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Así se financia la yihad en Europa

Maletas con dinero o la 'hawala', transferencia que avala el Corán, proporcionan los fondos

Combatientes del Estado Islámico, en una imagen publicada en su web.
Combatientes del Estado Islámico, en una imagen publicada en su web.AFP

Los encargados de investigar la matanza del 7 de enero en París tienen una obsesión: el dinero. ¿Cómo consiguieron los terroristas comprar las armas, viajar y mantenerse con sus míseros trabajos a tiempo parcial? El dinero que sostiene la internacional del terror no llega a través de transferencias bancarias normales. Viaja en las maletas de los simpatizantes yihadistas, o mediante un sistema informal de transferencia de capitales que se escapa por completo a los controles de los bancos centrales. Y uno de los lugares por los que pasa es Italia. He aquí cómo funciona esa red informal y qué podemos hacer.

Cherif Kouachi, autor, junto a su hermano, de la matanza de Charlie Hebdo, confesó haber recibido dinero de la célula yemení de Al Qaeda. Uno de los líderes del grupo terrorista confirmó "haber financiado la operación". Según fuentes investigadoras estadounidenses y británicas, los dos hermanos recibieron no hace mucho 20.000 dólares o más. A pesar de los meritorios esfuerzos de las instituciones responsables de controlar las transacciones sospechosas, una parte sustancial del dinero que subvenciona el terrorismo islámico no pasa por el sistema bancario oficial.

Existen al menos dos mecanismos de financiación: el primero y más rudimentario consiste en llevar en la maleta dinero en efectivo tras un viaje a los centros que los proporcionan, como Arabia Saudí o Yemen. Es un método arriesgado y, al cabo de un tiempo, el dinero se acaba. Mucho más eficaz es otro método, muy mencionado en los textos sagrados del islam, que no necesita ningún desplazamiento físico de personas y es capaz de movilizar miles de millones de euros en un día: la hawala, una palabra árabe de la que deriva "aval", y que significa "transferencia". El Corán condena sin contemplaciones la usura, pero fomenta la hawala. Varios textos sagrados (los llamados aḥadīth) hablan con detalle de este sistema de transferencia de capitales basado en la confianza. Si bien existen mecanismos similares mucho más allá del mundo islámico, la hawala tiene un arraigo especial en el sistema económico del islam debido a la condena inapelable de la usura. ¿Cómo funciona?

Para comprender la hawala no necesitamos más que trasladarnos a Carpi, en la provincia de Módena, donde las investigaciones llevadas a cabo hace unos años sacaron a la luz los preocupantes vínculos existentes entre un barbero paquistaní, narcotraficantes, sospechosos de terrorismo y una estructura mundial con base en Dubái y lazos en las principales capitales europeas, Estados Unidos, India, Turquía y Afganistán. "Pak Hair Fashion" parecía un inocente local de peluquería, situado en una calle silenciosa y arbolada cerca del Hospital de Carpi. Sin embargo, el dueño, Ahmed Pervaz, ejercía una ocupación totalmente distinta: junto a su padre y sus hermanos, era un banquero hawala. Esta actividad paralela, muy extendida en su país de origen, nació pensando en sus numerosos compatriotas residentes en Carpi.

En principio, Pervaz ofrecía un servicio bancario ilegal pero inofensivo; un paquistaní que deseaba enviar dinero a su país se lo daba a Pervaz, que a cambio proporcionaba al cliente una clave secreta —podía ser un número, o estar sacada de un versículo del Corán— y telefoneaba a un socio en Pakistán. El socio esperaba a que apareciera un emisario del cliente con la clave y le daba el dinero en moneda paquistaní. Todo muy sencillo. Pervaz ganaba dinero gracias al tipo de cambio, pero garantizaba un servicio más barato que el de los bancos y el de Western Union. El sistema de hawala tiene otras ventajas: es completamente anónimo y rápido. Pocas horas después de la entrega del dinero en Carpi, se pagaba el equivalente en rupias en Mandi, una ciudad al sur de Islamabad. En muchos casos, la hawala es el único sistema para enviar dinero a Estados corruptos o fallidos como Somalia y Afganistán, o inmersos en una guerra civil como Siria. En Kabul existen 13 bancos oficiales y alrededor de 2.000 banqueros hawala. Según cálculos del Banco Mundial, el 65% de todas las remesas que llegan al África subsahariana lo hacen a través de la hawala. La ineficacia, la corrupción y los costes exorbitantes empujan a millones de personas a usar este sistema, pero la falta de controles permite utilizarlo para transferir también dinero sucio.

Muy pronto, Pervaz decidió ampliar el negocio y entró en contacto con Naresh Patel, un personaje inquietante y poderosísimo. Patel es un hombre de negocios indio, residente en Dubái, y definido por la policía de su país como "el mayor banquero hawala del mundo". Patel organiza el envío de más de 2.000 millones de dólares al día. En 2009, Estados Unidos le confiscó 16 cuentas corrientes y más de cuatro millones de dólares y le acusó de mover dinero para Al Qaeda. Según las autoridades españolas y británicas, tenía relaciones con los cárteles de la droga latinoamericanos. Cuando el Gobierno de los Emiratos Árabes quiso arrestarlo, huyó a India, donde consiguió eludir la detención y siguió negando todas las acusaciones.

No hay duda de que Patel puso en contacto al peluquero de Carpi con grandes narcotraficantes albaneses que operaban en el norte de Italia. Los albaneses compran ingentes partidas de heroína procedentes de Afganistán, un país en el que a menudo es difícil distinguir entre traficantes, funcionarios del Estado, señores de la guerra y terroristas. Durante una operación, la Guardia de Finanzas de Milán se incautó de más de 200 kilos de droga. Las escuchas telefónicas revelaron que el peluquero Pervaz había entrado a formar parte de una organización internacional muy poderosa y movía cuatro millones de euros al día. Sin embargo, con las redes criminales internacionales llegaron también las amenazas de muerte. Pervaz explicó a su madre: "Tú no sabes nada [del grupo de Patel], es una mafia, tienen muchísimo dinero, si hago algo en su contra me matarán de inmediato, son una mafia internacional, ¿entiendes?"

El sistema que dirigía Patel era complejo. Era frecuente que un nudo de la red acumulase demasiado dinero en efectivo, y los miembros de la organización tenían que recorrer Europa para reequilibrar las cajas de los diversos banqueros. Un correo de origen libanés iba y venía entre Italia y París, donde se reunía con el representante local del grupo, un tal Alí Waynak, que a su vez viajaba entre Francia, Holanda y Reino Unido. Patel daba órdenes desde Dubái. En una conversación, le dijo al correo libanés: "Ya he hablado con Alí, él irá a verte; cuando llegues a París busca un hotel y mañana por la mañana llama a Alí desde una cabina". El parisino Alí estaba muy integrado en el entorno francés y podía reponer efectivo a quien estuviera interesado. Las autoridades acusaron a la red de Patel de haber facilitado la transferencia del dinero utilizado para los atentados de 2008 en Bombay, que causaron 164 muertos. El informe de la comisión del Congreso estadounidense sobre los atentados del 11-S llegó a la conclusión de que Al Qaeda utilizaba la hawala de forma habitual.

¿Qué pueden hacer los Gobiernos occidentales? Promover cauces legales, flexibles y baratos para transferir dinero haría que la hawala tuviera menos clientes. Ahora bien, la estrategia de "seguir el dinero" no es más que uno de los ingredientes de la lucha antiterrorista: las autoridades deben reforzar otros instrumentos, como las fuentes de información, las escuchas y la lucha contra el mercado negro de armamento, además de reformar las cárceles y dedicar más recursos a la integración y la construcción del Estado de derecho en otros países. Como en otros aspectos de la vida, buscar el dinero ayuda, pero no es suficiente.

Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia.

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