Orbán insiste en abrir el debate de la pena de muerte en Hungría
El primer ministro de Hungría dijo el mes pasado que le gustaría abrir el debate sobre ese castigo, proscrito en la UE
Las duras declaraciones sobre la posibilidad de reinstaurar la pena capital en Hungría del primer ministro Víktor Orbán han llevado el debate hasta el Parlamento Europeo, reunido esta semana en pleno en Estrasburgo (Francia). Y Orbán ha querido formar parte de él. El primer ministro, que también ha recalcado por enésima vez su rechazo a las cuotas "artificiales" de asilo propuestas la semana pasada por Bruselas, ha hecho un llamamiento para "revisar" las normas de la UE en cuanto a la pena capital.
"No hay que hacer como el avestruz ni tener tabúes sobre ciertos temas", ha exclamado Orbán durante su turno de palabra en Estrasburgo. El polémico dirigente ultraconservador ha sido ampliamente criticado en el hemiciclo por eurodiputados pero también por el vicepresidente de la Comisión, el holandés Frans Timmermans. El segundo hombre en el Ejecutivo de Jean-Claude Juncker ha asegurado que Bruselas "no dudará ni un segundo" a la hora de aplicar sanciones —como la retirada del voto en el Consejo— si el primer ministro húngaro reinstaura la pena de muerte en Hungría, una práctica condenada ya por la UE.
A finales de abril, el primer ministro ultraconservador de Hungría abrió un debate insólito en uno de los miembros de la Unión Europea: considerar la imposición de la pena capital. “Hungría debería mantener la pena de muerte en su agenda”, dijo el mandatario el pasado mes tras el asesinato de una joven en su país.
Bruselas "no dudará ni un segundo" a la hora de aplicar sanciones —como la retirada del voto en el Consejo— si Hungría reinstaura la pena capital
Los comentarios acarrearon un aluvión de comentarios negativos hacia las políticas extremistas de Orbán. El golpe tajante lo terminó de dar el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, quién prometió una "batalla" para impedir que la instauración de la pena de muerte en territorio comunitario. Y este martes lo ha repetido Timmermans: "Si Hungría da pasos para instaurar la pena de muerte, la Comisión está preparada para usar inmediatamente los mecanismos para hacer respetar los valores de la Unión".
A pesar de la dureza del tema y del líder húngaro, Orbán ha pasado más bien desapercibido entre las bancadas de Estrasburgo. La inmigración, en cambio, ha copado casi las dos horas de debate. Hungría, que según la estrategia que desveló la semana pasada la Comisión es el segundo receptor de solicitantes de asilo per cápita después de Suecia, ha dejado claro su rechazo a la iniciativa que ha tachado de "locura". Orbán aseguró también que un reparto de cuotas "artificial" es un "incentivo" para los traficantes de seres humanos.
Hungría, junto con Francia, Reino Unido y, en menor medida, España, se ha mostrado contrario a aceptar a inmigrantes en su territorio y el primer ministro defiende que debe ser cada Estado "en solitario" el que debe decidir qué hacer con los inmigrantes.
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