El coste de no alcanzar la paz
Las ayudas a Israel y a Palestina pueden desincentivar el acuerdo definitivo
¿Quién se acuerda de Paolo Cecchini? Nadie que no fuera ya adulto hace 30 años, cuando España se incorporó a las Comunidades Europeas (denominación anterior de la Unión Europea). Justo entonces, el presidente de la Comisión, Jacques Delors, encargó a un alto funcionario italiano, un oscuro subdirector general de Comercio Interior, que analizara las ventajas que reportaría crear el Mercado Único. El libro, titulado Los costes de la no Europa y conocido también como informe Cecchini, alcanzó una gran notoriedad y fue instrumento crucial para uno de los mayores éxitos de la historia del continente.
Rand Corporation, un veterano think tank estadounidense vinculado al Pentágono, acaba de hacer un ejercicio similar respecto a Oriente Próximo. En su caso ha calculado cuánto va a costar a israelíes y palestinos el mantenimiento del actual y eterno callejón sin salida. El estudio, titulado El coste del conflicto israelo-palestino, proyecta cinco escenarios hasta 2024: un nuevo levantamiento violento palestino, un movimiento de resistencia no violenta, una retirada unilateral israelí de Cisjordania sin coordinación con los palestinos, otra con coordinación y finalmente la solución de los dos Estados.
Cualquiera sabe intuitivamente, sin necesidad de cifras, que la paz y los dos Estados es la fórmula de mayor rendimiento económico para todos. Quienes más ganarían en términos absolutos son los israelíes, 123.000 millones de dólares, casi tres veces más que los 50.000 millones calculados para los palestinos. Estos últimos son los que lo notarían más personalmente, puesto que en renta per cápita la mejora sería del 36% frente a solo el 5% para los israelíes. El retorno de la violencia significaría, en cambio, una caída del PIB del 46% para los palestinos y del 10% para Israel.
Quienes tienen más que ganar con la paz y más que perder con la guerra son los palestinos. Israel tiene menos incentivos económicos, sobre todo gracias a la desproporción de su poderío militar, que le asegura el statu quo a un coste relativamente bajo. Según el think tank, la parálisis incrementa los costes de la no paz. Así sucede con la expansión continuada de las colonias, que encarece su hipotético desmontaje. O con las campañas BDS (boicot, desinversión y sanciones), que producen daños en Israel y respuestas reactivas del mismo tipo contra la economía palestina.
Rand hace una advertencia, que suena a amenaza: “El coste del statu quo para ambos, israelíes y palestinos, sería mayor sin las ayudas de los países donantes, que en buena medida han aislado a las dos partes del coste total del actual bloqueo y han debilitado los incentivos para un acuerdo definitivo”.
El informe se publica en el mismo momento en que Francia prepara una nueva resolución en favor de los dos Estados, que someterá al Consejo de Seguridad este mismo año, mientras Washington ya da señales, por primera vez en mucho tiempo, de que no utilizará el veto en defensa del Gobierno israelí.
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