La perspectiva de un acuerdo nuclear agrava la tensión política en Irán
El Parlamento intenta boicotear el esfuerzo del Gobierno reformista de Rohaní
Irán conmemoró el miércoles pasado el 36º aniversario de la revolución del ayatolá Jomeini bajo la sombra de las negociaciones nucleares con Occidente. Tras ellas subyace mucho más que un compromiso sobre las capacidades atómicas de la República Islámica. Lo que está en juego es la esencia misma de ese régimen, uno de cuyos pilares es el antiamericanismo. De ahí que ante la eventualidad de un acuerdo con Estados Unidos y el resto de las potencias, estén aumentando las tensiones políticas. Los conservadores, que controlan el Parlamento, intuyen que un acuerdo nuclear, y la consiguiente apertura del país, favorecerían al Gobierno de Hasan Rohaní y a los reformistas ante las elecciones legislativas del año que viene.
En un nuevo intento de boicotear las negociaciones, un grupo de diputados conservadores ha pedido la comparecencia ante la Cámara del ministro de Exteriores y jefe negociador en el asunto nuclear, Mohammad Javad Zarif, para que explique el paseo que dio con el secretario de Estado, John Kerry, durante su encuentro en Ginebra, el pasado enero.
“Su paseo con el secretario de Estado norteamericano y su visita a Francia después de que la revista Charlie Hebdo insultara varias veces al profeta no resultan dignos del ministro de Exteriores de Irán”, le afean los parlamentarios. Zarif abordó el estado de las negociaciones nucleares con su homólogo francés, Laurent Fabius, en plenas protestas en el mundo islámico por la publicación de las viñetas sobre Mahoma. Zarif y Kerry volvieron a reunirse el pasado fin de semana en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Las voces de descontento no sólo se oyen en el Parlamento iraní. El general Mohammad Reza Naghdi, jefe de la milicia Basij (voluntarios islámicos) y representante de los sectores más conservadores, considera “imperdonable viajar a Francia mientras el presidente francés tiene en la mano la caricatura del profeta y la muestra a todo el mundo”.
Aquel paseo con Kerry en Ginebra y el viaje a Francia se han convertido en el último pretexto para tratar de minar las negociones nucleares. Los conservadores acusan al jefe del equipo negociador iraní de violar los valores revolucionarios y de no tener en cuenta los intereses nacionales. Sin embargo, Zarif cuenta con la plena confianza del presidente Rohaní, quien recientemente calificó a sus críticos de “hinchas que aplauden al equipo contrario”.
Los conservadores atacan al negociador, que tiene el apoyo del líder supremo
“Es muy irreflexivo considerar el paseo de Zarif con Kerry como un signo de debilidad diplomática. Algunos recurren a estas tácticas al ver que las negociaciones van por buen camino”, ha defendido el vicepresidente y portavoz del Gobierno, Mohammad Bagher Nobakht. El propio Zarif ha atribuido las críticas dentro y fuera del país a quienes “se oponen al levantamiento de las sanciones, porque lo ven en contra de sus intereses”.
El rifirrafe entre la Cámara y el Gobierno incluso ha motivado la intervención del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. En su página web oficial ha vuelto a publicar pasajes de un discurso que pronunció el pasado enero bajo una foto del controvertido paseo de Zarif con Kerry.
“Yo no estoy en contra de las negociaciones; que los negociadores negocien hasta cuando quieran. Considero que hay que depositar las esperanzas en los puntos prometedores, no en aspectos imaginarios; esto es lo que hace falta”, afirma la máxima autoridad de Irán. Aunque Jamenei también reitera su desconfianza hacia Estados Unidos porque rechaza levantar todas las sanciones de una vez, no deja de ser significativo el espaldarazo al titular de Exteriores.
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