Continúa el empate tras el último pulso televisivo entre los candidatos

La mayoría de los análisis coincide en que el ganador en la sesión de preguntas del público a los líderes de los tres principales partidos británicos este jueves por la noche no estaba subido en el escenario. Fue el público —compuesto por un 25% de votantes de cada uno de las tres formaciones, un 15% de partidarios de otras fuerzas y un 10% de indecisos— el que consiguió con sus preguntas poner en aprietos a David Cameron, Ed Miliband y Nick Clegg, en la última cita televisada (de las cuatro que ha habido, en distintos formatos) antes de las elecciones generales del próximo jueves en Reino Unido.

Entre los dos líderes con posibilidades de ocupar el 10 de Downing Street, en una encuesta exprés encargada por The Guardian, un 44% de los consultados consideró que David Cameron había sido “el mejor de la noche”, mientras que un 38% opinó que lo fue Ed Miliband. Nick Clegg, líder de los liberales-demócratas, convenció al 19%. Pero sólo un 8% de los encuestados respondió que lo que vio el jueves por la noche podría hacerle cambiar el sentido de su voto.

Ed Miliband insistió en el mensaje que lleva repitiendo durante toda la campaña: que no pactará con los nacionalistas escoceses para convertirse en primer ministro. “Si el precio de tener un Gobierno laborista es un trato o una coalición con el SNP, eso no va a suceder”, dijo.

Los conservadores y los laboristas siguen prácticamente empatados en las encuestas, ambos lejos de los diputados suficientes para poder gobernar cómodamente en solitario. Los liberales-demócratas, por su parte, se encaminan a una debacle en toda regla: del 23% de los votos que obtuvieron en 2010, según las encuestas apenas retendrían un 9%.

Los nacionalistas escoceses serán con toda probabilidad la fuerza revelación en el nuevo Parlamento, superando con creces en número de escaños a los de Nick Clegg. Una encuesta de esta semana les daba un 54% de intención de voto en Escocia, que podría significar que obtuvieran todos menos uno de los 59 escaños escoceses en Westminster, a costa sobre todo de los laboristas. Precisamente Ed Miliband ha viajado este viernes a Glasgow para hacer campaña con el líder de los laboristas escoceses, Jim Murphy —cuyo escaño está también en peligro— para tratar de mitigar a última hora el derrumbe del partido al norte de la frontera.

El SNP ha dejado claro que utilizará sus votos para impedir que los conservadores sigan en el poder, de modo que sería difícil que votaran en contra de un Gobierno en minoría de los laboristas apoyado, eventualmente, por otros partidos de izquierdas menores y por los liberales-demócratas, cuyo líder no descartó el jueves entrar en coalición con ninguno de los dos grandes.

El público también puso en un aprieto a Cameron al preguntarle acerca de los supuestos planes de los conservadores, filtrados por sus socios de Gobierno, de reducir las ayudas por hijos. “No querría hacerlo”, dijo Cameron, lejos de negar categóricamente que lo haría. Preguntado sobre el aumento del uso de bancos de alimentos en el país, respondió: “No digo que todo sea perfecto, digo que no hemos terminado el trabajo de reconstruir la economía”.