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El pulso polariza la sociedad griega

La agónica negociación alumbra dos frentes, uno proeuropeo y uno remiso a las exigencias

María Antonia Sánchez-Vallejo
Viandantes, este lunes ante el Banco Central de Grecia en Atenas.
Viandantes, este lunes ante el Banco Central de Grecia en Atenas.Petros Giannakouris (AP)

“Sí al euro, no al rublo”. La pancarta que enarbolaba un manifestante anónimo en la concentración a favor de Europa que ayer tuvo lugar en Atenas era una clarísima declaración de intenciones de los motivos que congregaron a un público variopinto, en el que predominaban las corbatas y cierto aliño indumentario, ante el Parlamento griego, el mismo lugar en el que el domingo otra multitud se pronunció casi exactamente sobre lo contrario, es decir, a favor de un abandono de la eurozona si el acuerdo que imponen los socios implica más concesiones del Gobierno de Atenas. Las dos manifestaciones repetían la convocatoria de la semana anterior, cuando ambos frentes opuestos lograron reunir parecido número de seguidores con apenas 24 horas de diferencia.

Movilizados por las redes sociales bajo el lema “menoume Evropi” (quedémonos en Europa), sin admitir conexión con los partidos proeuropeos de la oposición (la conservadora Nueva Democracia, el socialista Pasok y el liberal To Potami), la de ayer fue una protesta sin siglas, dominada por las banderas griegas y europeas y un atronador coro de silbatos que afeaba la conducta al Gobierno “por haber perdido cinco meses preciosos en una negociación infructuosa”, explicaba Stéfanos, arquitecto jubilado, que acudía a la concentración a título personal, “ni a favor ni en contra de Syriza, sólo deseoso de que el Gobierno cierre un acuerdo cuando antes, un acuerdo que nos ancle a Europa”. “Estoy seguro de que aquí también hay muchos votantes de Syriza que ansían lo mismo; de hecho, personalmente me alegraré mucho si el Gobierno lo logra, y se lo agradeceré. Pero no soy nada optimista, todavía puede haber un accidente”.

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Como Stéfanos, su compañera, también jubilada, prefiere reservarse sus simpatías políticas, insistiendo en que la concentración es apartidista. Pero la asistencia a la concentración del nonagenario ex primer ministro Konstantinos Mitsotakis, un símbolo viviente de Nueva Democracia, y la presencia, aquí y allá, de destacados políticos de carrera inducía a pensar que la convocatoria no estaba desvinculada del todo de los partidos. Zanasis Ximonás, miembro del comité central del socialista Pasok, era uno de ellos. Cerveza en mano, defendía ante el Parlamento “el lugar de Grecia en Europa y, naturalmente, en el euro, las dos cosas son indisolubles” y criticaba duramente “la pésima gestión del Gobierno durante estos cinco meses”. “Hemos perdido un tiempo precioso, y esto le cuesta dinero al país y a la ciudadanía; sólo hemos asistido a un show de comunicación confusa, sin estrategia… de hecho aún no sabemos si el Gobierno de Syriza quiere seguir de verdad en el euro, lo dice, pero no lo hace decididamente”, añadía Ximonás. A su lado, otro conocido miembro del Pasok, el escritor Jristos Xumenidis, tildaba la política de Syriza de “sistema peronista”.

Entre la ciudadanía de a pie las críticas a la actuación del Gobierno eran más matizadas. Fotiní, empleada de un banco que se reserva su apellido y sus simpatías políticas, asegura asistir a la protesta “como una ciudadana más, y porque nuestro lugar está en Europa; yo no digo que Syriza lo esté haciendo bien o mal, sólo que he venido aquí a pedirle al Gobierno que sigamos en la UE”. Fotiní también insiste en que se trata de una movilización ciudadana convocada por Facebook, igual que Grigorios Vallenatos, presidente del pequeño partido Alianza Liberal (1% de los votos en las últimas elecciones), que sin embargo arremetía claramente contra Syriza. “Ojo, no me gustaba nada el anterior Gobierno [liderado por el conservador Andonis Samarás], pero este es un peligro. Nos puede hacer retroceder décadas, volver a los años ochenta, pero no estamos contra el Gobierno; es más, si logra un acuerdo, muchos aquí se alegrarán. Personalmente, me debato en un mar de dudas. Si ayer [por el domingo] temía un Grexit, hoy [por ayer] temo más un Greccident”. Vallenatos no se arriesga a pronosticar qué puede pasar esta semana: “Al menos es la primera vez que el Gobierno presenta una propuesta concreta, con números. Otra solución a un acuerdo no hay. Si se repiten elecciones, dentro de uno o dos meses, volverá a ganar Syriza y tendremos que volver a empezar”.

Dos frentes distintos, pues, uno claramente proeuropeo y otro remiso, o incluso opuesto, a admitir las exigencias de Europa, se abren paso en Grecia en torno a la agónica negociación del Gobierno de Syriza con sus socios. Son dos visiones distintas que pretenden escribir la nueva relación de Grecia con Europa, y abren una brecha política a la que deberá prestar especial atención, por uno y otro lado, el primer ministro Alexis Tsipras, suceda lo que suceda esta semana en Bruselas.

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