El FBI detiene por espionaje a un banquero ruso en Nueva York
EE UU destapa una trama que buscaba información sobre energía y posibles sanciones contra entidades financieras
Ecos de la Guerra Fría en un momento de tensión diplomática entre Estados Unidos y Rusia por la crisis ucrania. Agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) detuvieron este lunes en Nueva York a un supuesto espía ruso acusado de tratar de recolectar información de inteligencia y contratar a fuentes locales.
Según la investigación, la agencia de inteligencia extranjera rusa -conocida como SVR- solicitó al arrestado, a dos personas más de la misma trama y a otros agentes que recolectaran información sobre posibles sanciones estadounidenses contra bancos rusos y los esfuerzos de EE UU por desarrollar recursos energéticos alternativos.
El detenido es Evgeny Buryakov, de 39 años. Según la fiscalía, su puesto como empleado en un banco en Nueva York era una tapadera para ocultar que era un agente de Moscú. Algo que no había notificado al Gobierno estadounidense, como requiere la ley. Los otros dos integrantes de la trama son Igor Sporyshev, de 40, y Victor Podobnyy, de 27. En su caso, trabajaban como diplomáticos en el país, por lo que están protegidos por inmunidad legal. En cualquier caso, ahora residen fuera de EE UU y no han sido detenidos.
No es el primer caso reciente de espías rusos encubiertos en EE UU. En 2010, las autoridades expulsaron a 10 agentes
El FBI inició su investigación en marzo de 2012, cuando empezó a espiar físicamente y electrónicamente a Buryakov y Sporyshev, según detalla un comunicado del Departamento de Justicia. El espionaje se extendió durante dos años y medio, hasta septiembre de 2014. El FBI escrutó 48 breves encuentros entre los dos. En algunos de ellos, Buryakov le entregaba una bolsa, una revista o un papel a Sporyshev. Ambos hablaban en clave por teléfono, conscientes de que podían ser escuchados.
No es el primer caso reciente de espías rusos encubiertos en EE UU. En 2010, las autoridades expulsaron a 10 agentes, en un canje por cuatro estadounidenses, acusados de tratar de infiltrarse en altas esferas del Gobierno y empresas estadounidenses.
Pero el episodio actual no solo llega en un momento de mayor tensión, por la crisis ucrania, entre los antiguos rivales durante la Guerra Fría. Sino que está relacionado directamente -al menos desde hace un año- con dicha crisis, en concreto con la estrategia de penalizaciones de Washington a Moscú por su papel desestabilizador en Ucrania.
Desde su anexión en marzo pasado de la península ucrania de Crimea, EE UU y la Unión Europea han impuesto coordinadamente siete rondas de sanciones a Rusia. Los castigos han golpeado a los sectores de defensa, energía y finanzas rusos. Estos dos últimos ámbitos son los que interesaban a los espías rusos en EE UU.
“La detención de Buryakov y los cargos contra él evidencian que -más de dos décadas después del presunto fin de la Guerra Fría- espías rusos continúan buscando operar bajo la cobertura del secreto”, advirtió Preet Bharara, el fiscal de EE UU por el Distrito Sur de Nueva York, en el comunicado. “Nueva York puede ser más hospitalaria para empresarios rusos que durante la Guerra Fría, pero mi oficina y el FBI permanecen vigilantes respecto a las actividades de recolección de información de otras naciones”.
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