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El Kurdistán afianza su autogobierno

El avance del califato pone en peligro las inversiones petroleras en la región

Ángeles Espinosa

La bandera kurda ondea con orgullo sobre todos los edificios oficiales. Erbil era este año la capital árabe del turismo. La región autónoma del Kurdistán iraquí esperaba recibir 3 millones de visitantes. Pero en su lugar han llegado 1,2 millones de refugiados, entre los huidos de Siria y los desplazados internos. El avance yihadista a principios de este mes desató las alarmas al crear una sensación de inseguridad que ponía en peligro los logros de 11 años de autogobierno y las aspiraciones de independencia del Kurdistán iraquí.

“La seguridad se había convertido en nuestro principal activo, y no había permitido captar inversiones de decenas de miles de millones de dólares”, explica el politólogo Khaled Salih, vicerrector de la Universidad de Kurdistán. Más allá de la lengua, la cultura y su identidad diferenciada de los árabes, los siete millones de kurdos de Irak cuentan con unas reservas estimadas en 45.000 millones de barriles para respaldar su anhelo de emancipación. Ese tesoro ha atraído a medio centenar de compañías petroleras de una treintena de países desde 2003, cuando con el derrocamiento de Sadam Husein hizo realidad la autonomía de la región. Ahora, algunas han retirado a sus empleados extranjeros y existe una sensación de parálisis. Un atentado con bomba volvió a sembrar el miedo en la capital kurda.

“La ofensiva del Estado Islámico no es la única razón de la crisis económica, pero la ha agravado”, explica Shler A. Salih. Esta economista de la Universidad de Saladino se refiere a que desde el pasado enero, el Gobierno central había suspendido la transferencia de los fondos del petróleo al presupuesto regional por una disputa de competencias. “No nos deja exportar crudo directamente. Resulta difícil tener una política monetaria y financiera en esas condiciones. No podemos hacer lo que queremos”, resume.

Bagdad defiende que la venta de crudo sin su permiso viola la Constitución iraquí. Hace dos meses logró hacer bloquear un petrolero cargado con petróleo kurdo, que permanece anclado en aguas de Marruecos. También EE UU ha advertido contra decisiones “unilaterales” y a finales de julio inmovilizó otro buque cisterna con un millón de barriles frente a las costas de Texas.

A pesar de los vetos, el Gobierno regional ha logrado vender cuatro cargamentos de petróleo en los mercados internacionales, el último esta pasada semana, según informaba Reuters. Esa agencia estima que ha obtenido 400 millones de dólares desde mayo, cuando empezó a sacar su crudo por el oleoducto que va directamente al puerto turco de Ceyhan. Hasta entonces, sus exportaciones —contrabando, según Bagdad—— se limitaban a los 50.000 litros que a diario envía a Turquía en camiones.

Los responsables kurdos se quejan de que necesitan fondos para hacer frente a los yihadistas. En Bagdad se teme que un aumento de las ventas incremente la independencia económica de la región y refuerce su presión para lograr un Estado propio.

No es tan fácil. La consultora IHS Global Insight ha advertido de que la independencia no es viable fiscalmente. Para cubrir sus necesidades presupuestarias (y son elevadas debido a que el sector público emplea al 60% de la población activa) necesitaría exportar al menos 400.000 barriles diarios. Pero esos datos son anteriores a la expansión de territorio en junio, lo que elevaría el crudo que hay que vender a 600.000 barriles. La capacidad actual ronda los 225.000, aunque hay planes para llegar al millón en 2015, según la web del Ministerio de Recursos Naturales.

“La ofensiva yihadista ha obligado a los kurdos a repensar la velocidad de su marcha hacia la independencia”, señala por su parte Dlawer Ala’Aldeen, responsable de un centro de estudios kurdo. En su opinión, “un Irak democrático es mejor que un Kurdistán sin acceso al mar y rodeado de territorios hostiles”. Se muestra convencido de que los líderes kurdos ya habían tirado la toalla al respecto. Ahora, “el ataque de Sinjar ha cambiado la ecuación”, asegura.

“Estamos recibiendo un apoyo internacional sin precedentes, pero viene con la condición implícita de que nos mantengamos en Irak; además necesitamos esa ayuda para hacer frente al EI”, admite. Aún así considera que la independencia es sólo “una cuestión de tiempo. Si Irak se desmorona, llegará antes”.

 

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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