La difícil misión de encontrar a los que tuvieron contacto con el médico
Las autoridades sanitarias de Nueva York rastrean las actividades de Craig Spencer desde que llegó de Guinea
Como si de detectives se tratara, las autoridades sanitarias de Nueva York rastrean el relato de las actividades del doctor Craig Spencer desde su llegada a Nueva York desde Guinea, en África Occidental, para determinar qué personas han podido estar expuestas a contagio. Hasta el momento sólo hay aisladas tres personas, además del médico: su novia y dos amigos. Ninguna ha presentado todavía signos de la enfermedad.
Desde que regresó a Nueva York el pasado viernes 17, el doctor Spencer ha realizado las actividades normales de cualquier otro ciudadano: visitar un parque; comer en un restaurante; acudir a una bolera; y viajar por varias líneas del suburbano, según ha relatado a los médicos. Los responsables del dispositivo están convencidos de que la cifra de posibles afectados será mínima, ya que Spencer comunicó su contagio en cuanto sintió la fiebre y los primeros dolores gastrointestinales. La enfermedad sólo se transmite cuando el paciente es sintomático. Sin embargo, una ciudad de más de ocho millones de habitantes, con un sistema de transporte abarrotado todos los días, es el peor escenario posible para intentar seguir el rastro del virus.
Los temores iniciales crecieron cuando Spencer explicó a los médicos que la noche antes de notar los primeros síntomas había ido en metro a una bolera de Williamsburg, en Brooklyn. El trayecto desde el norte de Manhattan hasta el popular barrio es largo. Spencer explicó que volvió a casa en taxi. Los responsables médicos consideran muy improbable que el taxista haya podido ser infectado por lo que, de momento, no ha sido puesto en cuarentena. El médico acudió también, sin haber presentado todavía los síntomas, a un bar y un restaurante en Manhattan. Tanto la bolera como los otros dos sitios ya han sido limpiados.
Las autoridades se han centrado en las personas que tuvieron un contacto muy cercano con el enfermo. Los responsables del operativo han dispuesto personas responsables para cada uno de los posibles infectados. Su misión es controlar su evolución y darles asistencia durante el tiempo que dure el confinamiento, desde alimentos a cualquier otro producto o servicio de primera necesidad.
Las experiencias extraídas de Dallas, donde falleció el ciudadano liberiano Thomas Eric Duncan y dos enfermeras que le trataron fueron infectadas, están siendo muy útiles para abordar la emergencia de Nueva York. Israel Miranda, presidente del sindicato de personal de emergencias médicas, comentó a The New York Times que estaba muy satisfecho con los procedimientos que se habían seguido en el transporte del doctor Spencer desde su domicilio hasta el hospital Bellevue.
Los temores iniciales crecieron cuando Spencer explicó a los médicos que la noche antes de notar los primeros síntomas había ido en metro a una bolera de Williamsburg, en Brooklyn
Dos ambulancias y dos trabajadores equipados con trajes protectores hicieron el trabajo. Otros dos sin equipo de seguridad supervisaron el procedimiento. Cuando concluyó la operación, una unidad especial se encargó de desinfectar todo el material, incluidos los vehículos utilizados. Las personas implicadas en el traslado serán vigiladas durante 21 días para confirmar que no se han contagiado del virus. Seguirán, eso sí, atendiendo su trabajo.
En Dallas, el avión en el que viajó una de las enfermeras infectadas fue puesto fuera de servicio y esterilizado, un proceso que incluyó la sustitución de la moqueta en el área cercana al asiento que ocupó la enfermera.
El doctor Gavin Macgregor-Skinner, experto en salud pública de la universidad de Pensilvania que ha trabajado en el tratamiento de emergencias médicas en África, opinó que cuanto mayor sea el número de personas localizadas por haber estado en contacto con Spencer, mejor. “De esa manera, la gente tiene la sensación de que las autoridades sanitarias están haciendo bien su trabajo”, declaró a Reuters.
“Por lo que yo sé, y tratándose de un médico que conoce la enfermedad, el paciente se aísla a sí mismo en cuanto tiene los primeros síntomas, con lo que el número de personas expuestas se reduce mucho”, señaló el doctor Amesh Adalja, de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas. En su opinión, y a pesar de la alarma, la ciudad de Nueva York sabrá manejar la situación. “Nueva York es un modelo para el resto del país en estas situaciones. Por ejemplo, están acostumbrados a tener el mayor número de infecciones por tuberculosis del país”, afirmó a un canal de televisión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.