La selección de Eritrea emerge en Holanda como refugiados políticos
Los jugadores de fútbol desaparecieron en 2012 en Uganda y huyeron en busca de asilo
La selección nacional de fútbol de Eritrea, desaparecida de África en 2012 tras diputar un partido en Uganda, ha emergido en Holanda. El equipo, al que acompaña la hermana de uno de los jugadores hasta sumar 17 personas, ha recalado en la localidad de Gorinchem, (el oeste del país) como asilados políticos. Considerados unos traidores a la patria en su tierra, y con un oscuro viaje sin retorno hacia Europa, posiblemente de la mano de traficantes, los deportistas han sido acogidos por las autoridades en el marco del programa especial de refugiados que admite 500 casos extremos anuales.
No es la primera vez que unos jugadores eritreos aprovechan un torneo futbolístico para huir. Eritrea es una de las naciones más pobres del mundo, y la mayoría de los hombres, y mujeres, en edad productiva están militarizados por culpa de las guerras libradas en las tres últimas décadas contra Yemen y Etiopía. En 2009 y 2011 ya intentó salir la propia selección, compuesta por otros miembros, hacia Kenia y Tanzania. El grupo que ha recalado en Holanda malvivió durante un año a la vista del Gobierno ugandés. Estuvieron en la calle en Kampala, la capital, y en centros de acogida, sin trabajo ni seguridad sobre su futuro. Al cabo de un tiempo, se presume que pasaron a la clandestinidad en busca de la vía europea.
Están muy cansados y queremos que les dejen tranquilos. Temen que sus familias sufran represalias Anton Barske, alcalde de Gorinchem
Anton Barske, alcalde de Gorinchem, no quiere entrar por ahora en los detalles del largo y accidentado viaje del conjunto, que ha permanecido en Rumanía hasta que logró mudarse de la mano de organizaciones internacionales de refugiados. En unas declaraciones a la televisión holandesa (NOS), el edil ha reconocido que “están muy cansados y queremos que les dejen tranquilos”. “Temen que sus familias sufran represalias en casa si aparece su foto en la prensa. En nuestra ciudad disponemos de los medios y alojamiento adecuado y esperamos que se integren, porque lo han pasado muy mal”, ha dicho.
Situada en el Cuerno de África, Eritrea fue reconocida internacionalmente como país en 2002. Antes había sido una colonia de Italia, parte de la administración colonial de Reino Unido y estuvo federada con Etiopía. Aunque el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU fijó sus fronteras definitivas en 2002, el Gobierno etíope no aceptó la resolución, y los límites siguen sin estar claros. El Gobierno actual, al mando del presidente Isaías Afewerki, permite un único partido, el Frente Popular para la Democracia y la Justicia. Criticado por entorpecer precisamente el desarrollo democrático de su pueblo, en 2010, los documentos filtrados por WikiLeaks describían una situación caótica. Según el entonces embajador estadounidense, Ronald McMullen, “los jóvenes se marchan en cuanto pueden, la economía está enferma, las cárceles rebosan y el dictador se mantiene desafiante”. Su informe reforzaba el apodo de Corea del Norte Africana, dedicado al país.
Amnistía Internacional, por su parte, subraya “la falta de libertad de expresión, las torturas carcelarias para los disidentes y los que pretenden evitar el servicio militar (desde los 15 años), y la persecución religiosa”, entre los motivos de la huida de miles de eritreos. En 2011, Naciones Unidas advirtió de que el 70% de la población (5,6 millones de habitantes) no podía alimentarse adecuadamente.
Eritrea es una de las naciones más pobres del mundo, la mayoría de la población en edad productiva está militarizada por culpa de las guerras libradas en las tres últimas décadas contra Yemen y Etiopía
Por todo ello, los futbolistas escapados prefieren mantener un perfil bajo mientras se hacen un hueco en la sociedad holandesa. “Me encanta Holanda, chico”, es la única frase que ha trascendido, cuando los 17 eran repartidos en diversas direcciones. Si bien pertenecen al grupo de asilados que no pasa por las cribas rutinarias para legalizar su situación, reciben un subsidio y están obligados a buscar trabajo. También deben aprender holandés y pagar un alquiler en cuanto sea posible. La organización que opera con los refugiados se encarga “de mostrarles el funcionamiento de la sociedad holandesa para que se valgan lo antes posible”, según sus portavoces.
El deporte puede ser uno de sus agarraderos más sólidos, ya que varios equipos de aficionados de Gorinchem se han interesado por ellos. Por el contrario, a Geert Wilders, el líder radical holandés, la presencia de los jugadores le parece “una estupidez” que el Gobierno debe explicar. Justo cuando los servicios de inmigración admiten, que solo en abril, recibieron un millar de solicitudes de asilo de eritreos (más que en todo 2013), él ha remitido una carta al Congreso. En la misma pregunta, entre otras cosas, si no sería adecuado “devolverlos a Rumanía dado que pasaron primero por allí”. Asimismo, quiere saber “cuáles son las medidas adoptadas por el Gabinete para contener el explosivo aumento de eritreos”. En Gorinchem, entretanto, el club de fútbol SVW se frota las manos. “Son bienvenidos porque nuestro grupo es multicultural. Estamos abiertos al diálogo”, han dicho. Una primera ventana entreabierta para que consigan asentarse sin ser una carga para el Estado.
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