Ucrania lanza otra ofensiva contra los feudos separatistas
El Ejército bombardea Donetsk durante los combates por el aeropuerto de la ciudad
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, prometió ayer no entregar “ni un palmo de la tierra ucrania” y restablecer el control sobre el Donbás (las regiones orientales de Donetsk y Lugansk), dominado por los separatistas prorrusos. El jefe del Estado expresó estas intenciones en Kiev en un mitin dedicado a las víctimas de la violencia que ha sacudido y sacude diversas zonas del país —víctimas del “terrorismo”, según organizadores y participantes—. El mitin guardó un minuto de silencio en memoria de las 12 personas que perecieron el 13 de enero al ser alcanzado el autobús en el que viajaban por una carga explosiva en un puesto de control de Volnovaja (en la región de Donetsk). Representantes de Kiev y de los insurgentes se acusan mutuamente del suceso.
Mientras, ayer por la mañana las tropas leales a Kiev emprendieron una ofensiva con artillería y misiles que alcanzó el centro de la ciudad de Donetsk. El ejército ucranio ha recibido orden de disparar intensamente sobre las posiciones de los separatistas prorrusos en la zona, según escribió Yuri Biriukov, consejero del presidente y ayudante del ministro de Defensa de Ucrania, en su página Facebook. Los portavoces de la operación militar ucrania acusaban a los secesionistas de haber disparado 28 veces sobre las posiciones ucranias desde la noche del sábado. Por su parte, los portavoces de los insurgentes acusaban a sus adversarios de haber cometido 32 infracciones de los acuerdos de alto el fuego.
En los últimos días la situación se ha deteriorado y el sábado hubo encarnizados combates en el aeropuerto de Donetsk, una instalación hoy en ruinas. Las reuniones del grupo de contacto (Rusia, Ucrania y los insurgentes bajo la égida de la OSCE) se han interrumpido y se ha postergado la cita a la que habían sido convocados los dirigentes de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania en Astaná, la capital de Kazajstán.
Donetsk se convirtió ayer en el blanco de las unidades leales a Kiev, según dos residentes en zonas del centro de la ciudad, contactados anoche por esta corresponsal. Uno de los interlocutores dijo que los cristales del edificio donde vive habían quedado rotos por el impacto de una carga en un bloque de viviendas vecino. Según ambas fuentes, cargas explosivas habían caído en las inmediaciones del estadio de fútbol Shajtior, sede del equipo de fútbol del mismo nombre y principal centro de la distribución de ayuda humanitaria del magnate local Rinat Ajmétov, considerado poseedor de la primera fortuna del país. Uno de los interlocutores, involucrado en acciones humanitarias, afirmó que los suministros de alimentos a la ciudad, y sobre todo el suministro de agua potable, se ven entorpecidos por las restricciones a los accesos al territorio, impuestas por las autoridades de Kiev.
A consecuencia de la ofensiva militar del sábado quedó destruido un puente, que de haber sido tomado por los ucranios hubiera podido dejar aislados a los insurgentes que luchan por el aeropuerto de Donetsk, señaló uno de los interlocutores. Tanto Kiev como los rebeldes aseguran controlar el aeropuerto, pero las informaciones son confusas y ambas partes continúan en aquellas instalaciones sin que sea posible saber cuál es ahora el porcentaje del territorio que controla cada cual. Según el consejero de Poroshenko, del aeropuerto habían sido evacuados 23 heridos y 3 muertos en la noche del sábado al domingo. Representantes de los separatistas, citados por Ría Nóvosti, se refieren a 7 muertos civiles el 18 de enero, y las fuentes oficiales de Kiev aseguran que dos niños murieron en la localidad de Uglegorsk. Sometidas a tiroteos están ciudades como Marinka, Ópitnoe, Avdeevka, Granitnoe, Krasnogorovka, en la región de Donetsk.
Los ministros de exteriores de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania habían previsto reunirse el próximo 21 de enero, pero la cita puede ser cancelada, según dijo el ministro de Exteriores de Ucrania, Pavel Klimkin en una entrevista. En opinión del ministro, las actividades de Rusia en Donbás y el reforzamiento de la resistencia en la zona del aeropuerto de Donetsk tiene por fin obligar a Occidente a aceptar un cambio en el contenido de los acuerdos de Minsk, los documentos que desde el pasado septiembre han constituido el punto de partida para llegar a un acuerdo entre Kiev y los insurgentes. En opinión del jefe de la diplomacia ucrania, la escalada del conflicto tiene por fin “destruir los acuerdos de Minsk”. La fecha del 21 de enero había sido concertada por los ministros el pasado día 12 después de que su cita en Berlín no produjera ningún progreso. “¿Para qué reunirse, si no vamos a tener ningún resultado?”, subrayó Klimkin.
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