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Los republicanos acusan a Obama de dañar la presidencia

Califican de “sabotaje” su acción unilateral para proteger a casi cinco millones de indocumentados

Silvia Ayuso
El líder republicano de la Cámara Baja de EEUU John Boehner
El líder republicano de la Cámara Baja de EEUU John Boehner J. Scott Applewhite (AP)

Desde “sabotaje” a “ruptura de la confianza” o una “amenaza a la democracia” y a la esencia misma de la forma de gobierno de Estados Unidos. Los republicanos no han escatimado en críticas contra la decisión unilateral del presidente Barack Obama de proteger de la deportación a casi cinco millones de indocumentados ante la falta de acción legislativa del Congreso.

Y reiteran que lucharán con todos los medios a su alcance contra esta acción más propia de un “emperador” que de un presidente. Aunque siguen sin revelar cómo.

Con decisiones como la anunciada la noche del jueves, Obama “está dañando la presidencia”, advirtió este viernes el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.

Sus colegas de bancada e influyentes presidentes de comités en la cámara baja Michael McCaul y Bob Goodlatte han descrito también la acción de Obama como una “bofetada a la Constitución y al pueblo estadounidense”.

Según Boehner -responsable de que nunca llegara a votarse en la Cámara de Representantes la propuesta de ley migratoria que el Senado aprobó el año pasado de forma bipartidista y que habría evitado una acción ejecutiva de Obama-, el presidente ha decidido “no escuchar al pueblo estadounidense”.

“Con esta acción, el presidente ha decidido de forma deliberada sabotear cualquier posibilidad de implementar las reformas bipartidistas que él asegura que quiere ver”, agregó Boehner. De esta forma, se escudaba del desafío directo que el presidente les lanzó durante su discurso migratorio, cuando les dijo que hay una forma muy sencilla de frenar sus medidas unilaterales: “aprobando una ley” migratoria.

El líder republicano en la cámara baja aseguró que su partido no se quedará de brazos cruzados ante este “desafío” presidencial y que dará una respuesta “en los próximos días”.

“No vamos a quedarnos parados mientras el presidente socava el Estado de derecho de nuestro país y pone vidas en riesgo. Escucharemos a los estadounidenses, trabajaremos con nuestros miembros y protegeremos la Constitución de EE UU”, prometió.

Su colega y nuevo líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, también ha prometido que la oposición “actuará” ante la acción migratoria de Obama.

Pero ninguno de los dos principales republicanos del Congreso -ni otros de menor rango- ha querido hasta ahora desgranar una estrategia clara para combatir al presidente demócrata. Algo que revela las profundas divisiones internas que esta cuestión -y otras- generan en un partido que, con la recién adquirida mayoría en las dos cámaras legislativas, tiene ahora el reto de demostrar que es capaz de gobernar.

Consciente de ello, McConnell se limitó a decir el jueves que se están “considerando varias opciones”. Pero, al igual que Boehner, no dijo cuáles.

Los más conservadores del partido han amenazado con iniciar un impeachment, un proceso de destitución, o con provocar al menos otro shutdown, un cierre del gobierno. Pero McConnell y otros líderes republicanos ya han dejado claro que no les interesa una opción tan extrema, que podría además acabar siendo contraproducente para su propia imagen, tal como sucedió hace un año en medio de la batalla por el presupuesto.

“Un impeachment o el cierre del gobierno desviaría la atención desde él (Obama) hacia nosotros”, advertía en este sentido el senador de Carolina del Sur Lindsey Graham. “Hay algunos que quieren tener sus 15 minutos de gloria con esto, pero los demás queremos un Partido Republicano que pueda competir de cara a 2016”, cuando habrá elecciones a la Casa Blanca, agregó.

Una medida intermedia -en momentos en que se avecina el cierre de las negociaciones sobre la financiación del gobierno- sería la aprobación de partidas de fondos a corto plazo, para presionar a Obama. Pero algunos apuntan a que ello también entraña riesgos para los republicanos si no cuentan con un plan B claro en caso de que el presidente no ceda.

El Senado, que en enero estará también en manos republicanas, podría negarse también a confirmar cualquier aspirante a un cargo en el gobierno nominado por Obama, como Loretta Lynch para sustituir a Eric Holder como fiscal general del país, tal como ha propuesto el senador ultraconservador Ted Cruz.

El gobernador saliente de Texas y “presidenciable” republicano en 2016, Rick Perry, adelantó por su parte la posibilidad de que su Estado presente una demanda judicial por lo que estima le costará a sus contribuyentes la decisión del presidente demócrata.

En todo caso, no pocas voces republicanas llamaron en las últimas horas y días a no reaccionar en caliente para evitar caer en lo que consideran un intento de Obama de provocarlos.

A los demócratas “les encantaría que mordiéramos el anzuelo. Pero no vamos a morder el anzuelo”, aseguró el veterano senador republicano John Cornyn.

El dilema de los republicanos proinmigración

S. Ayuso

¿Qué hacer cuando tu partido es en buena parte responsable de que hayan fracasado los esfuerzos legislativos que apoyaste y que habrían evitado que el presidente Barack Obama actuara por su cuenta en inmigración? Esa es la difícil posición en la que se encuentran no pocos congresistas y senadores republicanos que durante los últimos años trabajaron arduamente por lograr una reforma migratoria en el Capitolio, conscientes de que no hacerlo supone alienar a un importante electorado como es el hispano.

Su respuesta: criticar al presidente Obama, pero a la par dar un tirón de orejas a sus propias filas.

Los senadores republicanos Marco Rubio, John McCain y Lindsey Graham formaron parte del “Grupo de los Ocho”, el equipo bipartidista que elaboró una amplia propuesta de ley migratoria que en junio de 2013 logró una histórica victoria en el Senado. Ese texto sin embargo acabó fracasando por la negativa de la cámara baja en manos republicanas a llevarlo siquiera a votación.

Los tres han criticado ahora a Obama por su acción unilateral, con la que creen que “va a hacer más difícil aún” la búsqueda de una solución conjunta, en palabras del “presidenciable” Marco Rubio. Lo que ha hecho el presidente es “equivocado, irresponsable y dañará nuestros esfuerzos para arreglar el quebrado sistema migratorio”, coincidió Graham.

“Estamos de acuerdo con algunas de las medidas anunciadas”, señalaron por su parte los congresistas Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, que también trataron de elaborar una propuesta migratoria aceptable para su Partido Republicano. Pero, subrayaron en un comunicado conjunto, “la orden ejecutiva del presidente dificulta aún más la aprobación de una reforma justa y razonable del sistema de inmigración de nuestro país”.

Una opinión compartida por el influyente senador y excandidato presidencial John McCain, quien sin embargo resumió también la demanda que este grupo de legisladores hace a su propia formación conservadora: “Los republicanos tienen que estar a la altura de la ocasión” y aceptar resolver la cuestión migratoria, demandó.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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