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El incómodo paje de San Nicolás

Holanda impide a los alcaldes que decidan sobre el color de la piel de ‘Zwarte Piet’ Tradicionalmente, el criado ha sido negro, lo que es considerado racista

Isabel Ferrer
San Nicolás, con sus pajes en la cabalgata de Ámsterdam de 2013.
San Nicolás, con sus pajes en la cabalgata de Ámsterdam de 2013.P. DEJONG (AP)

Es posible que Zwarte Piet (Negro Pedro), el paje que ayuda a San Nicolás el 5 de diciembre a repartir regalos entre los niños, ni siquiera existiera en realidad. Sin embargo, la figura del acompañante del legendario Obispo de Mira (Turquía) enciende pasiones hoy en Holanda. Para sus defensores, resulta inseparable de una añeja fiesta infantil y debe ir pintado de negro, con atuendo morisco, peluca rizada, pendiente de aro y labios rojos. Sus críticos, por contra, lo consideran un estereotipo racista a erradicar. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos comparte esta última opinión, y el pasado julio instó a las autoridades a revisar “su representación como un torpe sirviente negro”. El Consejo de Estado holandés ha aportado ahora otro argumento de peso al debate. Ha resuelto que no corresponde a los alcaldes decidir sobre las connotaciones raciales del personaje. Cuando autoricen las tradicionales cabalgatas, “ellos solo deben pensar en términos de seguridad y orden público”.

Técnicamente, la decisión del Consejo anula el fallo de un tribunal de primera instancia de Ámsterdam, dictado en 2013. Respondiendo a la demanda presentada por los contrarios al paje negro, el juez advirtió entonces a Eberhard van der Laan, el alcalde, de que debió haber pensado “en la discriminación denunciada por una parte de la población”, antes de dejarlos desfilar. En otras palabras, que Zwarte Piet puede representar el estereotipo del esclavo negro para los ciudadanos de dicha comunidad. No hay que olvidar que Holanda, titular de colonias en el Caribe, acaparó hace 150 años el 5% del tráfico europeo de seres humanos entre África y América.

La ONU había pedido que se revisara su representación como un “torpe sirviente”

Van der Laan apeló al Consejo de Estado, y el resto de los municipios respira ya aliviado. Sí es verdad que él hizo algunos ajustes de última hora. Los Zwarte Pieten (en plural) que lanzaban caramelos a los pequeños no llevaban pendiente ni peluca negra rizada. También lo es que la polémica ha facilitado la introducción de diversos colores en las caras y cabellos de los pajes. Una señal del debate social que anima el Consejo de Estado.

De momento, la imagen que marcará el tono en 2014 será la de Gouda. La ciudad recibe a San Nicolás el próximo sábado, que según la tradición llega de España en barco y atraca siempre en un lugar distinto del país. La bienvenida está lista, y el Consistorio ha dicho que habrá Pieten representando quesos y gofres rellenos de caramelo, las viandas locales. Un guiño conciliador. En Haarlem, por el contrario, la idea de pintar las caras de los pajes de diversos colores como homenaje a sus flores le ha valido amenazas al organizador de la cabalgata local. La tensión es también evidente en Bijlmer, un barrio de Ámsterdam de mayoría inmigrante. Allí no acudirán porque la empresa que los coordina prefiere “evitar provocaciones”. El Gobierno de centro izquierda no es ajeno a la polémica, pero espera que “la sociedad resuelva el futuro de Zwarte Piet”. Solo la derecha xenófoba de Geert Wilders ha pedido “blindar la tradición contra ataques externos”.

Aunque el discutido ayudante no apareció en Holanda hasta 1850, cuando Jan Schenkman, un maestro, publicó la obra San Nicolás y su criado, hay teorías para todos los gustos. Pudo ser un huérfano adoptado en el siglo IV por el santo o un esclavo etíope liberado que vivió después con él por gratitud. O tal vez solo tenga la cara manchada por el hollín de las chimeneas por las que se desliza. Ninguna de estas hipótesis altera por ahora la fiesta en la vecina Bélgica. El 6 de diciembre, la misma pareja, San Nicolás y su paje, reparte allí, inmutable, regalos.

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