Los laboristas descartan una coalición con los nacionalistas escoceses
Miliband deja la puerta abierta a un acuerdo menos formal con el SNP, cuyos escaños pueden ser para claves para evitar un Gobierno conservador tras las elecciones de mayo
Las decenas de escaños que las encuestas otorgan a los nacionalistas escoceses prometen al fortalecido Partido Nacional Escocés (SNP) un papel protagonista en el escenario, más fragmentado que nunca, que se espera deparen las elecciones generales británicas del próximo 7 de mayo. Virtualmente empatados, todo indica que los dos grandes partidos necesitarán el apoyo de al menos otras dos formaciones para poder gobernar con comodidad. La izquierda sabe que los escaños del SNP pueden resultar irrenunciables para cualquier intento de formar un Gobierno que excluya a los tories. Pero, a pesar de las coincidencias ideológicas y del propósito compartido de expulsar a los conservadores del 10 de Downing Street, la idea de gobernar un país en coalición con un partido cuyo principal objetivo es romperlo se antoja difícil de vender. Hoy lunes, Ed Miliband ha decidido pasar página. El líder laborista ha descartado una coalición de Gobierno con el partido de Nicola Sturgeon.
“No habrá ningún ministro del SNP en un Gobierno que yo lidere”, ha asegurado Miliband. “El Partido Conservador y David Cameron solo intentan asustar a la gente”, ha añadido, “y utilizan a Escocia como un mero instrumento político”.
Descartando la coalición, Miliband acalla las presiones que le acechaban en las últimas semanas desde tres frentes distintos. El primero, el más agresivo, venía del Partido Conservador, que lleva semanas exigiendo a los laboristas que renuncien a la ayuda del SNP. La semana pasado lanzó un póster electoral con una fotografía de Alex Salmond, el líder nacionalista que condujo a Escocia a las puertas de la independencia y que hoy disputa un escaño en Westminster, mirando condescendiente al bolsillo de su chaqueta por el que se asoma, con una de sus características muecas, el líder de la oposición.
El segundo frente, acaso el más relevante estratégicamente, venía del Partido Liberal Demócrata. Las encuestas señalaban un pacto entre este, el SNP y los laboristas como una de las más probables combinaciones ganadoras. Pero el ministro del Gobierno de coalición Vince Cable, uno de los pesos pesados del partido, descartó la opción este fin de semana, en una entrevista en The Guardian, al asegurar que sería “inconcebible” que su partido entre en cualquier acuerdo poselectoral que incluya al SNP. Y por último, estaba el frente más delicado: el abierto en las propias filas laboristas, cuyos candidatos escoceses temían que las expectativas de un pacto poselectoral entre laboristas y nacionalistas llevara a sus votantes decantarse por los segundos.
Pero las medidas palabras de Ed Miliband no excluyen un acuerdo informal con el SNP, diferente a una coalición de Gobierno. Y en eso han coincidido, por una vez, los dos enemigos irreconciliables, nacionalistas escoceses y tories.
“Esto no cambia nada”, ha dicho un portavoz del Partido Conservador, poco después del anuncio del líder de la oposición. “Ed Miliband no descartará un acuerdo con el SNP porque sabe que tiene imposible convertirse en primer ministro si no es llevado a Downing Street en el bolsillo de Alex Salmond”.
A la misma lectura, pero desde el otro lado, llegó la ministra principal de Escocia Nicola Sturgeon en declaraciones a Sky News: "No creo que lo que acaba de decir Ed Miliband cambie nada. Yo ya he dicho y he repetido anteriormente que una coalición formal entre el Partido Laborista y el SNP era altamente improbable. Pero eso no impediría que los dos partidos trabajemos juntos para mantener a los tories fuera del Gobierno. Mientras haya más diputados anti tories en la Cámara de los Comunes, ya sean laboristas, del SNP, de Plaid Cymru o de los Verdes, que diputados tories, podemos echar a David Cameron de Downing Street. La única manera que tiene de quedarse allí es si los laboristas se lo permiten".
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