Francisco: “Que nadie se escude en Dios para justificar la violencia”
El Papa pide en Albania la colaboración entre religiones frente a los “grupos extremistas”
El papa Francisco visitó ayer Albania para lanzar un mensaje muy claro a "los extremistas" que, ocultos bajo las capuchas del fanatismo, utilizan la religión como coartada de sus crímenes. “Nadie”, dijo Jorge Mario Bergoglio ante líderes católicos, musulmanes y ortodoxos reunidos en Tirana, “puede usar el nombre de Dios para cometer violencia. Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio. Discriminar en nombre de Dios es inhumano. Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos”. El Papa puso a Albania como ejemplo de que “la convivencia pacífica y la colaboración entre las diversas religiones es posible” para la recuperación de un país que sufrió la terrible dictadura estalinista de Enver Hoxha (1944-1985) y Ramiz Alia (1985-1992).
El Papa, que en sus viajes tanto en Italia como en el extranjero sigue optando por “las periferias del mundo”, justificó así su jornada en Tirana: “Voy a Albania por dos motivos importantes. Primero, porque han conseguido --¡pensemos en los Balcanes!— construir un gobierno de unidad nacional entre musulmanes, ortodoxos y católicos, con un consejo interreligioso que ayuda mucho y es equilibrado. Mi presencia aquí es para decirle a todos los pueblos: ¡es posible trabajar juntos! El segundo motivo tiene que ver con que Albania ha sido el único de los países comunistas que contemplaba el ateísmo en la Constitución. ¡Si ibas a misa, era inconstitucional! Se destruyeron 1.820 iglesias, ortodoxas, católicas, y otras se transformaron en cines, teatros, salas de baile…”. Durante su jornada en Tirana, Francisco recordó a tantos mártires que, como el padre Giovanni Fausti, fue torturado y fusilado en 1946 junto a un primo de la madre Teresa de Calcuta.
La globalización de los mercados es necesario que se corresponda con la globalización de la solidaridad
Bergoglio tampoco quiso desaprovechar la ocasión para reincidir en los peligros del sistema económico actual: “En un mundo que tiende a la globalización económica y cultural, es necesario esforzarse para que el crecimiento y el desarrollo estén a disposición de todos y no solo de una parte de la población. La globalización de los mercados es necesario que se corresponda con la globalización de la solidaridad”.
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