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La OTAN planea reforzar su presencia militar en países fronterizos con Rusia

Plantea crear bases militares en los países bálticos y fortalecer su posición en Polonia

Ignacio Fariza

La OTAN desplegará “en un futuro próximo” unidades de intervención inmediata en los países aliados limítrofes con Rusia. En un encuentro con seis diarios europeos, entre ellos EL PAÍS, el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, ha confirmado que la presencia militar de la OTAN en países como Polonia, Estonia, Lituania y Letonia se reforzará “próximamente” y que éste será uno de los puntos más importantes que se tratarán en la próxima cumbre de Cardiff (Gales), en la que participarán todos los Estados miembros de la alianza los próximos 4 y 5 de septiembre y a la que también ha sido invitado el presidente ucranio, Petró Poroshenko. El anuncio de la creación de nuevas bases en el este de Europa llega en un momento de máxima tensión fronteriza entre Ucrania y Rusia tras la entrada, la semana pasada, de un convoy con ayuda humanitaria de Moscú sin la autorización del Gobierno ucranio y se enmarca en una estrategia general de presión occidental con severas advertencias a Rusia sobre sus “incursiones” en territorio ucranio.

“Nuestra intención es desarrollar una unidad que sea una punta de lanza dentro de la Fuerza de Respuesta de la OTAN y que esté disponible para una intervención en cualquier momento. Si se produjese una agresión, podríamos intervenir en cuestión de horas”, subraya Rasmussen. El máximo responsable de la alianza militar y exprimer ministro danés aclara que esta “mayor presencia” de los aliados en el Este de Europa tendrá carácter semipermanente, mediante una “rotación de alta frecuencia” sobre el terreno. Para su puesta en marcha definitiva, el secretario general de la organización admite que aún han de reforzar su infraestructura en estos países, con el fin de que sea capaz de acoger suministros y el equipamiento necesario para las tropas allí desplegadas.

Las bases permanentes en los países del Este chocarían con el contenido del Acta Fundacional que regula las relaciones entre la Alianza Atlántica y Rusia desde 1997. En la actualidad la OTAN solo dispone de un cuartel general en el Este, situado en Szczecin (Polonia), y garantiza la seguridad aérea de los países bálticos mediante el despliegue rotatorio de aviones de combate de otros Estados miembros. Como parte del acuerdo, este otoño España desplegará cuatro aviones Eurofighter para participar en las labores de patrullaje. Esta misión, prevista desde junio, no se vería afectada por la creación de nuevas instalaciones militares en la región.

La alianza militar enmarca esta decisión en el Artículo 5 —el corazón del tratado de la Alianza—, que garantiza una respuesta común en caso de un ataque armado contra alguno de sus miembros. “Creo que Rusia sabe que atacar a un Estado miembro sería cruzar la línea roja. Ese es el mayor valor de la Alianza.”, remarca Rasmussen. “Con esto no quiero decir que haya una amenaza inminente, sino que nuestro deber es actualizarnos continuamente y adaptarnos al nuevo entorno para seguir siendo creíbles y efectivos. Cuanto más fuerte sea nuestra determinación, menor será el riesgo de amenaza militar sobre cualquier aliado”.

Pese a la mayor contundencia de la alianza militar en sus últimas alocuciones públicas, Rasmussen ratifica el Acta Fundacional. El secretario general de la Alianza Atlántica remarca que ha sido el Gobierno ruso el que, “con sus actos”, ha pasado de tratar a la OTAN como un socio a tratarle como un adversario. Rasmussen va más allá: “Rusia es el primer país que se apropia de un territorio [la península de Crimea] por la fuerza desde la Segunda Guerra Mundial. Este hecho es, en sí mismo, una violación del Acta”.

Rasmussen confirma, además, la asistencia de Poroshenko a la cumbre y anuncia que aprovechará para mantener una reunión bilateral con la delegación ucrania. “Queremos ver en qué puntos concretos podemos ayudarles a mejorar y modernizar sus sistemas de defensa”, añade, dejando así la puerta abierta a una posible colaboración reforzada en el ámbito de la seguridad. El máximo responsable de la OTAN también reitera una de las ideas que ha traído consigo el cambio de tono en la relación con Moscú: la necesidad de incrementar los presupuestos de defensa de los 28 aliados. “Desde el final de la Guerra Fría hemos vivido un periodo de relativo buen tiempo. Ahora, en cambio, nos enfrentamos a un profundo cambio en el clima. El riesgo es mayor y hace falta más inversión”, concluye.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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