Turquía y EE UU tratan de resucitar a la oposición siria moderada
Los rebeldes entrenados por Washington y Ankara combatirán tanto al EI a El Asad
Cuatro años después, la guerra civil en Siria no da visos de ofrecer un vencedor claro y, entre tanto, el Ejército Libre de Siria (ELS), en el que en un principio Occidente puso sus esperanzas para derrotar al régimen de Bachar el Asad, ya no es ni sombra de lo que era. Dividido por las luchas internas, ahora apenas controla pequeñas porciones de territorio y muchos de los batallones que lo integraban han terminado por pasarse a facciones islamistas radicales como Ahrar al Sham, Frente Al Nusra (filial de Al Qaeda) o el Estado Islámico (EI); mucho mejor financiadas y equipadas para luchar contra el régimen.
De ahí la importancia del acuerdo que esta semana han firmado Estados Unidos y Turquía para entrenar y equipar a los rebeldes que, en las actuales circunstancias, son considerados “moderados” y que, en el fondo, supone un intento de resucitar al ahora moribundo ELS, tanto contra el EI como contra El Asad.
El texto suscrito en Ankara establece que, a partir del mes de marzo, entre 1.500 y 2.000 rebeldes sirios serán entrenados en un campamento militar de la localidad turca de Kirsehir, en Anatolia central. “El sitio que han ofrecido son unas instalaciones completamente nuevas”, explicó un funcionario estadounidense citado por Reuters, indicando que apenas habrá que hacerle mejoras de seguridad. En la instrucción participará el mismo número de asesores militares estadounidenses que turcos de manera que, según dijo ayer el ministro de Exteriores turco, Mevlut Çavusoglu, no se tomará ninguna decisión que perjudique al “interés” de Turquía.
Acuerdos similares se están negociando también con Jordania, que designará un campo de entrenamiento en los próximos días. Arabia Saudí se ha comprometido a culminar los preparativos en tres meses, y Qatar lo hará antes de final de año. En total, el plan es formar a unos 5.000 combatientes al año durante los próximos tres años, para así contar con una fuerza de confianza en el interior de Siria.
El martes, el almirante John Kirby, portavoz del Pentágono, explicó que su país ha “identificado” ya a los primeros 1.200 insurgentes que participarán en el programa, y que en torno a mil instructores militares estadounidenses serán enviados a los cuatro países donde se llevará a cabo el entrenamiento. Según filtraciones a la prensa turca, entre los candidatos al entrenamiento hay islamistas moderados y también laicos.
Un largo conflicto
- Marzo 2011. Una manifestación en Deráa prende la mecha de las revueltas contra el régimen de Bachar el Asad. El presidente habla de conspiración y reprime las protestas con fuerza.
- Mayo de 2011. La UE impone un embargo de armas sobre Siria. En diciembre la ONU declara el conflicto como una guerra civil
- Febrero y julio de 2012. Se inicia la ofensiva contra Homs y contra Hama.
- Mayo de 2013. La OTAN certifica el uso de armas químicas en Siria.
- Agosto de 2014. La ONU cifra en más de 190.000 los muertos en el conflicto.
Los rebeldes, antes de regresar a Siria, recibirán armamento y equipamiento militar. Por el momento ha trascendido que se suministrarán camionetas tipo pickup con ametralladoras montadas, equipos de comunicación y GPS. El almirante Kirby, de hecho, reconoció que estos nuevos combatientes podrían servir de ayuda a la hora de identificar objetivos, situar su posición sobre el terreno y comunicarla a los integrantes de la coalición contra el EI que lidera EE UU para que éstos bombardeen desde el aire.
La estrategia respecto a la guerra de Siria lleva tiempo dividiendo a Turquía y a sus aliados, especialmente desde que el EI entró en la ecuación, superando al régimen de El Asad en la lista de preocupaciones occidentales.
La inacción de Ankara frente a los yihadistas —los kurdos de Siria han llegado incluso a acusarle de cooperación— ha irritado enormemente a Washington, pero el Ejecutivo turco continuaba subrayando que sólo se implicará en la coalición contra el EI bajo ciertas condiciones, entre ellas armar a la oposición moderada, que se luche contra El Asad tanto como contra el yihadismo y que se establezca una zona tapón y de exclusión aérea en el norte de Siria.
De ahí que el nuevo acuerdo puede verse como un intento de Washington de contentar a Ankara puesto que, según Çavusoglu, los combatientes formados en el marco de esta nueva estrategia lucharán contra todas las “amenazas a la seguridad y estabilidad sirias”. Es decir, “el EI, otras organizaciones terroristas y el régimen”. Ahora, Ankara deberá responder a la demanda que el Gobierno de EE UU lleva largo tiempo haciendo: usar la base aérea de Incirlik, en el sur de Turquía, para sus operaciones en Siria e Irak.
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