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EE UU encaja sin sorpresa la expulsión del jefe de sus espías en Berlín

La Casa Blanca recuerda a Alemania que la cooperación en inteligencia beneficia a ambos países

Marc Bassets
El presidente Barack Obama durante un discurso en Austin, Texas.
El presidente Barack Obama durante un discurso en Austin, Texas.Kye R. Lee (AP)

La Administración Obama encajó el jueves sin protestas públicas ni gestos de sorpresa el anuncio de expulsión del jefe de los espías norteamericanos en Berlín. Pero varias fuentes de la Casa Blanca recordaron que la relación bilateral, que incluye una colaboración estrecha en materia de espionaje, es beneficiosa no es sólo para Estados Unidos sino también para Alemania.

“Hemos visto las informaciones y no tenemos ningún comentario sobre una supuesta cuestión de inteligencia”, dijo en un correo electrónico Caitlin Hayden, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional. “Sin embargo, nuestra relación de seguridad e inteligencia con Alemania es muy importante y mantiene seguros a alemanes y americanos. Es esencial que la cooperación continúe en todos los ámbitos, y seguiremos en contacto con el Gobierno alemán a través de los canales adecuados”.

El presidente Barack Obama no ha vuelto a hablar con la canciller alemana, Angela Merkel, desde el pasado jueves, antes de que se conociese la noticia de que un miembro de los servicios secretos alemanes trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Desde entonces, se ha conocido el caso de otro infiltrado.

No es la primera vez que el jefe de la CIA en una capital europea es expulsado por espiar al estado anfitrión. En 1995 el Gobierno francés expulsó a Dick Holm, un veterano agente de la CIA que ejercía de jefe de la delegación en París, y a cuatro agentes más.

Holm y sus hombres habían puesto en marcha una operación para acceder a las posiciones de Francia ante las negociaciones comerciales. El descubrimiento de la operación, de la que la embajadora de EE UU en París, Pamela Harriman, no estaba informada, colocó a EE UU en una situación “embarazosa” ante sus aliados, según las crónicas de la época, y llevó a la CIA a abrir una investigación interna sobre el caso.

La Casa Blanca quiere evitar ahora que la nueva disputa por el espionaje dañe la relación con Alemania, el socio europeo de referencia para EE UU. Después de que en otoño de 2013 se conociese que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) pinchaba el teléfono de Merkel, Berlín intentó sin éxito negociar con Washington un acuerdo para limitar el espionaje mutuo.

“Seguimos en contacto con los alemanes en una multitud de aspectos, incluido a través de canales [de diálogo sobre] el cumplimiento de la ley y el orden público e incluso de inteligencia”, dijo Josh Earnest, portavoz de Obama, en respuesta a las preguntas de la prensa sobre la expulsión del espía norteamericano. “La fortaleza de nuestra relación de seguridad nacional con Alemania es importante para la seguridad nacional americana y también es importante para la seguridad nacional de los alemanes”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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