“Debemos ayudar a diseminar la fe y no el miedo”
En Dallas, la comunidad religiosa de la familia del fallecido por ébola hace una muestra de unidad frente a la inquietud que provoca la enfermedad
A pesar de que no conocen personalmente a los familiares de Thomas Eric Duncan, el primer diagnosticado de ébola en Estados Unidos y fallecido el miércoles en Dallas, Texas, Michele y Brian Stinecipher decidieron acudir esa misma noche a la vigilia en apoyo de los afectados que se celebró en la iglesia baptista a la que pertenece la novia de la víctima, que permanece en cuarentena.
“No dudé un instante. Jamás se me ocurriría perderme esto, porque es parte de lo que debemos hacer como creyentes, ayudar a diseminar la fe y no el miedo”. Así explicaba Michele Stinecipher su decisión de participar en la vigilia en la iglesia baptista Whilshire que, tras la muerte de Duncan, se convirtió también en un homenaje póstumo al primer fallecido por ébola en el país.
“Eso es lo que hacemos como congregación, ayudamos a los que están pasando momentos difíciles. Hoy fue un día muy duro (para la novia de Duncan) y quería venir a mostrar mi apoyo y ayudarla a pasar el luto”, coincidió Shannon Nadalini, quien al igual que hasta dos centenares de personas participaron en la ceremonia religiosa.
Durante una hora de servicio, guiados por el pastor George Mason, que ha acompañado al círculo más próximo de Duncan desde que éste fuera ingresado hace algo más de una semana con los primeros síntomas, parroquianos como los Stinecipher o Nadalini, pero también amigos de la familia y miembros de la comunidad liberiana en Dallas, se entremezclaron en los bancos de la iglesia para rezar y mostrar “unidad” en momentos en que la incertidumbre ante una enfermedad poco conocida empieza a provocar algunos señalamientos.
“Nuestro mensaje es que somos solidarios con la familia, ha sido bueno que como liberianos hayamos podido mezclarnos con ciudadanos estadounidenses para escapar del estigma de que esto es una enfermedad liberiana”, señaló Stanley Gaye, presidente de la Asociación de la Comunidad Liberiana en Dallas.
“Hemos estado todos juntos, sin que nadie tuviera miedo de nosotros, como la gente no debería tener miedo tampoco de ciudadanos de Sierra Leona o de Guinea, tenemos que mantenernos todos unidos”, sostuvo.
Para Gaye, mandar mensajes de unidad como el que siente que transmitió la ceremonia religiosa es importante ante el peligro de que la “estigmatización” se propague. Y asegura que ya hay algunos casos.
“Hoy me llamó una persona de la comunidad liberiana diciéndome que en su trabajo le mandaron a casa por lo que ha pasado, y eso que no tiene contacto con la familia, no la conoce de nada, pero el estigma está allí. Y queremos eliminarlo al menos de lo que otras personas piensan de los liberianos”.
Cerca de Gaye, Saymendy Lloyd también miraba con satisfacción a los congregados. Lloyd es amiga de la novia de Duncan y, aunque reside en Washington, viajó esta semana hasta Dallas para ayudar a la familia, que permanece en cuarentena en un lugar no revelado a la espera de ver si desarrollan síntomas de ébola o no, un periodo que puede extenderse hasta por 21 días.
Fue allí donde la mujer supo de la muerte del hombre con quien tenía un hijo y con el que, tras años de separación, pretendía casarse de nuevo, según han relatado sus familiares a la prensa los últimos días.
“Le habría gustado estar aquí, pero no puede”, recordó Lloyd y adelantó que si su amiga logra superar este periodo sin enfermar, quiere organizar un funeral en recuerdo de Duncan. Mientras, dice que ella está agradecida por el gesto de la vigilia y el apoyo de su comunidad religiosa.
“Es tan triste… nos gustaría que todo esto pasara. Rezamos para que todo esto pase de una vez”.
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