la atención al servicio de la deuda griega y, en todo caso, un anticipo de inversiones derivadas del Plan Juncker, por 35.000 millones de euros. Eso contribuiría a cebar el crecimiento griego y la asociada capacidad de hacer la deuda menos insostenible de lo que el FMI había desvelado la semana pasada.

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