La breve paz en las trincheras
Las conmemoraciones de la tregua de navidad se multiplican en su centenario. Durante unos días, la I Guerra Mundial se detuvo
Cuando llegó diciembre de 1914, los soldados de todos los bandos sabían que la guerra iba a ser mucho más larga de lo que pensaban y tendrían que pasar la Navidad en el barro de las trincheras. Entonces, en la noche del 24 de diciembre, se produjo un hecho extraordinario: una tregua improvisada en numerosos puntos del frente. La llamada Tregua de Navidad está siendo conmemorada intensamente, como cierre de un año que ha recordado, en el centenario del inicio de la I Guerra Mundial, la locura homicida que marcó el siglo XX.
Desde el anuncio navideño de los supermercados Sainsbury’s, que ha logrado 1,6 millones de reproducciones en YouTube, hasta un monumento inaugurado por el presidente de la UEFA, Michel Platini, pasando por partidos de fútbol entre soldados británicos y alemanes y recreaciones de aquel momento en la ciudad belga de Ploegsteert, las conmemoraciones de la tregua se han multiplicado, como recuerdo de que, en mitad de la locura absoluta, hubo un oasis de cordura. Hasta el videojuego bélico Verdun ha decretado su propia tregua y los jugadores se enfrentarán hasta final de año con bolas de nieve en vez de con balazos.
“Recuerdo el silencio, el misterioso silencio”, aseguraba en 2004, cuando tenía 108 años, el que seguramente era el último testigo de aquella tregua, Alfred Anderson, en una entrevista con The Guardian. “Durante dos meses, lo único que había escuchado eran bombazos, disparos y voces alemanas en la distancia”. La BBC realizó en los años ochenta un emocionante documental con entrevistas a tres testigos de aquel momento, cuando tenían 80 años. Al recordarlo, todavía se les saltaban las lágrimas. “Como todas las Navidades, dedicaré una parte de mis pensamientos a aquello. Y recordaré a mis amigos que nunca lograron volver a casa”, agrega Anderson.
La descripción de Anderson no se parece a la imagen tradicional de la tregua, asociada con partidos de fútbol entre enemigos. Sin embargo, la mayoría de los historiadores creen que más bien fueron peloteos ocasionales y que los soldados agotados dedicaron sus energías a enterrar a los muertos en tierra de nadie, a veces conjuntamente, y sobre todo a intercambiar regalos y charlas. “Ellos no querían la guerra, nosotros no queríamos la guerra. Podíamos haber acabado todo ahí”, relata uno de los soldados entrevistados por la BBC.
La tregua siempre ha estado ligada a Noche de Paz. Todo empezó cuando esta melodía empezó a surgir de las trincheras alemanas en Nochebuena y los soldados británicos respondieron con sus propios villancicos (no con la versión inglesa de esta canción austriaca como se ve en alguna reconstrucción posterior, porque entonces era todavía muy poco conocida en el mundo anglosajón). Al día siguiente, los soldados fueron saliendo de sus trincheras para encontrarse en tierra de nadie. La paz duró en la mayoría de los casos hasta el Boxing Day, el 26 de diciembre. Cuando la noticia llegó a los Estados Mayores, los oficiales amenazaron a los soldados con consejos de guerra si volvían a confraternizar. Pero no todos los suboficiales estuvieron de acuerdo con aquel momento de paz. Uno de ellos escribió: “Estas cosas no deberían pasar en tiempos de guerra. ¿No tienen los soldados alemanes sentido del honor?”. Aquel cabo se llamaba Adolf Hitler y demostró como nadie que el horror y la violencia iban a vencer de nuevo a la razón.
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