Más de 600 estudiantes de EEUU recalan en Cuba en un viaje académico

El crucero M. V. Explorer atracó este fin de semana en La Habana, con 624 estudiantes de 248 universidades estadounidenses a bordo, para cumplimentar un programa de intercambios, conferencias y excursiones por la isla. Cuba y Estados Unidos rompieron relaciones diplomáticas plenas en el año 1961 y desde entonces los ciudadanos norteamericanos que viajan a la isla deben recibir la preceptiva autorización de su Gobierno. El crucero había comenzado sus viajes a la isla en 1999, y los cumplimentó en diez ocasiones, pero debió interrumpir las escalas en la mayor de las Antillas en 2004, coincidiendo con las prohibiciones impuestas por George Bush a la isla comunista. El año pasado el crucero recuperó su licencia y regresó a La Habana tras nueve años de ausencia.

La reanudación de las visitas del Explorer, que zarpa hacia EEUU este miércoles, responde al interés de los dos países por mantener abiertos algunos canales de contacto binacional, fundamentalmente en el flanco académico, cultural y religioso. La embarcación llegó al puerto de la capital este sábado procedente de Barbados en el marco de un programa, auspiciado por la Universidad de Virginia, que permite a los estudiantes estadounidenses viajar por el mundo junto a profesores y administrativos.

Recibió a la expedición Frank González, rector de la Universidad de La Habana (UH), la institución anfitriona. En declaraciones a la prensa local durante el desembarco, los estudiantes del programa “Semestre en el Mar” afirmaron “estar “contentos” de visitar Cuba, un país del que “se habla mucho pero se sabe poco”, según la agencia Efe. La Habana es la última escala de una travesía denominada "Semestre en el mar" que comenzó en Londres y visitó 18 ciudades de diferentes países, entre ellos Rusia y Brasil.

La flexibilización aplicada por la Administración de Barack Obama incluyó la eliminación de trabas a los viajes de los ciudadanos estadounidenses de origen cubano y el envío de remesas a sus familiares en la isla, pero mantuvo la prohibición de viajar al resto de los estadounidenses, que frecuentemente enmascaran sus visitas a la isla definiéndose como viajeros de paquetes “culturales”.

Otras agencias eligen los paquetes religiosos, pero en todos los casos deben asociarse con instituciones religiosas o culturales inscritas oficialmente como tales. En ambos casos los viajeros efectúan algunas actividades de ese tenor, como asistir a conferencias o eventos, o visitar una fábrica de tabaco, pero el grueso de la estancia la emplean en hacer turismo o dedicarse a otras actividades.