Bruselas pide a los Estados que acojan a más refugiados
Italia rescata a casi 1.000 inmigrantes en 24 horas
Los últimos acontecimientos en el Mediterráneo, con casi 1.000 inmigrantes rescatados el pasado martes cerca de Italia —10 de ellos muertos— “elevan la sensación de urgencia” para modificar las leyes, en palabras del vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans. El Ejecutivo comunitario prepara una amplia propuesta para gestionar la inmigración, con una idea que puede soliviantar a los Estados miembros: abrir los canales legales para que al menos parte de quienes ahora se lanzan al mar puedan llegar a Europa de manera segura. El comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, instó este miércoles a los Estados a acoger más refugiados en origen. “La UE ya ha ubicado a 36.000 [por la guerra siria], pero necesitamos más”, argumenta. Sólo esa crisis ha generado casi cuatro millones de refugiados en los países vecinos.
Los comisarios europeos debatieron hoy por primera vez un proyecto que colocan entre las 10 prioridades del nuevo Ejecutivo comunitario. Timmermans anunció una aceleración del plan migratorio —que aun así no estará listo hasta mediados de mayo— sin ofrecer detalles importantes. La principal novedad consistirá en aumentar la llamada inmigración legal, por dos vías. La primera, mediante la acogida en origen de extranjeros con derecho a pedir asilo. Esa iniciativa enfrenta a dos grupos de países. Por un lado los del norte, encabezados por Suecia y Alemania, que alegan recibir el mayor número de solicitudes de asilo porque sus sistemas ofrecen grandes ventajas. Por el otro los del sur, como Italia y España, próximos al Mediterráneo y receptores de una buena parte de los inmigrantes que tratan de llegar a Europa clandestinamente.
La Comisión ya trabaja con los Estados para un reparto más armonioso de las demandas de asilo, según Avramopoulos. Pero queda mucho camino para vencer el rechazo de ambos bloques.
La segunda vía de acogida de extranjeros es completamente distinta. Se trata de potenciar la llamada tarjeta azul, un permiso de trabajo único en la UE para atraer a personas cualificadas de todo el mundo. Desde su aplicación, en 2011, los resultados han sido bastante modestos y el Ejecutivo comunitario pretende darle una nueva oportunidad. Porque aunque a corto plazo los países no piensan en reclamar más mano de obra —especialmente los de paro elevado como España—, la pirámide demográfica europea obliga a explorar esas opciones para cubrir la oferta laboral.
Bruselas pretende también combatir de manera más eficaz a los traficantes que se lucran embarcando a los extranjeros en botes precarios para dejarlos naufragar en muchas ocasiones. “Necesitamos una nueva narrativa que proteja a los inmigrantes más vulnerables. Y también poner fin al juego de la culpa: hasta ahora se echa la culpa a Europa, pero tenemos que ser claros y ver qué puede y qué no puede hacer la UE”, advirtió el titular de Inmigración. Hasta ahora la agencia europea de fronteras, Frontex, sólo actúa a requerimiento de los Estados y apenas tiene medios para desarrollar misiones ambiciosas.
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