Ecuador vuelve a usar la polémica ley de medios contra el caricaturista Bonil
El dibujante y el periódico 'El Universo' están obligados a pedir perdón por una viñeta sobre un legislador afroecuatoriano
El caricaturista Xavier Bonilla, Bonil, ha vuelto a ser sancionado por la polémica ley de medios ecuatoriana. La Superintendencia de la Información y la Comunicación (Supercom) ha emitido este viernes una amonestación escrita contra él por publicar una viñeta en la que criticaba la preparación de un diputado afroecuatoriano que pertenece al partido de Gobierno y que no pudo leer un discurso en la Asamblea Nacional.
El organismo de control, creado para hacer cumplir la Ley promulgada por el Gobierno de Correa en 2013, advierte al dibujante de su "obligación de corregir y mejorar sus prácticas para el pleno y eficaz ejercicio de los derechos a la comunicación" y le conmina a "abstenerse de reincidir en el cometimiento de actos que se encuentran reñidos con la Ley Orgánica de Comunicación".
La resolución, que llega justo antes del feriado de Carnaval, señala que tanto el caricaturista como el periódico El Universo, donde se publicó la viñeta, son responsables de difundir "contenidos discriminatorios" que atentan contra los derechos humanos reconocidos en la Constitución (artículos 10 y 62 de la Ley de Comunicación) y exige que en las próximas 72 horas el director del medio publique una disculpa pública a los colectivos afroecuatorianos. Esta disculpa debe publicarse en el mismo espacio que ocupa la columna de Bonil y además debe mantenerse en el portal del diario por un lapso no menor a siete días.
La sanción de la Supercom llega cuatro días después de la comparecencia del dibujante por la acusación que presentaron el pasado octubre varios colectivos afroecuatorianos, que salieron en defensa del diputado, que antes de formar parte del movimiento Alianza País fue una figura del fútbol ecuatoriano.
En la publicación de El Universo del pasado agosto se veía la foto del diputado y se leía lo siguiente: “Com… con… m … mi… diii..scurso todos diccen pobre Tin, pobre Tin. Pero con mi sueldo de asambleísta ya nadie dice pobretón, pobretón”. El argumento de la defensa fue que en ningún momento se hizo alusión al color de piel del diputado, sino que se limita a criticar la lectura entrecortada de Agustín (el Tin) Delgado.
Bonil criticó hace unos días el proceso contra él y el diario: “Gestos como estos tienen como propósito generar un malestar, un golpe al periódico que no tiene nada que ver, porque la página de opinión tiene una frase que reza que las opiniones que aparecen en esa sección son responsabilidad de cada colaborador. La responsabilidad ulterior recae en el medio cuando no se atribuye a nadie la responsabilidad de la pieza, es decir, cuando no está firmada. Esto lo único que hace es empujar la censura previa, que a su vez está prohibida por la misma Ley”.
Consultado por este diario después de que se conociera el castigo, Bonil afirmó: "Algunos piensan que la sacamos barato, porque piensan que [los funcionarios de la Superintendencia de la Información y la Comunicación] fueron benevolentes y no nos sancionaron tan fuerte. [...] Ellos necesitaban abrir la puerta de la causa de discriminación, para más adelante encontrar otra supuesta infracción y multar o pasar de lo administrativo a lo penal. La espada de Damocles ya está clavada”.
En cuanto a la recomendación sobre "corregir y mejorar sus prácticas para el pleno y eficaz ejercicio de los derechos a la comunicación", Bonil respondió: “No necesitaba de ninguna recomendación de nadie para mejorar porque por mi propia cuenta y riesgo me he encontrado en ese propósito desde hace 30 años, en ese afán de mejorar mi lenguaje o mi vehículo de comunicación, pero ya que han sido tan generosos al otorgarme una recomendación quiero ser recíproco y hacerles la misma recomendación [a la Superintencia de la Comunicación y al Consejo de Regulación de la Comunicación] para que mejoren sus prácticas y ya que su propósito es evitar la discriminación me gustaría recomendarles que escucharan las sabatinas [intervenciones semanales del presidente] donde van a tener mucho material para alertar por malas prácticas de la comunicación y así devengar su sueldo de una manera digna".
El caricaturista ya ha sido juzgado dos veces por el tribunal. La vez pasada fue en enero de 2014, cuando le exigieron que rectificara la caricatura que hizo del allanamiento a la casa de un periodista que trabajaba con un diputado de la oposición y que estaba siendo investigado por espionaje. En esa ocasión, el diario El Universo tuvo que pagar alrededor de 100.000 dólares por haber publicado la caricatura sin contrastar la versión de la Policía.
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