_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La estrategia del caos

El objetivo de Putin es prevenir que Ucrania se democratice y se abra a Occidente

Muchas discusiones sobre Ucrania versan estos días sobre si Vladímir Putin tiene una estrategia y, en caso afirmativo, en qué consiste. Las opiniones están divididas: unos piensan que la confusión y el caos al que asistimos es producto del desconcierto de un Putin que, viéndose continuamente desbordado por los acontecimientos, ha ido improvisando una respuesta tras otra; otros sostienen, por el contrario, que las acciones de Putin obedecen a una estrategia trazada y diseñada desde hace tiempo.

Pero lo cierto es que las dos versiones son compatibles. Putin tenía una estrategia; consistía en construir una esfera de influencia en torno a Rusia. La Unión Euroasiática, que se extendería desde Bielorrusia hasta Kazajistán, era a la vez un proyecto económico y político. Su objetivo era lograr tanto la independencia económica como geopolítica de Rusia respecto a Occidente. Ese proyecto naufragó en el Maidán de Kiev, pues una parte sustantiva de la población de Ucrania se negó a secundarlo. Ese fue y es el mayor error de Putin: no entender primero y no aceptar todavía hoy que las aspiraciones de la ciudadanía no son ser dominados por una élite autoritaria y corrupta que se envuelve en la bandera para perpetuarse en el poder y enriquecerse.

Como demostró el Maidán, a poco que exista una mínima libertad de información y algo de pluralismo político, la gente preferirá una sociedad abierta y democrática a una cerrada y chovinista.

De ese error de cálculo de Putin nace su estrategia actual. Sin Ucrania es imposible seguir adelante con la Unión Euroasiática, lo que supone algo más que un revés para su política exterior: por un lado impide a Rusia lograr su autonomía económica y geopolítica, es decir, independizarse de Occidente; por otro, es evidente que una Ucrania democrática, próspera e integrada en Occidente ofrecería a la población rusa un modelo al que aspirar, poniendo en peligro el sistema político vertical que Putin con tanto esmero ha construido. De ahí que para Putin esta crisis tenga un carácter existencial.

Entendida correctamente la naturaleza de esta crisis y la percepción dominante en Moscú, las consecuencias son tan claras como preocupantes. Porque si el destino de Putin y el de Ucrania están tan íntimamente vinculados como parece, entonces la crisis no ha hecho más que empezar. Fracasado el objetivo primigenio de Putin de incorporar a Ucrania a su esfera de influencia, su estrategia sólo tiene un desarrollo posible: prevenir que Ucrania prospere, se democratice y se abra a Occidente. Ese objetivo requiere sumergirla en el caos, mantener vivo el conflicto armado y cercenar sus posibilidades de recuperación económica. Por eso, las sanciones económicas a Rusia, aunque muy severas e inevitables, no van a lograr fácilmente su objetivo. Al revés: según se aproxime el invierno y la cuestión energética cobre importancia, la Unión Europea y Estados Unidos se verán obligados a sostener económicamente a Ucrania. Rusia no sólo está dispuesta a pagar un alto precio por Ucrania sino a imponer uno aún más elevado a los demás.

Sígueme en @jitorreblanca y en el blog Café Steiner en elpais.com

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_