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“Los alemanes tienden a angustiarse”

La mayor preocupación (58%) es el aumento del coste de la vida

Cola del paro en una oficina de empleo en Berlín.
Cola del paro en una oficina de empleo en Berlín. Jochen Eckel (Bloomberg)

Se podría pensar que la psique alemana está averiada; que, en cierto modo, sufre un trastorno colectivo. Los alemanes, o bien tienden a sobrevalorarse desmesuradamente (recordemos al káiser Guillermo o a Hitler; hay quien cita también como ejemplo la política de rescate del euro), o bien se retiran a su caparazón y se entregan a la depresión. Saltan de alegría o, la mayoría de las veces, se hunden en la miseria, pero siempre más allá de los límites de la normalidad.

No en vano el concepto de "angustia alemana" ha pasado a formar parte del vocabulario en todo el mundo. Hace alusión a la supuestamente acentuada tendencia de los alemanes a comportarse a menudo con especial temor o vacilación, o a reaccionar exageradamente movidos por el miedo. A este respecto gusta traer a colación su cautela en política exterior y, concretamente, su aversión a las intervenciones militares, o la rapidez con la que abandonaron la energía nuclear nada más producirse el desastre de Fukushima. O también la indignación por las filtraciones de datos al estilo de Google, Facebook o la Agencia de Seguridad Nacional.

"Los alemanes tienden a angustiarse. Es algo que está en su conciencia desde el final de la época nazi y de la guerra", afirma incluso el excanciller federal Helmut Schmitt.

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¿Será realmente que los alemanes son un pueblo cargado de cavilaciones? Tal vez algo sí. Por otra parte, todos los ejemplos admiten una explicación racional. La actitud defensiva en política exterior tiene que ver, por supuesto, con la locura conquistadora de los nazis; es una lección aprendida de la historia. El abandono de la energía nuclear es también un intento de ponerse a la vanguardia de un desarrollo previsible sin sombra de duda.

¿Aportan algo los sondeos? En la escala de ansiedad del grupo informático Unisys (que mide, entre otras cosas, la sensación individual de seguridad), Alemania, con 146 puntos de los 300 posibles, se encuentra más o menos en medio de los 13 países analizados. Los franceses se preocupan más (174 puntos); los británicos, menos (103 puntos); y los que se sienten más seguros son los holandeses (66 puntos). Esto podría deberse a que estos últimos gastan anualmente en seguros el doble (6.012 dólares) que los alemanes (2.977 dólares). Por otra parte, los alemanes se aseguran sobre todo contra amenazas materiales directas (seguros de vida, de accidente, de responsabilidad civil, contra robo). Parece que la enfermedad y la pobreza en la vejez no les preocupan tanto.

Estos datos concuerdan con los resultados de encuestas específicas sobre el tema de la angustia. Según la aseguradora R+V Versicherung, lo que más inquieta a los alemanes es su dinero. La mayor preocupación (58%) es el aumento del coste de la vida. Le sigue el temor a convertirse en dependientes, y, por lo tanto, en una carga para otros, al llegar a la vejez, junto con el miedo a las catástrofes naturales (51%). Además, dos tercios de las personas entrevistadas se temen que Alemania tenga que desembolsar más dinero por la crisis del euro. El "índice de angustia", es decir, la media de todos los temores personales, económicos y políticos, descendió en 2014 a su nivel más bajo desde hace 20 años. Así que los alemanes no son un pueblo de gallinas. Como dice Manfred G. Schmidt, politólogo de Heidelberg: "Reaccionan con preocupación fundada a los sucesos y los problemas actuales".

Traducción: News Clips.

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