Mubarak, listo para ser puesto en libertad
Un tribunal de El Cairo confirma la condena de tres años por corrupción, Dl exdictador ya ha superado ese tiempo en prisión
El exdictador egipcio Hosni Mubarak franqueó este sábado el último obstáculo legal que le faltaba para poder salir en libertad, exactamente cuatro años y tres meses después de ser derrocado por una revolución popular que desde la plaza Tahrir catapultó las revueltas árabes. Un tribunal de El Cairo confirmó este sábado la condena de tres años que le había sido impuesta en un caso de corrupción. Sin embargo, al haber superado ya los tres años de prisión preventiva, según sus abogados, debe ser excarcelado durante las próximas horas.
El expresidente, que cumplió los 87 años la semana pasada, ha sido juzgado en diversos procesos judiciales tras la revolución. El principal, en el que estaba acusado de ordenar la represión de los manifestantes durante la revolución y que se saldó con más de 850 muertos, se celebró en dos ocasiones. En el primer juicio, que terminó en verano de 2012, fue sentenciado a cadena perpetua. No obstante, un tribunal de casación ordenó repetir el proceso a causa de varios defectos procesales. En el segundo juicio, el exdictador fue exonerado de cualquier tipo de responsabilidad.
Si se confirma su puesta en libertad, Mubarak se podrá reunir con sus dos hijos, Gamal y Alaa, que también estaban imputados en el proceso visto este sábado para sentencia, y que ya fueron puestos en libertad bajo fianza hace varios meses. En el fallo de este sábado, los vástagos del dictador vieron como su condena era reducida a la mitad, de cuatro a dos años. Al igual que su padre, al haber superado ese periodo en prisión preventiva, no deberán volver a la cárcel. Además, el tribunal ha impuesto a Mubarak y sus hijos una multa por valor de 15 millones de euros. Se les imputaban los cargos de malversación de fondos públicos, que utilizaron para rehabilitar y ampliar propiedades privadas.
La liberación del exdictador representa el corolario de la contrarrevolución, iniciada tras el golpe de Estado de verano de 2013 contra Mohamed Morsi, el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto. Mientras Mubarak podrá pronto volver a caminar por las calles de El Cairo, algunos de los jóvenes revolucionarios que lideraron el movimiento que provocó su caída se encuentran entre rejas, como Alaa Abdelfattá y Ahmed Maher, fundador del Movimiento 6 de Abril. También los Hermanos Musulmanes, el partido que ganó todas las elecciones libres, ha sido el blanco de la represión de las fuerzas de seguridad y las severas sentencias de un poder judicial bajo sospecha de politización.
El futuro de Mubarak suscita más bien indiferencia entre la mayoría de la población egipcia que, por encima de todo, ansía el retorno de la estabilidad y la mejora de la economía. “El anciano ya ha cumplido suficiente tiempo de condena. En todo caso, el problema durante su régimen no era él, sino aquellos que le rodeaban”, explica Tarek, un veterano taxista que hace más de tres décadas que recorre diariamente las calles de la capital.
Por otro lado, la rehabilitación de Mubarak ha sido un proceso gradual que empezó con su absolución en la causa por el asesinato de los manifestantes. El exdictador, que actualmente se encuentra arrestado en un hospital militar a causa de su presunto delicado estado de su salud, ha realizado varias apariciones públicas durante las últimas semanas. El día de su cumpleaños, saludó desde la ventana de su habitación a un centenar de seguidores que se habían congregado a las puertas del hospital, y unos días antes concedió una entrevista telefónica en la que criticó a Israel y solicitó a la ciudadanía que apoyará al actual presidente, el general Abdelfatá al Sisi.
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