Morena, la enésima batalla de Andrés Manuel López Obrador
El Movimiento Regeneración Nacional, liderado por el excandidato del PRD, registrado como partido
Andrés Manuel López Obrador (Tabasco, 1953) ha conseguido este miércoles el aval del Instituto Nacional Electoral (INE) a su proyecto político, Movimiento Regeneración Nacional (Morena). La corriente, creada por el excandidato presidencial del PRD, la izquierda mexicana, antes de los comicios de 2012, obtiene el registro oficial como partido político tras 18 meses de batalla y un extenso recorrido de su presidente por todo el país. La inscripción permite a Morena presentarse a los comicios de 2015, donde además de renovar el Congreso federal, 17 entidades federativas elegirán 9 gobernadores, 661 diputados locales y 1.015 Ayuntamientos.
El cambio en el escenario político, con una nueva formación hecha a imagen y semejanza de su líder, el más férreo opositor a la reforma energética de Peña Nieto, pone en aprietos al partido de la Revolución Democrática. “Lo único que va a provocar Morena es la fragmentación y el debilitamiento de la izquierda, lo que se traducirá en una merma de su presencia en el Congreso”, valora José Antonio Crespo, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económica.
“La aparición del movimiento tiene dos vertientes, una buena y otra mala”, asegura el analista político Agustín Basave. “La buena es que hay una opción más en el menú político mexicano. La mala es que desde 1977 la izquierda del país había seguido un proceso de unificación creciente, contrario a la tendencia en el resto del mundo. Esta es la primera escisión en casi medio siglo. Vaticino que en las elecciones del próximo año PRD y Morena van a tener porcentajes de votos de un dígito cada uno, lo cual es una desgracia para los socialdemócratas”.
Cuando aquel 2 de diciembre de 2012, lideradas por Peña Nieto, las principales fuerzas políticas del país firmaron el Pacto por México –un acuerdo nacional para impulsar reformas estructurales-, López Obrador sentenció su ruptura definitiva con el PRD. El Peje ya había anunciado en septiembre su decisión de dejar la militancia del partido. El Tribunal Electoral acababa de validar la victoria obtenida por el PRI en julio, y su salida arrastró con él a un buen número de perredistas.
“La ley marcaba que debíamos celebrar 20 asambleas estatales y hemos hecho 30. Nos pedían 219.000 afiliados y presentamos más de 600.000”, explica sobre el proceso de registro el presidente del Comité Ejecutivo de Morena, Martí Batres. La relación de este político defeño con López Obrador viene de lejos. En 2003 fue nombrado el segundo de su Administración durante la etapa en que el tabasqueño era jefe de Gobierno en la Ciudad de México. Con Marcelo Ebrard –su sucesor- ocupó el puesto de secretario de Desarrollo Social y pujó en la contienda para ser candidato del PRD en las elecciones locales de 2012, una batalla que perdió frente a Miguel Ángel Mancera, el actual mandatario capitalino. Además de ser diputado en el DF, Batres dirigió el PRD de la ciudad de 2005 a 2006. En noviembre de 2012, después de 24 años de militancia, abandonó el partido.
En sus palabras, Morena es una organización política “de izquierda, democrática, patriótica, social, que busca que se realice en México un proyecto inspirado en la igualdad, la justicia social, la democracia, la libertad y la soberanía en la nación”, idearios que, en su opinión, no representa ya el perredismo.
"Los dirigentes y la mayoría de los legisladores del PRD aprobaron la reforma fiscal (aumentos de impuestos y del precio de las gasolinas) y con su colaboracionismo limpiaron el camino para la privatización del petróleo", escribía López Obrador en redes sociales el pasado 7 de junio en respuesta a las críticas de Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral del sol azteca, quien días antes le reprochaba haber construido su propio partido.
“Andrés Manuel significa esperanza de cambio, liderazgo limpio y honesto, cercanía con el pueblo, defensa del país y futuro para México”, asegura Martí Batres. “El principal y único capital de Morena es él”, valora José Antonio Crespo.
Sin embargo, el político de 60 años, que en diciembre sufrió un infarto, tiene a sus espaldas una larga trayectoria política que se remonta a finales de la década de los setenta. Además, ha sido candidato a la Presidencia de la República en dos ocasiones (2006 y 2012). En ninguna de ellas reconoció la derrota frente a sus adversarios (Felipe Calderón primero, y Enrique Peña Nieto después) y llamó a la insurrección social. “AMLO representa el futuro porque este país no ha cambiado”, justifica Batres. “Mitterrand en Francia, Lula da Silva en Brasil o Salvador Allende en Chile se postularon varias veces antes de llegar al poder y Nelson Mandela pasó 27 años en la cárcel, su carrera también fue muy larga”, concluye.
El papel de Morena en el panorama político mexicano crecerá en las próximas semanas con el debate de las normas secundarias de la reforma energética, una ley que pone fin al monopolio estatal de los hidrocarburos. Es este su caballo de batalla y donde López Obrador quiere recuperar el puesto de líder opositor. No en balde, Morena ya ha tomado la delantera en la movilización social por todo el país (una cadena humana cercó el Senado en diciembre).
Si bien en la discusión energética la postura del nuevo partido está claramente definida, no sucede lo mismo con temas como el matrimonio homosexual (“en cada Estado de la República hay distintos niveles de avance”, asegura el presidente del Comité Ejecutivo) o los derechos reproductivos (“las mujeres no deben ser criminalizadas por abortar, pero es un asunto que se tiene que discutir ampliamente en la organización”). Desde el sector feminista Morena no es visto como un aliado: “En público no han dicho que estén en contra de la interrupción legal del embarazo, pero siempre que se saca el tema, se declaran partidarios de realizar una consulta popular. López Obrador es cristiano y no es un asunto prioritario en la agenda del movimiento”, opinan fuentes consultadas.
Con el registro oficial como partido, desde el próximo 1 de agosto, Morena (además de Encuentro Social y Frente Humanista, dos movimientos que también han obtenido el aval) recibirá hasta final de año unos 50 millones de pesos, lo que le corresponde del 30% de la partida pública para financiar partidos, la cual se distribuye de forma igualitaria entre todas las formaciones. Cada año, en base al padrón electoral, el INE otorga una bolsa que se denomina “prerrogativas”. De esa, el 30% se reparte de manera homogénea entre todos los partidos políticos, mientras que el 70% restante se distribuye según los votos obtenidos en las últimas elecciones federales. Como Morena no se ha presentado todavía a ningún sufragio, solo tiene derecho a lo que le corresponde del 30%. Desde ahora la formación de López Obrador contará también con un espacio en la sesión del Consejo del instituto, oficinas en el organismo y privilegios en radio y televisión. La campaña para AMLO acaba de comenzar.
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