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Marruecos impidió a la cooperante española contactar con la Embajada

La activista asegura que fue trasladada a Algeciras sin dinero, documentación ni teléfono

Francisco Peregil

La cooperante española de la ONG española Novact fue invitada a salir de Marruecos el pasado 22 de mayo, cuando ya se disponía a abandonar Rabat para viajar a Barcelona. El pasado 1 de junio regresó a Rabat y dos días después fue acusada de suplantación de personalidad y expulsada del país. La cooperante, que solicita aparecer con las siglas de su nombre y primer apellido, L.V, ha indicado a este diario mediante correo electrónico que sufrió un trato “degradante” e “ilegal” por parte de las autoridades marroquíes.

Pregunta. ¿Por qué la invitaron a irse el viernes 22 de mayo, después de cinco años viviendo en Rabat?

Respuesta. Cinco días después de que las principales organizaciones de derechos humanos de Marruecos y numerosas embajadas participásemos en un acto del Día Internacional contra la Homofobia, la policía marroquí me comunicó que el gobernador de Rabat Salé había emitido una orden por la que se me invitaba a dejar el país. Importante: las autoridades marroquíes me dijeron entonces que no tendría ningún problema en poder volver. En ese momento, en Novact entendimos que se trataba de un problema administrativo. Incluso una diplomática suiza presenció los hechos en el aeropuerto y es testigo de que me comunicaron que no tendría problemas en volver al país.

Tuve que pedir prestado un teléfono para que alguien supiese dónde me encontraba L.V., cooperante de la ONG Novact expulsada de Marruecos

P. ¿Por qué decidió volver a Marruecos el 1 de junio?

R. Soy la delegada de una ONG que implementa numerosos proyectos en Marruecos. Volver era mi obligación. Durante la semana que pasé en España tuvimos varias reuniones telefónicas con la Embajada Española, la AECID (Agencia de Cooperación Internacional y Desarrollo), otras embajadas y contactos con autoridades marroquíes. Nos confirmaron que no existía una orden oficial de expulsión y que no había motivos para pensar que podrían existir problemas a nuestra vuelta. Al volver a entrar el 1 de junio nos comunicamos con varias embajadas, incluyendo la española, para compartir que habíamos entrado sin ningún problema.

P. ¿En qué momento la detuvieron el miércoles y cómo fue expulsada hasta Algeciras?

R. El día 3 de junio me dirigía a casa desde la oficina cuando me arrestaron tres policías de paisano que no se identificaron. Iba acompañada de mi pareja, que también es el director de Novact. Nos ofrecimos inmediatamente a aclararles cualquier cuestión que precisasen sobre nuestro trabajo. Lo que hicieron fue llevarme a una comisaría, interrogarme durante una hora sobre nuestro trabajo en Novact y subirme inmediatamente a un coche hasta el puerto Tánger Med. Allí me subieron a un ferri y, hasta que no pisé Algeciras, sin ningún documento que acreditara mi expulsión, la policía marroquí no me abandonó. Me dieron un trato degradante. Me dejaron en Algeciras sin documentación, sin teléfono, sin más dinero que el que llevaba encima. Tuve que pedir prestado un teléfono para que alguien supiese dónde me encontraba. Solicité ponerme en contacto con mi familia y se me negó. Solicité que me devolvieran mi teléfono y se me negó. Me dijeron que al terminar el interrogatorio podría contar con el apoyo de un abogado, pero esto jamás ocurrió.

Desde Novact solicitamos disponer de una abogada, poder hablar con la Embajada de España, y se me negó. Y todo esto ocurrió mientras a mis compañeros de Novact y al propio cónsul de España en Rabat se les negaba incluso entrar en la comisaría donde creían que me encontraba. Importante: todo esto no solo es degradante, también es ilegal. En mi expulsión se han violado los principios más básicos de las relaciones entre España y Marruecos. No puedes negar la asistencia letrada y diplomática a los ciudadanos extranjeros en tu país; tampoco en Marruecos.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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