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Napa pide ayuda al Gobierno federal

La ciudad recobra la normalidad tras sufrir el mayor terremoto en los últimos 25 años en California

Grieta en una de las calles de Napa (California).
Grieta en una de las calles de Napa (California).JUSTIN SULLIVAN (AFP)

El miércoles se vuelve a clase, solo dos días después del resto de niños del estado de California. De los 30 centros escolares solo uno permanecerá cerrado hasta el lunes. Stone Bridge Charter School, al sur de la ciudad es la más cercana al epicentro del terremoto. Ese fue uno de los hechos más celebrados durante la exposición de Mike Parness, gerente de la localidad, durante una conferencia de prensa.

Tras revisar en varias ocasiones junto a un grupo de expertos los daños causados explicó que se están planteando subir el nivel de alerta y declarar el desastre nacional. La decisión no está tomada todavía, pero se haría con la intención de paliar las pérdidas con ayudas de estado.

Jerry Brown, gobernador de California, ya ha pedido de manera oficial ayuda a la administración central. Parness dejó que claro que, a diferencia de lo que sucede en el caso de los huracanes, con los terremotos es más difícil hacer una valoración de daños, dado que se pueden encontrar tras la fachada, bajo una carretera o en la estructura de edificios.

Tanto comerciantes como los que viven en la ciudad están preocupados por ello. Solo el 5% contaba con seguro contra seismos, según la única agencia local que ofrece este tipo de pólizas. Casey De Shong, portavoz de la agencia federal de emergencia se mostró comprensivo: “Sabemos que van a necesitar ayuda”. Pero no se concretan cantidades o plazos.

En el plano humano las mejoras son notables, solo queda una veintena de habitantes ingresados en hospitales y no se teme por ninguna vida. Los que vivían en algunas de las 70 casas declaradas inhabitables pasan la noche en un campamento temporal de Cruz Roja. La falta de agua corriente en más de 280 hogares se están paliando tomándola de las piscinas de los vecinos.

Una vez superado el miedo, la resaca del terremoto saca a la luz la necesidad de contar con un sistema de alerta mejor que el actual. Richard Allen, profesor de la Universidad de Berkeley, lidera un programa de alerta que desde hace dos años está listo, pero no se implantan sucesivas fases por falta de fondos. En su opinión, se podrían tenido algo más de los 10 segundos previos al temblor para ponerse a salvo. “Está claro que el sistema funciona”, insiste, “pero con fondos iría mejor, como pasa en México y Japón. Se podría parar el BART (un tren que recorren la bahía), avisar a las escuelas o mandar alertas a los móviles de particulares”.

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A pesar de la aparente tranquilidad, la alerta de réplicas sigue activa hasta el fin de semana.

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