El hijo de Bachelet se defiende por sus negocios millonarios
Sebastián Dávalos, en una entrevista con 'El Mercurio', dice que no considera irregular el crédito que consiguió en plena campaña
El hijo de la presidenta Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, renunció a La Moneda el viernes en medio de las presiones públicas por su salida, después de que se conocieran los millonarios negocios inmobiliarios que junto a su esposa, Natalia Compagnon, realizó desde la segunda campaña presidencial de su madre en 2013 y que la pareja acaba de sellar con una ganancia de unos 3,8 millones de dólares. Cuarenta y ocho horas después de su anuncio en el Palacio de Gobierno, donde la prensa no tuvo derecho a preguntar, el cientista político de 36 años ha concedido una entrevista el periódico El Mercurio, en donde señala que no considera irregular el crédito de 10 millones de dólares que consiguió luego de una reunión con el vicepresidente del banco, y rechazó las sospechas de uso de información privilegiada y tráfico de influencias en la operación: “No tiene nada de ilícito ni de delito funcionario como algunos sugieren (…) no hay nada. Se publicita como si aquí hubiese una cuestión extraña, delictiva, criminal, que no existe, que no es real”.
En medio de la campaña presidencial de Bachelet para retornar a La Moneda, el 6 de noviembre de 2013 la pareja consiguió una reunión con el vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic, que pertenece a una de las familias de empresarios más ricas e influyentes del país. El objetivo era conseguir un crédito de 10 millones de dólares para la empresa Caval Limitada, de la que Compagnon es dueña en un 50% y en la que Dávalos se desempeñaba como gerente de proyectos. Varias instituciones financieras se habían negado a concederles el dinero, entre otras razones porque son personas expuestas políticamente. Veinticuatro horas después del triunfo de Bachelet en el balotaje, el 16 de diciembre de 2013, sin embargo, el Banco de Chile les informó de que la operación estaba aprobada, según informó la revista Qué Pasa que desveló la trama. Estaba destinado a ser un negocio redondo: la firma iba a comprar unos terrenos en Machalí, a unos cien kilómetros al sur de Santiago, que se revalorizarían con el cambio del plan regulador, una decisión que depende del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Hace unos días, Caval concretó la millonaria operación de reventa.
El hijo de la presidenta no sabe cómo se enteró la compañía de que se trataba de un buen negocio, niega haber sabido sobre el cambio del plan regulador y no considera que haya sido inadecuado reunirse con Luksic que, según la información revelada por la prensa, pidió la presencia del hijo de Bachelet en el encuentro. “No creo que sea imprudente por una razón súper sencilla: si yo trabajo en el mundo privado, como llevaba trabajando hace mucho tiempo, no puedo estar preocupado de lo que pasa en el Gobierno y, opuesto, si yo trabajo en el Gobierno no puedo estar preocupado de lo que pasa en el mundo privado”, ha dicho el primogénito de la jefa de Estado a El Mercurio. Sobre las razones que tuvo el banquero para recibirlo, Dávalos ha dicho que esa pregunta debía responderla él. También ha señalado que no ha recibido ganancias de la operación millonaria que ayudó a ejecutar como trabajador de la empresa de la que su esposa es dueña en un 50%: “No he ganado ni un peso”. “Si yo quisiera ganar plata fácil no estaría trabajando en el Estado […] Me hubiese quedado trabajando en el sector privado o estaría ligado a la especulación de acciones o haría otro tipo de negocios”, ha agregado el cientista político, padre de los dos nietos de la socialista.
El primogénito de Bachelet tiene el argumento de que el negocio que selló la firma Caval es una transacción entre privados, que no tiene relación con la condición de su madre como candidata y posteriormente como presidenta: “La reunión que se gestó, se gestó entre privados, durante el Gobierno de Sebastián Piñera, en una época en que yo trabajaba en el sector privado y que trabajaba como trabajador dependiente de Caval Inversiones, esa es la verdad, la presidenta no tiene nada que ver con esto y no tiene por qué estar al tanto, ni tiene por qué saber lo que hacen los privados”.
No tiene nada de ilícito ni de delito funcionario como algunos sugieren (…) no hay nada
El hijo de la mandataria ha informado de que ella se enteró del crédito “por los medios”: “No tiene por qué estar al tanto de las cosas que yo como particular hago”. Consultado por la reacción de la jefa de Estado al enterarse de los detalles de este caso, en medio de las vacaciones familiares donde estaban todos en el sur de Chile, ha señalado que Bachelet le preguntó a él y a Compagnon “qué era lo que pasaba”. “Le dijimos que era un negocio entre privados, que como era entre privados no tiene ninguna injerencia con el Gobierno. Y ella entendió que por ese lado iba, que fue lo que sale diciendo el Gobierno el día lunes”.
Aunque el viernes había pedido disculpas públicas por el daño ocasionado al Gobierno y a la presidenta con el Nueragate, como se conoce esta trama, Dávalos ha señalado que el perjuicio se ha ocasionado por la información falsa difundida en los últimos diez días: “Se dijeron muchas falsedades, muchas mentiras, esa es la verdad, y queda en el aire esa sensación de que hay algo oscuro o ilícito o turbio, pero que nadie es capaz de explicar bien. Claramente queda un aura de que las cosas no estaban bien”. El cientista político nacido en 1978 en la RDA, durante el exilio de su madre, ha sugerido la posibilidad de que su caso se explique por una operación en contra de la jefa de Estado: “Quiero pensar, de verdad, que mi lealtad hacia el Gobierno y hacia la presidenta es la misma lealtad que se comparte entre ministerios y partidos. Quiero creer que esto no fue un daño a propósito a la presidenta”. “Cuando la presidenta vuelva –de sus vacaciones– tendré que buscar el espacio para conversar con ella y discutir y analizar justamente qué fue lo que pasó”.
También se ha referido a su perfil público que le ha valido críticas, por distanciarse de la austeridad de su madre y de su familia de origen, como cuando a fines de 2012 apareció en un Lexus descapotable avaluado en 50.000 dólares. “Los autos Lexus nunca han sido míos, son de una empresa de la que ni siquiera soy socio (Caval)”. Sobre la Harley-Davidson que declaró en su informe patrimonial y de intereses en medio del Nueragate, ha indicado que “esta es una moto que podría tener cualquier otra persona, vale menos que un auto y yo no tengo auto”. El primogénito de Bachelet ha señalado que no sabe con certeza a qué se dedicará en el futuro y ha reconocido estar afectado: “Lo que más me afecta de dejar mi cargo es que es el trabajo que más me ha gustado en mi vida. Es el único trabajo que me ha gustado en mi vida”.
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