Catar: Entre amigo estratégico y ‘enemigo público número uno’
Barack Obama recibe en la Casa Blanca al jeque Tamim entre críticas por el apoyo financiero del emirato del golfo Pérsico al Estado Islámico
Catar no solo alberga hoy el cuartel regional del Comando Central de Estados Unidos en la base aérea de Al Udeid, también es el hogar de dos históricos líderes de la Gamá Islamiya, sucursal de los Hermanos Musulmanes y responsable en la década de los ochenta y noventa del asesinato del presidente egipcio Anuar Al Sadat y del atentado en el templo de Luxor en el que sus militantes mataron a más de 60 personas, la mayoría turistas.
Mientras que Estados Unidos no tiene en su lista de organizaciones terroristas a los Hermanos Musulmanes sí tiene a Hamás, grupo que tiene su cuartel político en Catar, donde reside su líder, Jaled Meshal, y al menos otros dos altos cargos de la organización palestina. Los lazos de Catar con Hamas no son nuevos y tienen connotaciones históricas, ya que el antiguo jeque, padre del actual gobernante, se convirtió en 2012 en el primer jefe de Estado en visitar Gaza después de que el grupo militante palestino llegara al poder en 2007.
Catar es un país miembro de la coalición militar contra el EI que vive bajo la sospecha de financiar el terrorismo islamista
Con este telón de fondo, más el hecho de que Catar es un país miembro de la coalición militar contra el autodenominado Estado islámico (EI) que a la vez vive bajo la sospecha de financiar el terrorismo islamista, el presidente de Estados Unidos ha recibido hoy en la Casa Blanca a Tamim Bin Hamad al Zani, jeque del pequeño emirato del golfo Pérsico. “EEUU y Catar tienen una fuerte relación en temas de seguridad”, ha dicho Barack Obama en una breve rueda de prensa junto al jeque catarí. “Catar es un fuerte aliado en nuestra coalición para degradar y en última instancia derrotar al Estado islámico”, ha puntualizado el mandatario norteamericano. El jeque, en su primera visita oficial a la Casa Blanca desde que heredó el poder en 2013, no hizo más que refrendar esa fuerte relación bilateral.
Pero “proveer un ambiente permisivo” –según funcionarios de la Administración Obama- para que los terroristas islamistas operen con impunidad financiera mientras que se visita Washington llevando un mensaje de cooperación en materia de seguridad ha provocado que se considere a Catar un Estado con doble cara, un amigo estratégico necesario para la Casa Blanca pero un enemigo público para las voces más críticas de la derecha norteamericana.
Dicho lo anterior, no es extraño que en los días anteriores a la visita del jeque, esa misma derecha hambrienta de polémica con réditos políticos se preguntara cómo era posible que el presidente fuera a recibir al mandatario de “un país que apoya la Yihad” y no hicera lo mismo de cara a la futura visita del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que hablará en el Congreso de EEUU el 3 de marzo por invitación de la mayoría republicana.
Un estudio asegura que la actuación de Catar en la lucha contra la financiación del terrorismo pone en duda que el país sea un aliado y un amigo de confianza
Si el secretario de Estado, John Kerry, ha establecido fuertes relaciones con diplomáticos cataríes con el fin de que sus mensajes lleguen a Hamás y los territorios palestinos, a los talibanes de Afganistán o a los rebeldes de Siria y Libia, el Pentágono utiliza la base militar de Al Udeid para lanzar sus operaciones aéreas en la región y no pierde de vista los enormes recursos financieros que posee el emirato, dispuesto a invertir en material militar y tecnológico.
Y sin embargo, hay quien recuerda que las amistades estratégicas no están escritas en piedra y que el departamento de Defensa puede decidir trasladar su base actual en Doha a otro país de la región como lo hiciera hace más de una década cuando la sacó de Arabia Saudí.
Un estudio de finales de 2014 de la Fundación para la Defensa de las Democracias aseguraba que “la actuación de Catar en la lucha contra la financiación del terrorismo pone en duda que el país sea un aliado y un amigo de confianza”. “A pesar de su minúsculo tamaño, Doha es descrita por algunos cargos norteamericanos como la mayor fuente de la región de donaciones privadas a grupos radicales en Siria e Irak”.
Catar es el país del mundo con mayor renta per cápita, según el FMI,e invierte importantes sumas de dinero en Estados Unidos
Para David Weinberg, autor del anterior informe citado, la negligencia de Catar a la hora de combatir la financiación del terrorismo se remonta a más de dos décadas atrás. “Doha manejó mal a la vieja guardia de Al Qaeda, lo que facilitó el 11-S y no al contrario”, explica el autor. A pesar de que EEUU mantiene sanciones por financiar el terrorismo contra un número concreto de individuos residentes en Catar, Doha se ha negado de manera repetida a llevar a juicio a esas personas y solo las ha detenido por breves periodos de tiempo.
Según explica Weinberg, ese es el caso de Abdulrahman Al Nuaymi, un catarí en la lista negra de EEUU, la ONU y la Unión Europea por financiar a las filiales de Al Qaeda en Irak, Siria, Somalia y Yemen. El antiguo jeque describía a Al Nuaymi como “un viejo amigo” que le ayudó a mantenerse en contacto con “los hombres de pensamiento político islámico”, según la prensa árabe. Esos pensadores incluían al antiguo mentor de Osama Bin Laden, Abulmayid Al Zindani, y al fundador de Hamas, Ahmed Yassin. Al Nuaymi vive a día de hoy con total libertad en Doha, “presumiblemente por sus amplias conexiones con la élite gobernante”.
Catar –el país del mundo con la mayor renta per cápita, según el FMI, y con campus de universidades como Georgetown- invierte importantes sumas de dinero en Estados Unidos. Según datos del diario The Wall Street Journal, que cita al ministro de Finanzas catarí, el emirato invertirá 35.000 millones de dólares en Estados Unidos en los próximos cinco años.
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