Hallados los cuerpos de once jóvenes decapitados en Guerrero
Otras 14 personas murieron en la localidad en dos choques entre bandas rivales en julio
La violencia no da tregua en el Estado mexicano de Guerrero. Las autoridades han encontrado durante la mañana de este jueves los cuerpos de 11 jóvenes en un camino sin asfaltar del municipio de Chilapa, a unos 170 kilómetros de distancia de Iguala, donde desaparecieron el 26 de septiembre pasado 43 estudiantes de magisterio. Los cadáveres presentaban quemaduras y habían sido decapitados.
Todas las víctimas son hombres de entre 20 y 25 años, fueron disparados y posteriormente rociados de combustible. Junto a los cuerpos, las fuerzas de seguridad hallaron un mensaje dirigido a un grupo del crimen organizado. Según fuentes del Estado, el miércoles por la noche hubo un enfrentamiento en uno de los barrios del pueblo, por lo que los hechos podrían estar relacionados.
En el mes de julio, otras 14 personas murieron en la cabecera municipal de Chilapa en dos enfrentamientos entre bandas rivales. Los sucesos provocaron que durante varios días se declarara un toque de queda en el ayuntamiento ante el temor de más hechos de violencia. Chilapa tiene alrededor de 31.150 habitantes y está situado en la región centro del Estado, a poco más de 50 kilómetros de la capital, Chilpancingo.
El macabro episodio se produce dos meses después de la muerte de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes de la escuela de maestros de Ayotzinapa en Iguala, tras un choque con la policía local. El Gobierno anunció el pasado 7 de noviembre que, según el testimonio de tres detenidos, los jóvenes fueron quemados en el basurero de Cocula.
El caso ha despertado la indignación de una parte de la ciudadanía, con protestas en varias ciudades del país y algunas acciones violentas contra las sedes de los partidos políticos y las instituciones de gobierno en diversas entidades, entre ellas Michoacán y el Distrito Federal. El exmandatario guerrerense Ángel Aguirre, del izquierdista PRD, fue uno de los primeros en caer por la crisis de Iguala, que también ha deteriorado la imagen internacional de México y la de su propio presidente, Enrique Peña Nieto, quien este mismo jueves se ha visto obligado a mover ficha y ha anunciado al país una ambiciosa batería de reformas para frenar la infiltración del crimen organizado en las administraciones locales.
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