Washington veta reuniones del ministro de Defensa israelí en EE UU
EE UU evidencia así su malestar por las ampliaciones de colonias en Jerusalén Este
“Humillación”, “bofetada”, “revancha”… La prensa israelí está eligiendo gruesas palabras para dar cuenta de la gravedad del último desencuentro entre su Gobierno y el de Estados Unidos. Esta semana, Washington ha impedido que el ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon, se entreviste con el vicepresidente Joe Biden, el secretario de Estado, John Kerry, y la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice. La agenda de su viaje a EE UU se ha limitado a un encuentro con su homólogo, el secretario de Defensa Chuck Hagel, y la embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, Samantha Power. Esta última cita tuvo lugar solo porque la orden de veto le llegó tarde a Power, según han filtrado fuentes de la Casa Blanca a medios como AP.
En el entorno de Yaalon intentan restar importancia al vacío de Washington. “Iba a ver al estamento de Seguridad y eso fue lo que pasó”, defienden. Pero lo cierto es que todos los predecesores del ministro lograron en visitas similares la atención de los estamentos más altos del país, incluyendo en ocasiones encuentros breves con los presidentes.
La Administración demócrata ha mostrado así en público su descontento con Yaalon, que ha insultado reiteradamente a su socio histórico por su supuesta “ingenuidad” e “ignorancia” en Oriente Medio, con un gesto que se lee como un rapapolvo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Yaalon llamó hace meses “obsesivo y mesiánico” a Kerry y deseó que le den “el Nobel” para que deje de molestar. Más tarde, acusó a EE UU de comportarse “cómodamente” ante la crisis nuclear con Irán. Washington replicó que sus comentarios eran “ofensivos e inapropiados”.
La brecha ha crecido después de que EE UU denunciase las recientes ampliaciones de colonias en Jerusalén Este. Netanyahu dijo que esa crítica iba “contra los valores americanos”. La Casa Blanca lo acusó de no reconocer la ayuda que le han prestado a lo largo de los años. La semana pasada Kerry avisó de que la “humillación” a que los palestinos están sometidos por Israel genera una “pérdida de dignidad” que acaba alimentando fanatismos como los del Estado Islámico, de ahí la necesidad de buscar la paz. Varios ministros israelíes lo acusaron de lanzar un bulo antisemita.
Ese bucle de desencuentros, que Yaalon daba por “superado” antes de viajar a Washington, ha cuajado en una “crisis diplomática clara”, según el ministro de Financias, Yair Lapid, quien este domingo ha pedido un trato “respetuoso” para este aliado esencial. “Hay que ser cortés con quien aporta 3.000 millones de dólares al año a nuestra seguridad”, abunda el analista Shimon Shiffer en el diario Yedioth Ahronot.
El enfado de EE UU ha hecho que ni siquiera espere a las elecciones legislativas de noviembre para evidenciarlo, pese a la influencia de las relaciones con Israel en las Cámaras, y se produce cuando el Gobierno palestino impulsa una resolución en el Consejo de Seguridad para acabar con la ocupación israelí en dos años y declarar entonces un estado pleno. Washington ejercerá su derecho a veto, alineándose con Israel, pero a día de hoy no está haciendo campaña con los demás países para que también se opongan, en un entorno en el que cualquier comentario de EE UU se convierte casi una orden. Esta inacción se entiende como otro gesto de alejamiento con Israel.
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