El hombre que dio alas a la creciente clase media asiática
Tony Fernandes, fundador de AirAsia, llevó a su aerolínea al liderazgo de las 'low-cost'
Tony Fernandes se presenta a los actos de AirAsia sonriente, vestido en pantalones vaqueros y luciendo camiseta y gorra roja, el color corporativo de la aerolínea. Cuenta con más de 937.000 seguidores en Twitter, con los que interactúa constantemente y comparte fotografías tanto suyas como de los miles de pasajeros que cada día embarcan en alguno de los aviones de su compañía para viajar dentro del sureste asiático a un precio asequible. Su imagen de un hombre cercano y desenfadado está estrechamente relacionada con la de la su compañía, que ahora sufre el peor episodio de su historia después de la desaparición del vuelo QZ8501, con 162 personas a bordo mientras volaba entre la ciudad indonesia de Surabaya y Singapur.
Nacido en Malasia y con educación universitaria en el Reino Unido, Fernandes adquirió una AirAsia prácticamente en bancarrota en 2001 por el precio simbólico de 1 ringgit (20 céntimos de euro) y con solamente dos aviones. Con una política de precios agresiva y una atrevida campaña de promoción, AirAsia ganó popularidad de forma progresiva entre las clases populares del subcontinente, que gozaban de un servicio similar a otras aerolíneas de bandera pero a un precio mucho más asequible. Trece años después de la adquisición y con el eslogan “Ahora todo el mundo puede volar”, AirAsia opera en más de 100 destinos de 22 países de la región y ha transportado a 220 millones de pasajeros.
El éxito de la compañía se basa en que Fernandes supo anticipar la necesidad de una aerolínea de bajo coste en una región que, por su geografía y el escaso desarrollo de infraestructuras viarias y ferroviarias, el transporte aéreo es fundamental. Además, se espera que la economía de la zona crezca de media un 5,4% anual durante los próximos cinco años, según cálculos de la OCDE, lo que aumentará aún más la demanda del sector.
Con esta idea en la cabeza, Fernandes dejó un buen puesto en Warner Music para relanzar la aerolínea, aunque no tenía experiencia en el sector. “Era uno de los sueños de mi infancia y creo que hay que soñar lo imposible”, ha explicado en numerosas entrevistas. Sus otros dos sueños, poseer un equipo de fútbol y de Fórmula 1, también los hizo realidad: en 2011 compró el Queens Park Rangers de la Premier League inglesa y un año antes devolvió a la categoría reina del automovilismo el equipo Lotus, actualmente llamado Caterham. Posee una fortuna de 530 millones de euros, según datos de la revista Forbes. Por su personalidad y el imperio que ha creado, algunos comparan su historia con la del inglés Richard Brandson, fundador de Virgin, compañía en la cual curiosamente Fernandes trabajó de auditor durante un breve periodo.
“Esta es mi peor pesadilla”, admitía el ejecutivo a través de las redes sociales una vez se confirmó la desaparición del avión. Desde entonces no ha dejado de lanzar mensajes de ánimo a las familias y elogiar el papel de los empleados de AirAsia. “Tenemos que mantenernos fuertes y optimistas. Mi corazón sangra por los familiares de la tripulación y los pasajeros. Nada es más importante para nosotros que ellos”, afirmó el lunes. Probablemente haya aprendido de lo ocurrido con el vuelo MH370 de Malaysia Airlines, que desapareció hace diez meses mientras cubría la ruta entre Kuala Lumpur y Pekín con 239 personas a bordo. La gestión de la tragedia por parte de la aerolínea dejó mucho que desear por la falta de información y hasta de respeto, según denunciaron los familiares. Fernandes cogió un avión el mismo domingo destino Surabaya, donde están la mayoría de los parientes y pocas horas después rendía cuentas ante ellos para dar una imagen de transparencia.
“Un día AirAsia será tan conocida como la Coca-Cola”, aventuró hace dos años durante una visita a una planta de Airbus en la que encargó 100 nuevos aviones adicionales para seguir con sus planes de expansión. Lo que no esperaba es que la desaparición de una de sus aeronaves contribuiría a ello.
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