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Cameron fracasa en su promesa de frenar la inmigración en Reino Unido

El saldo neto alcanza cifras récord a pesar de las políticas del primer ministro

Pablo Guimón
Policías franceses detienen en Calais a inmigrantes que pretendían introducirse en camiones para viajar a Reino Unido.
Policías franceses detienen en Calais a inmigrantes que pretendían introducirse en camiones para viajar a Reino Unido.P. ROSSIGNOL (REUTERS)

La realidad acaba de sepultar la firme promesa de David Cameron de reducir la inmigración neta en Reino Unido por debajo de los 100.000 para el final de su primera legislatura en el Gobierno. El total de extranjeros que vino a trabajar a Reino Unido menos el total de británicos que se fue a trabajar al exterior, entre junio de 2013 y junio de 2014, es de 260.000 personas. Se trata de una subida interanual del 43%, la segunda mayor desde que existen registros. 78.000 inmigrantes netos más que el año anterior y 16.000 más que cuando Cameron llegó al poder en 2010.

Los datos publicados por la Oficina Británica de Estadística fulminan toda esperanza de alcanzar la cifra prometida para mayo del año que viene, confirman la atracción que las buenas cifras económicas del país ejercen sobre trabajadores cualificados de todo el mundo, y ofrecen una buena ración de carnaza para alimentar el discurso populista del partido antieuropeísta UKIP. Todo ello, mientras el primer ministro conservador prepara su discurso, previsto para antes de Navidad, en el que enunciará su propuesta de recorte del derecho de libre circulación dentro de la Unión Europea, sobre el que espera construir la renegociación de los términos del encaje de Reino Unido en los tratados europeos.

Tanto la inmigración de fuera como de dentro de la Unión Europea han subido en este periodo. Ha habido 45.000 inmigrantes europeos y 30.000 extraeuropeos más que en los 12 meses anteriores. En total, 583.000 personas (228.000 de ellas ciudadanas europeas) han venido a trabajar a Reino Unido entre junio de 2013 y junio de 2014, y 323.000 británicos han abandonado el país para vivir y trabajar fuera.

Los datos se anuncian después de la publicación, a principios de mes, de un estudio de la University College de Londres, que revelaba que los inmigrantes de los diez países que se unieron a la UE en 2004 aportan más de lo que obtienen del Estado en ayudas. Su aportación neta fue de 5.000 millones de libras entre 2004 y 2011.

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El secretario de Estado de Inmigración, James Brokenshire, ha insistido en que, a pesar de las cifras “decepcionantes”, el Gobierno ha reducido en un 25% la inmigración de fuera de la UE desde 2010. “Cuando tenemos el control, vemos el impacto”, dijo, y aseguró que eso no sucede con la inmigración europea. El primer ministro, aseguró Brokenshire, “explicará pronto cómo pretendemos reformar la libertad de movimiento dentro de la UE que está produciendo el crecimiento de la inmigración en Reino Unido”.

Para el viceprimer ministro, el liberal-demócrata Nick Clegg, cuyo partido siempre se ha opuesto a la reducción de la tasa neta de inmigración prometida por sus socios de Gobierno, “esta es una preocupación de los conservadores”. “Ellos hicieron la promesa”, aseguró, “y ahora que la han roto deberán sufrir la vergüenza de haberlo hecho”.

Los datos suponen una suculenta munición para la campaña de UKIP. El partido de Nigel Farage —azote de Cameron, a quien acaba de robar su segundo diputado— crece a costa, sobre todo, de los conservadores y ha logrado situar la inmigración y el antieuropeísmo en el centro del debate político. “Las astronómicas cifras de inmigración muestran un fracaso abyecto de este Gobierno en el control de la inmigración, a pesar de las innumerables promesas a la gente”, señaló Steven Wolf, el portavoz del ramo del partido. “No hay nada que Cameron pueda hacer o decir para enmendar este estrepitoso error”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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