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“Europa necesita una refundación democrática, y no amenazas”

"La política de la UE no lleva a ningún sitio, sólo a un callejón sin salida", afirma la dirigente Es el cargo electo más importante del partido liderado por Alexis Tsipras

MARÍA ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO (ENVIADA ESPECIAL)
La dirigente de Syriza Rena Dourou celebra junto a Alexis Tsipras sus resultados en las elecciones europeas, el pasado 25 de mayo.
La dirigente de Syriza Rena Dourou celebra junto a Alexis Tsipras sus resultados en las elecciones europeas, el pasado 25 de mayo. orestis panagiotou (efe)

Rena Dourou (Atenas, 1974) gobierna desde el pasado 1 de septiembre la región griega del Ática, una extensión mayor que Malta o Luxemburgo y similar a la de Bélgica. En este enorme territorio, que genera el 35% del PIB nacional, vive el 40% de los 11 millones de griegos y, lo que es más importante de cara a las urnas, vota el 30% del censo. En las regionales de mayo lo hicieron mayoritariamente (50,8%) por ella, es decir, por Syriza, el partido al que pertenece y que lidera las encuestas ante los comicios anticipados del próximo día 25. “No nos votaron porque les prometiéramos el cielo y las estrellas, sino porque les dijimos la verdad”, subraya.

Licenciada en Pedagogía y máster en Políticas, Dourou amplió estudios en Francia, Turquía e Inglaterra y habla cinco idiomas; un perfil cosmopolita con una posición muy clara sobre Europa, en un momento en que arrecian las advertencias sobre la permanencia de Grecia en el euro, aventadas sobre todo desde Alemania y que este lunes hicieron caer un 5,6% la Bolsa de Atenas. “Un reciente artículo en Der Spiegel desmiente absolutamente tanto a la canciller [Angela] Merkel como a la Comisión [Europea]. Esta táctica, este intento sistemático de amenazar no es política, sobre todo cuando muchos ven que la actual no lleva a ningún sitio, sólo a un callejón sin salida. Hoy más que nunca Europa necesita una refundación democrática, con políticas que conduzcan al desarrollo y el empleo. Se trata, en otras palabras, del dominio de la política sobre los mercados. Y esta evolución no sólo implica a uno o dos países, sino a toda Europa”.

“[En Syriza] Somos europeos pragmáticos”, prosigue la gobernadora sentada en un sofá de su despacho, con espectaculares vistas a la Acrópolis. “No se trata de si estamos a favor o en contra de Europa o del euro, lo relevante es cómo hemos llegado hasta aquí y la manera de funcionar de la UE… En 2009, cuando entramos en el Parlamento con el 4% de los votos, [Alexis] Tsipras ya advirtió de que habría una crisis de la deuda, y el Gobierno hizo oídos sordos”.

Tras dos años como diputada (2012-1014), un cargo que dejó para preparar la elección regional, Dourou es el cargo electo más importante del partido, si bien las competencias de la entidad que preside son más limitadas que las de una comunidad autónoma o un land alemán. Pero que es el mayor activo de Syriza está fuera de duda: en la presentación del programa electoral, el sábado, el de Dourou fue el único nombre propio que Tsipras pronunció en una hora de discurso. “Nos conocemos desde hace 20 años y confío absolutamente en él; tenemos muchas luchas a las espaldas”, cuenta Dourou, que sin embargo asegura que no aceptará ningún ministerio en un eventual Gobierno de Syriza.

“No entiendo la política al modo tradicional, como una carrera profesional, ser primero diputado, luego ministro, etcétera. Tengo cinco años por delante como gobernadora del Ática y aquí seguiré porque estoy convencida de que puedo ayudar a los ciudadanos. Esta es la prioridad de mi trabajo, y sobre todo aliviar la crisis humanitaria que sufre la población”, en un contexto en el que “el paro golpea a uno de cada tres ciudadanos, miles de jóvenes emigran para tener trabajo, cierran una tras otra las pymes, y se lucha agónicamente por el futuro. Por eso el nuestro debe ser un trabajo útil. Aquí y ahora. Inmediatamente”.

Con una partida de 13 millones exclusivamente para ayuda de urgencia —de un presupuesto total de 575 millones—, el Ática ofrece ayudas “sujetas a muy estrictos criterios” a personas privadas de alojamiento o luz. “Pero no damos comida, para eso están los comedores del Ayuntamiento y la Iglesia. Me resultaría fácil hacerme una foto en una de las colas [del comedor], pero no quiero ser una Evita Perón griega”.

Dourou rechaza que su experiencia al frente del Ática sea el banco de pruebas de un futuro Gobierno de Syriza. “Aquí no hacemos experimentos. Velamos, con una gestión seria y responsable, por el bienestar del ciudadano y el medio ambiente, con un poder central adverso”. En vísperas de asumir el mando de la región, pidió a su predecesor —apoyado por el Gobierno bipartito— un resumen de las cuentas y los asuntos pendientes, y recibió como respuesta que esos datos podían encontrarse en las correspondientes webs oficiales. “Naturalmente será mucho más fácil con Syriza en el Gobierno central, pero no me he llevado ninguna sorpresa, todo lo que me he encontrado lo imaginaba”, subraya, pese a que ha logrado sacar adelante desde septiembre 150 resoluciones. En agosto, antes de tomar posesión, se reunió uno por uno con los 66 alcaldes de la región —sólo 10 son de Syriza—, “algo que no se había hecho nunca antes”, “para sentar las bases de una nueva relación, participativa e igualitaria, porque para nosotros no existen alcaldes de primera y segunda categoría”.

A la puerta del despacho aguardan su turno varias personas, pese a ser víspera de Navidad (la ortodoxa se celebra este martes), en un no parar de consultas y gestiones. “No es concebible que yo tenga un despacho tan descomunal, y los trabajadores no tengan ni espacio para moverse, y no lo digo porque sea de izquierdas, sino porque hay que trabajar en condiciones dignas”. Sobre la espectacular panorámica que preside la estancia, afirma: “Casi ni reparo en ella, la verdad, me paso el día corriendo y trabajo siete días a la semana”.

Eso mismo pide a sus consejeros, un contacto continuo con la realidad, mandándolos, por ejemplo, a conocer el principal vertedero de basuras de la región, Fylis —con un volumen de 10.000 toneladas diarias, incluidos residuos tóxicos hospitalarios, lo que ha motivado las quejas de los vecinos—, “para que vieran, olieran y comprendieran la magnitud del problema”. El vertedero sigue funcionando, pero Dourou asegura firmemente que se cerrará. El mes pasado, el Tribunal Europeo de Justicia impuso a Grecia una multa de 10 millones de euros por no ajustarse a la normativa europea y permitir el funcionamiento de decenas de vertederos ilegales.

Habitual en las tertulias televisivas hasta que asumió el gobierno del Ática, en junio de 2012 fue protagonista involuntaria de una de ellas, al agredirla en directo, a ella y a una diputada comunista, el portavoz del partido neonazi Aurora Dorada (AD), Ilias Kasiadiaris. “No tengo ningún miedo; no tengo derecho a tenerlo porque estoy aquí para ayudar y asumo mis responsabilidades. Cuando sucedió, me ofreció escolta el Ministerio del Interior, pero no la acepté. Ahora no son tan provocadores, pero antes inquietaban a la derecha y la izquierda. AD ha sido una herramienta usada por el Gobierno para sembrar el miedo”.

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